Doscientos años invadiendo y arrasando territorios ajenos, robando recursos de los demás, asesinando a destajo, masacrando y expoliando, tornan imposible aceptar que el ‘pueblo norteamericano’ sea inocente ante tales tropelías.
Arturo Alejandro Muñoz
EN PRIMER LUGAR, a objeto de dejar las cosas claramente establecidas, confieso que no soy comunista, tampoco terrorista, ‘bombero loco’ ni anarquista caótico. Más bien soy ideológicamente cercano –muy cercano- al Radicalismo chileno, ya que siempre he defendido e impulsado a la República como única forma civilizada de gobierno. Y al mencionar a aquel “radicalismo chileno”, entiéndase que hago referencias a ese viejo, democrático, criollo y exitoso radicalismo de la época del Frente Popular, cuando Pedro Aguirre Cerda y Juan Antonio Ríos enseñaron a Chile cómo debía ser administrada una nación.
Todo lo expresado no tiene otro fin que establecer con meridiana certeza una verdad sólida: mi posición y actitud anti norteamericana no se desglosa de una (en mi caso) inexistente ideología marxista en lo político sino, simple y claro, de lo que ha registrado la Historia, la indesmentible, fría y certera Historia.
La razón asiste completamente a quienes aseguran que el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica ha sido siempre invasor, ladrón y genocida, características que definen el insaciable apetito de poder que consume al pueblo y a los dirigentes de ese país, así como explica también el elevado nivel de destrozo y deterioro del medio ambiente que el capitalismo hiper industrializado estadounidense impetra para subsistir como ‘patrón del planeta’.
Un rápido y escueto recorrido por la Historia de los últimos doscientos años puede mostrarnos (y demostrarnos) el indesmentible espíritu corsario, genocida y racista que distingue a la nación del Tío Sam. Es una ruta manchada de sangre inocente, de tejidos humanos deshilachados a fuerza de masacres ordenadas desde Washington, y de gritos libertarios apagados por el ruido de la metralla y del cañón…todo ello administrado por los norteamericanos, ejecutado por los norteamericanos y en beneficio exclusivo de los norteamericanos.
LA AGENDA DEL TERROR
Año 1846: el estado mexicano de Tejas (Texas) solicita el apoyo del gobierno y del ejército de EEUU para independizarse de México y, luego, anexarse al país norteño. Desde Washington se ordena el apoyo con dinero, soldados y armas a la solicitud de los tejanos que, en un porcentaje significativo, eran ‘gringos’ asentados en ese estado mexicano.
Año 1848: El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado entre México y los Estados Unidos el 2 de febrero de 1848, al final de la Guerra de Intervención Estadounidense, estableció que México cedería casi la mitad de su territorio, que comprendía la totalidad de lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming.
En 1898: Estados Unidos declara la guerra a España e invade las dos últimas posesiones coloniales hispanas: Filipinas y Cuba. Independizadas ambas de la corona europea, pasan a ser verdaderos “estados cautivos” dirigidos por los gobernantes sitos en Washington.
Año 1934: El presidente cubano Ramón Grau San Martín fue derrocado por un golpe de estado urdido por el entonces coronel Fulgencio Batista y por el Embajador norteamericano en La Habana, Jefferson Caffery. Gracias a ese cuartelazo y al automático reconocimiento de la Casa Blanca, fue impuesto como presidente de la República de Cuba el coronel Carlos Mendieta (1934-1937). A pesar de que durante su mandato formalmente se anuló la Enmienda Platt, Mendieta firmó el Tratado que le posibilitaba a Estados Unidos mantener de manera indefinida la ocupación militar estadounidense del territorio cubano donde aún está enclavada la mal llamada “Base Naval de Guantánamo”.
Año 1944: Unidades de la Marina de Guerra estadounidense bloquean el puerto de Buenos Aires con el propósito de obligar al gobierno surgido de la contradictoria Revolución militar de 1943 (en el que ocupaba prominentes posiciones el entonces coronel Juan Domingo Perón), a romper sus relaciones diplomáticas y a declararle la guerra a las potencias integrantes del Eje Berlín-Roma-Tokio. El bloqueo se levantó cuando el Jefe de la Junta Militar argentino, general Pedro Ramírez, decidió romper sus relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón.
1944-45, Nicaragua: Paralelamente, y en contubernio con el Embajador norteamericano en Managua, Arthur Bliss Lane, el general Anastasio Somoza García, entonces Jefe de la Guardia Nacional formada por Estados Unidos, ordenó el asesinato de Augusto César Sandino y la sanguinaria destrucción de la cooperativa sandinista de Wililí. Nicaragua era ya, sin lugar a duda ninguna, territorio ocupado y explotado por el capitalismo norteamericano a través de las armas y de la imposición de u dictador colocado allí por la gente de Washington.
1948: El presidente Truman envía la primera misión de entrenamiento militar a El Salvador.
1950: El plan Ajax (norteamericano, por cierto) permite el derrocamiento del presidente Mussadegh de Irán.
En 1950-1953: Dwigth Eisenhower, presidente de USA, interviene en la guerra entre Corea del Norte y Corea del Su con el propósito de “evitar la propagación del comunismo en Asia” (lo que, obviamente, nunca logró).
1953-1954: El presidente Eisenhower aprueba y ejecuta la operación P.B. Success para derrocar el presidente Jacobo Arbenz de la República de Guatemala.
