Rendirse no es negociar
por Luis Mesina* y Ana Muga**
La controversia entre Chile Vamos y Republicanos a propósito de la negativa de este último de aprobar un 0,5 de los
6 puntos de cotización adicional que actualmente se discute en el Senado, develó, que la derecha no está dispuesta a
ceder en nada en materia de reforma de pensiones.
Su postura es proteger el actual sistema de cuentas individuales y fortalecerlo entregando el 6% íntegro a capitalización, lo que significaría aumentar el flujo de capital que reciben anualmente las AFP, en más de 5 mil millones de dólares aproximadamente.
¿Por qué la derecha se opone tajantemente a destinar una mayor contribución a solidaridad? ¿Es porque las pensiones mejorarán si todo el 6% van a las cuentas individuales? No, la derecha se opone por un problema ideológico. Sabe, que aún destinando el 6% a capitalización individual las pensiones no mejorarán. Y eso también lo sabe el gobierno, especialmente el ministro Marcel y su equipo.
Demonizan al Estado
Actualmente el 90% de los afiliados mantiene saldos inferiores a 30 millones de pesos. Las personas que hoy tienen más de 40 años, en el supuesto que se destinara completamente el 6% a sus cuentas individuales, al cabo de 25 años lograrían -si es que mantienen el empleo-, duplicar ese “ahorro” alcanzando algo así como $60 millones, siempre y cuando las rentabilidades no se desplomen como ha venido ocurriendo en los últimos años, y con ese monto ¿cuánto lograrían autofinanciar como pensión? los hombres $300 mil y las mujeres $260 mil aproximadamente. Es decir, destinando íntegramente el 6% a las AFP para que estas sigan administrándolo, en el mejor de los casos, se lograrían pensiones autofinanciadas promedio, equivalentes a poco más de la mitad del ingreso mínimo actual cuyo monto es de
$500 mil, debiendo ser complementadas con la Pensión Garantizada Universal (PGU), con lo cual el Estado terminaría pagando más del 90% de las futuras pensiones y las AFP menos del 10%, lo que es verdaderamente una burla.
¿Por qué entonces la derecha se opone a destinar los nuevos aportes a solidaridad? En primer lugar, porque no cree en lo colectivo, no cree en lo solidario, cree solo en la política del “ráscate por tus propias uñas”, en el individualismo exacerbado. Nunca ha creído en que ciertos derechos sociales forman parte de los derechos civilizatorios que la humanidad ha logrado y consensuado establecer como esenciales para la armonía social a través del tiempo.
En segundo lugar, y en coherencia con lo anterior, abjura del Estado, lo demoniza para que éste aparezca incapaz de cumplir con ciertas obligaciones que le corresponde asumir ante la ciudadanía, como por ejemplo garantizar derechos sociales. Por ello, al desacreditarlo lo ubica, lo sitúa bien alejado de esa gigantesca masa monetaria acumulada que se encuentra en el “fondo de pensiones” -que actualmente supera los 185 mil millones de dólares-, de tal forma que dicho
fondo, siga disponible cumpliendo el papel que durante 44 años ha cumplido, cual es financiar la inversión del gran capital.
En tercer lugar, la derecha busca propinar una derrota política al gobierno perpetuando el fracasado sistema (negocio) y, al mismo tiempo, consolidando un modelo económico que se traduce en que quien controla nuestros “ahorros previsionales”, adquiere poder político y por ese medio controla gran parte de la economía del país e impone por esa vía, normas para garantizar que sus intereses y privilegios no sean tocados.
Y el rol del gobierno
El 7 de noviembre de 2022, el gobierno hizo pública su propuesta de reforma de pensiones que no tocaba el 10% actualmente administrado por las AFP. Creaba un nuevo Seguro Social, incorporando solidaridad y estableciendo un organismo público en la administración del nuevo 6% de contribución que aportarían los empleadores.
De esa propuesta no queda nada.
