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En apenas tres meses, el fenómeno populista de ultraderecha, Jair Bolsonaro, se desploma estrepitosamente en Brasil.
Así lo refleja la reciente encuesta de Ibope, una de las más prestigiosas de Brasil, publicada esta semana por el diario Folha de Sao Paulo, que indica que el apoyo de la ciudadanía que evalúa su Gobierno como “bien o muy bien” cayó desde un 49% en enero -cuando asumió la Presidencia- a sólo un 34 % en marzo, mientras los que estiman que lo hace “mal o pésimo” subió de un 11% a un 24 %.
Pero la cifra que más refleja la casi instantánea desilusión de los brasileños que creyeron las peligrosas frases de campaña de Bolsonaro, es la respuesta a la pregunta sobre “confianza” en este partidario de las dictaduras militares.
De este modo, mientras en enero el 62% de los brasileños “confiaba” en Bolsonaro, sólo un 49% confía hoy en él. Al contrario, la desconfianza se disparó desde un 30% en enero a un 44% en marzo.
Según la encuesta, la desconfianza en Bolsonaro es mayor en las grandes ciudades (Sao Paulo, Rio de Janeiro, etc. donde llega a un 53%) que en los pueblos del interior. Según las conclusiones de la encuesta, esta es “una mala noticia para Bolsonaro, porque los movimientos de la opinión pública acostumbran a moverse desde las grandes ciudades hacia las pequeñas y no al revés”.
La misma encuesta indica que los que aún mantienen su confianza en Bolsonaro son “los evangélicos y los más ricos”. El resto del país ya se desencantó rápidamente de este peligroso personaje.
Entre las razones que destacan para desconfiar de Bolsonaro, la encuesta indica al menos tres factores: su estrecha relación con las milicias urbanas y los grupos paramilitares; las denuncias de corrupción que han afectado a su Gobierno (un ministro suyo renunció a menos de un mes de estar en el cargo por este motivo), y sus destemplados comentarios racistas, xenófobos y misóginos a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
Además, el grueso de los brasileños aún no ve cambios concretos y la amenaza de una reforma al sistema de pensiones, anunciada por Bolsonaro en su campaña, en que se prolongaría la edad de jubilar y se elevarían las tasas de imposiciones, resulta altamente impopular, por lo que se estima que el ultraderechista Presidente de Brasil podría continuar cayendo en la evaluación de la opinión pública brasileña.