En 1959 hasta 1975: Eisenhower, Kennedy, Johnson , Ford y Nixon, invirtieron miles de miles de millones de dólares en armas, soldados y tecnología para derrotar a Vietnam del Norte y al Vietcong en la antigua Indochina. Allí encontraron el fracaso y la tumba, pero asesinaron a más de un millón de vietnamitas con los bombardeos indiscriminados y el uso genocida del NAPALM.
Abril 1961: el gobierno de J.F.Kennedy, junto a exiliados cubanos de extrema derecha ycientos de mercenarios ingleses, norteamericanos y australianos, son derrotados completamente por las fuerzas armadas populares de Cuba en Bahía Cochinos, haciendo fracasar la invasión norteamericana a la isla.
En 1965: se efectúa la invasión de la República Dominicana por los Estados Unidos bajo el nombre de “Operación Power Pack”. La intervención yanqui terminó el año 1966 una vez que Washington comprobó que el gobierno títere impuesto por los intereses norteamericanos estaba firme.
En octubre de 1983: en Grenada, por órdenes de Ronald Reagan fueron masacrados decenas de granadinos. Aquella fue una de las más sangrientas invasiones realizadas por el Imperio norteamericano contra una nación virtualmente indefensa, como las lanzadas antes y después contra Nicaragua, República Dominicana, Panamá, Haití y otros países caribeños, al desplegar la fuerza de más de 6.000 «marines» con apoyo aéreo, naval y terrestre contra una de las más pobres y pequeñas naciones del mundo, utilizando la excusa de proteger las vidas de unos 400 estudiantes estadounidenses que se hallaban en la isla
El 20-12-1989 : los yanquis invaden Panamá con la excusa de atrapar a Noriega y ‘recomponen’ violentamente un cuadro político favorable a USA antes de que se produjese la entrega del canal al pueblo panameño, tal como estaba acordado oficialmente desde hacía décadas.
En 1982, USA junto a Israel invaden El Líbano para, según ellos, combatir a Hezbollah, pero el interés no era otro que dominar toda la zona y apoderarse de las rutas del petróleo.
20 de marzo del 2003, USA junto a sus aliados ingleses, españoles y franceses invade Irak persiguiendo a Sadam Hussein y…obvio, al petróleo.
Año 2010: los capitalistas, militares y políticos norteamericanos obtienen ‘pacíficamente’ el ingreso de sus tropas a territorio sudamericano, específicamente a Colombia, desde donde comenzarán a “crear conflictos internos” en las naciones vecinas para, finalmente, invadir y apoderarse del petróleo y gas natural existente en Venezuela y en la Amazonía brasileña.
Y AUN HAY QUIENES ACEPTAN ESTAS MASACRES
En realidad, podríamos llenar páginas y páginas contabilizando las invasiones norteamericanas en el planeta, desde 1830 a la fecha,pero igualmente quedaríamos corto en nuestro recorrido, pues sería de mal gusto histórico dejar sin mención las ocasiones en que Washington metió sus garras en diferentes países con el único propósito de imponer -por la fuerza de las armas y/o del dinero-gobiernos yanaconas, serviles a los mandatos gringos y fácilmente corruptibles (porque ello, cuando a Washington le resultase necesario, podía usarse ‘legal y moralmente’ contra el ex aliado, como ya aconteció a asesinos de la talla de Sadam Hussein y Augusto Pinochet).
En la retina de cualquier estudioso del tema, quedan adheridas las trágicas secuencias vividas por hermanos latinoamericanos en Puerto Rico, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Cuba, México, Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile…, naciones en las que los gobiernos de Estados Unidos, a sangre, fuego y hambrunas, impusieron gobernantes tiranos como Leónidas Trujillo, los Somoza, Batista, Muñoz Marín, Geisel, Garrastazú Medici, Bordaberry, Stroessner, Banzer, Videla, Pinochet, y un largo e interminable etcétera que aterra.
Esto, en América…pues si revisásemos lo acontecido en otros continentes, como África y Asia, deberíamos concluir necesariamente en una opinión de consenso: los yanquis son asesinos, ladrones, racistas y expoliadores, habiéndose convertido ya en la que quizá sea la peor plaga conocida por la Humanidad…y como tal debería ser enfrentada.
La lista de genocidios, robos, expoliaciones, invasiones, bombardeos, apropiaciones, asesinatos selectivos, intromisiones en la política de los demás, etc., etc., es tan larga que sorprende encontrar personas supuestamente cultas e informadas que sigan creyendo en las falacias explicitadas por los dirigentes norteamericanos y por sus aliados expansionistas (Inglaterra, España, Francia, Israel).
Los sudamericanos, específicamente nosotros los chilenos y nuestros hermanos de Venezuela, Argentina y Bolivia, deberán poner sus barbas en remojo ya que el genocida yanqui se encuentra asentado a escasos kilómetros, en Colombia (por obra y gracia de un mandatario de apellido Uribe, cipayo de Washington y socio de transnacionales de dudosa actividad).
Desde las tierras colombianas, los invasores gringos miran con sus apetitos insaciables las extensas llanuras venezolanas y los ricos pozos petrolíferos de la costa llanera, las selvas de la amazonia, los minerales andinos y, cómo no, la reserva de agua dulce más grande del planeta, ubicada en la Patagonia chileno-argentina.
Y luego de saber todo esto, ¿alguien querrá preguntar por qué cada vez hay menos gente en el mundo que ame, quiera o respete a los yanquis?