Andrés Figueroa Cornejo / Resumen Latinoamericano / 19 de marzo de 2020
Pasado el mediodía del jueves 19 de marzo, la población penal de la cárcel Santiago 1, ubicada junto a la Penitenciaría de Santiago y de la Cárcel de Alta Seguridad, inició un motín con el objetivo de cambiar sus condiciones de cautiverio frente a la crisis epidemiológica que afecta al país y que multiplica su contagio bajo hacinamiento. Por lo demás, los presos corresponden a uno de los grupos sociales más expuestos de contraer el Covid-19.
Como si no bastara, en la cárcel Santiago 1 se encuentran cientos de prisioneros políticos del movimiento popular que comenzó el 18 de octubre de 2019, y que, la mayoría sin cargos y otros en pleno y lento proceso judicial, permanecen faltos de libertad como un castigo adicional del régimen de Piñera.
En estos momentos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos, INDH, y el Colegio Médico de Chile están gestionando su ingreso a la cárcel para constatar la magnitud de la situación y proteger a los prisioneros que están sufriendo una fuerte represión por parte de las Fuerzas Especiales y Gendarmería al interior del penal. Ya se ha notificado la existencia de heridos, y el ingreso y salida de ambulancias y personal paramédico.
En tanto, los familiares de los reos que se encuentran en el lugar no han sido informado de absolutamente nada de lo que ocurre al interior del penal.
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