por Margarita Labarca
Yo ya no quería saber nada más sobre Gaza. Porque cada día es lo mismo: muertos y más muertos, especialmente niños pequeños, envueltos en sudarios blancos en brazos de madres y padres sin esperanzas.
Pero no queda más remedio que observar con impotencia esta tragedia que casi todo el mundo parece mirar impávido. No todo el mundo, pero a los pocos que protestan los reprime Trump y otros gobiernos rastreros, que hay demasiados.
Lo que pasa ahora es que la guerra con Iran parece que se acabó, al menos eso afirma Trump. Otros dicen que no, como ha señalado alguna prensa norteamericana, según la cual los bombardeos no sirvieron para nada.
Pues a mí y posiblemente a ustedes, que Iran tenga o no tenga una bomba atómica nos importa un pepino. Porque si unos países la tienen, según parece: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte, no se entiende por qué no la podrían tener todos. Pues entre mas países la tengan, menos peligro de guerra habrá, porque todos le tienen terror. Ningún país se atrevería a lanzar una bomba atómica porque sabe que de inmediato le enviarían otra de vuelta. Sería el acabo de mundo que nadie desea.
Pero como Trump se cree dueño de este planeta y muchos países, especialmente los serviles europeos le avivan esta convicción narcisista, decidió que los iraníes no pueden tener bombas atómicas. No, no y no.
Y ahora debemos volver nuevamente los ojos a Israel y a los palestinos, pues no podemos ignorar lo que ahí está ocurriendo.
¿Cómo puede estar sucediendo esto a vista y paciencia del mundo entero? Antes, mucho antes, la humanidad se horrorizaba por las matanzas de los nazis, las de Pinochet y otras. Mujeres y hombres se estremecían y actuaban hasta lograr que el horror se acabara.
Ahora no pasa nada, hay que reconocerlo: todos o casi todos miramos para otro lado.
Si un católico va a confesarse ¿Se le puede perdonar cualquier pecado, como la indiferencia, la apatía ante el asesinato deliberado de niños? No lo sé, pero como yo no soy creyente, me confieso con este artículo.También hice un arpillera que se llama “Guernica en Gaza”