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Megaempresarios, millonarios gracias a la traición de nuestros representantes políticos… y a nuestros miedos  

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Soy un convencido que el 90% de las grandes fortunas que hay en Chile arribaron al actual nivel de enriquecimiento a través de la comisión de graves ilícitos. Pido perdón por mi cobardía de ayer, pero prometo combatir sin descanso –de aquí en más- tales felonías, traiciones y corruptelas.

Arturo Alejandro Muñoz

Estas líneas las escribo con destino preciso: van dirigidas a determinadas personas, específicamente a ciertos empresarios que hoy se ufanan de ser “exitosos emprendedores”, título que gustan airear ante el público para dar a entender que ellos, merced a su personal esfuerzo, capacidad y trabajo, han alcanzado cimas económicas y sociales que el resto puede contemplar sólo desde las lejanías que otorga la base de la pirámide.

No creo un ápice en eso de “he llegado a este nivel de riqueza sólo gracias a mi esfuerzo, capacidad de ahorro e inteligencia”. Lo siento. Soy un convencido que el 90% de las grandes fortunas que hay en Chile arribaron al actual nivel de enriquecimiento a través de la comisión de graves ilícitos, entre los que es posible destacar la evasión de impuestos, la corrupción en todas sus formas, la cooptación de parlamentarios venales, la expoliación de los recursos humanos, la destrucción inmisericorde del medio ambiente, la apropiación ilícita e inmoral de bienes y servicios que no les pertenecían, el manejo de falaces y retorcidas informaciones en la prensa ‘oficial’ que les pertenece,  la negación e impedimento de educar cívicamente a la juventud del país,  etc. Y en algunos casos (escuela Santa María de Iquique, Ránquil, el Melado, y otros), mediante el asesinato de decenas –e incluso miles- de trabajadores, ciudadanos, obreros, mapuche, pobladores, campesinos, e incluso inocentes estudiantes de primaria.

Quienes hoy fungen de “grandes y exitosos mega empresarios” en Chile, deben reconocer –aunque les provoque ira más que vergüenza- el inmoral regalo recibido de manos de la dictadura militar cuando finalizaba el año 1989. Más de 300 empresas estatales fueron “vendidas” (terminacho que pretendió reemplazar al verbo “regalar”) a ciertos ayudistas de la administración totalitaria. Entre ellos hubo corporaciones empresariales que, dueñas de una frescura de cutis alarmante, cínicamente exigen hoy día aplausos del respetable.

La lista de empresas estatales ’vendidas’ (regaladas es el término exacto) por los venales integrantes de la dictatorial junta militar de gobierno el año 1988, es larga. Permítame, amigo lector, abreviarla en una nómina que me parece de mayor significación. Ahí la tiene usted, para que reflexione y rearme el tablero de la corrupción e inmoralidad que caracteriza a más del 90% de nuestros mega empresarios.

Sociedad Química Minera de Chile (SQM); Industria Azucarera Nacional (IANSA); Empresa Nacional de Explosivos (ENAEX); Compañía de Aceros del Pacífico (CAP); Laboratorios Chile; empresas eléctricas Metropolitana, Quinta Región, CHILECTRA Generación, de Melipilla y de Coquimbo; Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA); Compañía de Teléfonos de Chile (CTC); TELEX Chile. Empresa Nacional de Comunicaciones (ECOM); empresas eléctricas de Tarapacá, del Norte, de Aysén, de Magallanes; hidroeléctricas de Pilmaiquén, Pullinque, Colbún-Machicura, Pehuenche; Línea Aérea Nacional (LAN Chile); INACAP (CORFO); Instituto de Seguros del Estado (ISE); Empresa Nacional del Carbón (ENACAR); Carbonífera Schwager; Chile Films; Sociedad Chilena del Libro, Compañía de Teléfonos de Chile (CTC), Chile Films, Sociedad Chilena del Libro, EDELNOR… etcétera, etcétera, etcétera.

De la antigua ECA (Empresa de Comercio Agrícola) y de las ‘socialistas’ JAP (Juntas de Abastecimientos y Precios), los amigotes ABC1 del tirano extrajeron –gratuitamente también- artículos, insumos, bodegas, locales, clientela cautiva y remanentes financieros, para “inventar” cadenas de supermercados a lo largo de Chile.

Todas esas empresas fueron creadas, iniciadas y prestigiadas (amén de ser comprobadamente rentables) por el Estado de Chile. La mayoría nació al alero y administración de la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) a partir del año 1939. Pero, cincuenta calendarios después, en 1989, Pinochet –el mayor ladrón registrado oficialmente por nuestra Historia patria- las entregó a sus colaboradores, quienes se enriquecieron a grado sumo de la noche a la mañana sin haber exudado una simple gota de transpiración para tales efectos.