La derecha se puso firme, exigió que el 6% fuera íntegramente a las AFP y se opuso a la creación de un organismo público. El gobierno cedió. Ofreció un 3% para las AFP y un 3% a solidaridad, la derecha no lo aceptó. Luego, distintas voces del oficialismo se abrieron a fórmulas diversas, un 4% para las AFP, un 1% a corregir las brechas de género y el otro 1% a mejorar las pensiones actuales. Ninguna de ellas satisfizo a la derecha. Entonces Mario Marcel tomó la batuta, comenzó su largo periplo iniciado en las reuniones del “Chile Day”, donde es un asiduo participante y comparte con las compañías de seguros, los dueños de las AFP y los grandes empresarios, la mayoría de ellos con vínculos en el sistema financiero. Al regreso de uno de estos viajes, en abril de 2023, es decir después de cinco meses del anuncio presidencial de un Seguro Social, el ministro señaló: “no estamos enamorados de nuestra propuesta de pensiones”, con ello, abrió el camino para que la oposición arremetiera contra el gobierno, pues si su ministro estrella no cree en un seguro social, razones suficientes hay para rechazar cualquier propuesta del gobierno.
Rendición total
Entonces, al parecer, un sector del gobierno definitivamente se rindió, y estaría dispuesto a que los 6 puntos terminen yendo a las cuentas individuales. Para ello, es preciso presentar una propuesta alambicada, revestida al menos para que no resulte tan grotesca la derrota del gobierno, pues, aunque cueste creerlo, la derecha ha cerrado filas, por lo menos la UDI y Republicanos y han expresado ni siquiera estar dispuestos a entregar un 0,5% a solidaridad.
La derecha quiere rendición total, no negociar. Es evidente el poder político que han logrado en estos 44 años las AFP y quiénes son sus propietarios, todo con el dinero de los trabajadores. Cualquier reforma que implique restarles control sobre esos cuantiosos recursos, pone en alerta a sus operadores para impedir que las cosas cambien, ya que ello implica perder poder político y a eso no están dispuestos. Como señalara en su oportunidad José Piñera, esta es la “madre de todas las batallas”, quien controle esta gigantesca masa monetaria, generada por una fracción de los salarios controlara el país sin contrapesos.
Este razonamiento es el que ha imperado en estas cuatro décadas. El ejercicio de la democracia supone no solamente rotación en quienes ostentan el poder, implica avanzar en el fortalecimiento de la igualdad en todas sus esferas, social, político, económico, cultural.
Cuando un sector se apodera ilegitimamente de una fracción de los salarios a través del ahorro forzoso y lo utiliza para sus fines, lo que está en juego es la democracia. Por esa vía controlan algo esencial en la era presente, las comunicaciones. No importa acceder al control de ellos para transmitir una determinada ideología, sino que, es para poder instalar sin contrapesos una post verdad. Es lo que vemos en la actualidad. El control de este dinero es el que permita que se desarrollen campañas multimillonarias fundadas en la mentira a través de slogan falsos, “con mi plata no” o “todo el 6% a mi cuenta”. La ciudadanía sabe que es mentira, pero observa atónita sin poder hacer nada y, en consecuencia pierde confianza en que la institucionalidad pueda garantizarle derechos, más bien la ve distante, contraria y, por tanto, sin ningún valor, quienes controlan por tanto este gigantesco caudal de dinero logran sus objetivos, debilitar la democracia, hacerle perder valor y, en consecuencia abrir el camino a regímenes autoritarios.
Eso es la que está en juego hoy con esta reforma, consolidar un poder en manos de los de siempre o, correr un poco los cercos para que la democracia adquiera sentido a las personas corrientes.
El despeñadero
El gobierno tiene en sus manos algunas herramientas, debe desenmascarar a la derecha, someter a votación la propuesta original que establecía un “Seguro Social” y la libertad de elegir entre aportar a un sistema público o uno privado y, presionar para que opere la democracia, que los congresistas voten y la ciudadanía luego evalué, si fue o
no bien representada.
El programa de gobierno planteaba terminar con las AFP, pero con la reforma que se está discutiendo, se terminará fortaleciéndolas. Ni Piñera se atrevió a tanto.
El presidente Boric, está en una disyuntiva que siendo política adquiere ribetes éticos.
O somete su propuesta original a consideración de la ciudadanía mediante la votación en el Congreso, de forma que se sinceren las posiciones a través del voto, o se rinde definitivamente, fortaleciendo el negocio espurio en que se convirtió la previsión chilena, con el consiguiente costo moral de que los ancianos seguirán muriendo, mientras esperan soluciones que nunca llegaron, a pesar de las promesas de campaña y lo más trágico, la democracia habrá dado un paso mas en el despeñadero de la credibilidad de la población.
Lo que está en juego con esta reforma es mucho.
*Vocero nacional de la Coordinadora Nacional NO+AFP.
**Periodista, militante de la Coordinadora No+AFP.