¿Cuáles son los nombres de aquellos predadores chicaguianos que propiciaron y permitieron el robo más grande que el país ha soportado en su Historia? Es posible que el listado siguiente no esté completo, ya que debe haber algunos bicharracos que han logrado mimetizarse como demócratas en esta inefable evolución duopólica, pero, pese a ello, los individuos mencionados en estas líneas deben alertar sus antenas, pues la “buena memoria” de algunos chilenos les vuelve a señalar como directos responsables de aquellas criminales acciones que atentaron contra el bienestar de la sociedad civil chilena… y contra el país en su conjunto.

Hernán Büchi Buc: Ingeniero civil en Minas, fue ministro de Hacienda desde el 12 de febrero de 1985 hasta el 3 de abril de 1989.

Sergio de Castro Spíkula: Considerado el máximo ideólogo del modelo ultraliberal inspirado en la Universidad de Chicago, fue asesor del gobierno del general Pinochet desde la primera época. Fue nombrado ministro de economía el 14 de abril 1975 y estuvo en ese puesto hasta el 27 de diciembre 1976, cuando fue designado ministro de Hacienda, donde se mantuvo hasta el 22 abril 1982. Desde el ministerio de Economía y luego como titular de Hacienda y jefe del equipo económico fue motor y ce de las privatizaciones desde su etapa de diseño y preparación de las condiciones para llevarlas a cabo. Fue De Castro quien encargó los primeros estudios sobre privatizaciones a sus asesores.

Carlos Cáceres Contreras: Ingeniero comercial, fue ministro de Hacienda desde el 14 febrero 1983 hasta febrero 1984. Posteriormente Cáceres fue ministro del Interior, desde el 17 de noviembre de 1988 al 10 de marzo de 1990. También fue presidente Banco Central entre abril de 1982 y agosto de 1983. Desde 1991, preside el Instituto Libertad y Desarrollo. Ha reconocido en entrevistas que la UDI es el partido que más lo interpreta en lo político. Fue rector de la Universidad Adolfo Ibáñez -en 1990- y después permaneció como vicepresidente ejecutivo y profesor de esa Universidad.

Bruno Philippi Yrarrázaval: Ingeniero civil, asesor de Hernán Büchi, cuando éste fue ministro de Hacienda y uno de sus mejores amigos, fue secretario general de la Comisión de Energía entre mediados de los ‘70 y 1984. Se le considera uno de los cerebros de la privatización de las empresas y de las medidas que apuntaron a la jibarización de la Universidad de Chile. Uno de los diseñadores de la privatización de la electricidad y -también- uno de los primeros en privatizar la planta Pilmaiquén que inauguró esta nueva modalidad.


Juan Hurtado Vicuña
: Ingeniero civil y empresario. Aunque durante muchos años mantuvo un bajo perfil público, es uno de los hombres claves en el proceso de privatizaciones de empresas estatales y en el control del poder económico que se configuró después. Desarrolló una amistad con Hernán Búchi Buc desde los tiempos de estudiante universitario y los vínculos se mantienen firmes hasta hoy. La primera tarea que se le encomendó fue realizar un perfil financiero de las empresas estatales para su futura privatización.

Julio Ponce Lerou: Ingeniero forestal, fue casado con Verónica Pinochet Hiriart. Desde el 10 de junio de 1978 fue presidente de Celulosa Constitución (Celco) que estaba en manos del estado, Ocupó ese cargo hasta 1979, cuando Celco fue licitada. En julio de 1979 Ponce Lerou fue designado gerente de empresas de la Corfo y estuvo en esa posición hasta abril de 1983, cuando fue designado gerente general de la Corfo. Pero alcanzó a estar sólo unos meses ya que el 15 de, julio de 1983 tuvo que renunciar; tras un gran escándalo suscitado por la poca transparencia en torno a su rápida forma de hacer fortuna.

José Piñera Echeñique: Ingeniero comercial, fue ministro del Trabajo y Previsión Social desde el 26 de octubre de 1979 hasta el 29 de diciembre de 1980. Durante esa época fue autor del denominado Plan Laboral y, junto con Hernán Büchi y Miguel Kast, diseñó la Reforma Previsional que entró a regir en mayo de 1981. Desde enero de 1981, José Piñera se desempeñó como ministro de Minería. Estuvo en ese cargo hasta 1982 y fue también el principal autor del Código de Minería.

Alvaro Saieh Bendeck: Ingeniero comercial, pro rector de. la Universidad de Chile y ex decano de la Facultad de Economía. Integró los directorios de diversas empresas del Estado, fue asesor del equipo económico de Pinochet y se le conocía como persona de gran influencia especialmente entre los militares. Hacia 1986, en pleno proceso privatizador se le señalaba como integrante del grupo que fue denominado “los Tucanes”, todos funcionarios y asesores del gobierno militar que diseñaron y ejecutaron las privatizaciones de las ex empresas del Estado.

Ernesto Silva Bafalluy: fue Rector de la Universidad del Desarrollo; es el mayor de nueve hermanos entre los que están el ex ministro del Trabajo y directivo de Banmédica Máximo Silva, y José Antonio, casado con la dirigente de la UDI Marcela Cubillos. Muy próximo a Miguel Kast, fue jefe del Departamento de Estudios y del Departamento de Planes de ODEPLAN. Después fue subdirector de Odeplan, vicepresidente de la Comisión Chilena del Cobre desde donde intentó llevar a cabo un plan para privatizar Codelco. Pero fracasó en el intento al toparse con la resistencia militar, encabezada en aquel entonces por el general Gastón Frez. Posteriormente, se dedicó a la ENAP de donde salió en 1983, cuando cayeron en desgracia -temporalmente- los Chicago boys y debieron replegarse a la actividad privada o académica unos, a puestos de menor figuración otros.

José Yuraszceck Troncoso: Ingeniero civil de la Universidad de Chile, 39 años. Discípulo de Miguel Kast, se forjó en ODEPLAN, donde llegó a ser subdirector en 1982. Es otro de los artífices de la privatización de la electricidad, y fue también parte del grupo denominado “Tucanes”. Desde ODEPLAN pasó a ser ejecutivo de confianza de las entonces empresas estatales eléctricas y participó en el’ diseño privatizador para finalmente armar sociedades que le permitieron quedarse con ellas. Gran amigo de Ernesto Silva Bafalluy, hombre clave de la campaña de Joaquín Lavín, Yurasczeck, se forjó profesionalmente en ODEPLAN a fines de los ‘70, donde llegó a ser subdirector en 1982. Desde ODEPLAN pasó a ser ejecutivo de confianza de las entonces empresas estatales eléctricas y luego participó en el diseño privatizador para finalmente armar sociedades que le permitieron quedarse con ellas.

Los anteriormente mencionados en la lista de los ‘principales’ (u ‘hombres decisivos’) responsables del mega robo a Chile, fueron acompañados en esas acciones por otros individuos que participaron activamente en el proceso de privatización, los que hoy ostentan importantes cargos en empresas privatizadas, o en grupos privados que crecieron gracias a esa inefable privatización.

En fin, luego de tantas vueltas y verónicas (gaoneras, les llaman los amantes de la tauromaquia) dadas en las líneas anteriores, vayamos al meollo de este asunto. Ustedes, señores “empresarios exitosos”, no son sino una cohorte de vivarachos, corruptos, aprovechados, e incluso ladrones a destajo…sólo merecen cárcel y requiso de bienes. De todos sus bienes. Ladrones y corruptos conforman nuestras principales instituciones, como también nuestra clase ABC1 y, en cierta medida, nuestras fuerzas armadas.

Y ahora, amigos lectores, comienza mi confesión ciudadana. Me reconozco –al igual que ustedes- culpable por omisión… por cobardía y comodidad… permití que los guarapos traidores que dirigen las tiendas partidistas de la Nueva Mayoría (ex Concertación) hicieran tratos deleznables con quienes suponíamos eran sus ‘enemigos’ de clase, o al menos sus adversarios políticos. De común acuerdo, y gracias a torpezas y cobardías como las mías, esquilmaran a Chile y su gente.

Pelafustanes como el suscrito permitieron –con su cobardía y lentitud de decisión- el enriquecimiento de los ladrones expoliadores que hoy depredan no sólo los recursos naturales del país, sino también a su democracia e Historia. Esos delincuentes ABC1, gracias a mis cómodos y “civilizados’ miedos, son ricos y circulan libremente por nuestra geografía.

No sólo transitan como Pedro por su casa sino, además, se reúnen en sitios cuyos nombres son SOFOFA, CPC, Congreso Nacional, Casa Piedra y Tribunal Constitucional (entre otros), dispuestos a darnos clases de “moral y civismo”, de “democracia, republicanismo y respeto a la legalidad”, pues lo hacen sabiendo que la mentada ‘legalidad’ es aquella que ellos mismos han protocolizado en beneficio propio y en desmedro de nuestros intereses como sociedad, pueblo y nación.

Pido perdón por mi cobardía de ayer, pero juro y prometo combatir –de aquí en más- tales felonías, traiciones y corruptelas. En esencia, juro y prometo luchar por la constitución de una Asamblea Constituyente que dé el paso necesario hacia la consolidación de un Chile realmente democrático, socialmente justo y solidario. Espero no estar solo en esta acción y que usted me acompañe, así como yo acompaño ya a millones de compatriotas.

En suma, ningún país civilizado puede dejar el devenir de su desarrollo al libre arbitrio de los intereses empresariales que se sustentan en la ganancia económica como única variable del progreso, de la paz social y del bien común.

Y tampoco ningún Estado debe renunciar -ni siquiera temporalmente- a su rol regulador de la producción y el comercio.

 

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