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Estudiar una carrera universitaria no enriquece

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Por Adán Salgado Andrade

En el México de las décadas 1930 a 1980’s, como en el resto del mundo, estudiar una carrera universitaria era símbolo de prestigio, de movilidad social. Alguien que se recibía como doctor, arquitecto, abogado, dentista, ingeniero… era muy bien visto. Ascendía de escala social y, excepcionalmente, podía volverse adinerado, aunque no excesivamente rico.

Con el paso de los años, eso se ha ido acabando. No sólo que al estudiar una carrera universitaria se tenga una gran posibilidad de tener un empleo, sino que realmente se pueda conseguir. No es garantía el poseer un título universitario, de que se pueda conseguir fácilmente un trabajo. Y cuando un egresado logra colocarse, normalmente es en un rubro distinto al que eligió, muchas veces, aun siendo ingeniero o doctor, terminan trabajando como empleados en una cadena comercial, cinematográfica o call center. De hecho, hay más trabajo para las personas con menor educación, que para profesionistas con maestría o doctorado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2016/05/conversando-con-un-empleado-de-atencion.html).

No es sólo un problema que suceda en México, sino es generalizado. En Estados Unidos, por ejemplo, cada vez hay menos interés por estudiar una carrera universitaria, pues muchos jóvenes se han dado cuenta de que ganan más dinero trabajando como técnicos en alguna empresa, habiendo recibido un curso de capacitación de unos cuantos meses, luego de haber terminado el high school (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/03/crece-el-desinteres-por-estudiar-una.html).

Hasta en China, país que se jacta de tener un gran (cuestionable) crecimiento económico, hay desempleo, más agudo entre jóvenes que terminan una carrera universitaria, pues son miles los que compiten por un puesto de trabajo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/en-china-como-en-el-resto-del-mundo-hay.html).

Obviamente, Inglaterra no es la excepción. Allí, como en el resto del mundo, se maneja la teoría del llamado “capital humano”, que proponía la idea de que al invertir en la educación personal, era como si se invirtiera en una empresa, lo que al final rendiría frutos (ver: https://www.investopedia.com/ask/answers/032715/what-human-capital-and-how-it-used.asp).

Y es algo que explota mucho la publicidad de las universidades particulares (meros negocios), de que con una carrera universitaria, “serás una persona de prestigio y ganarás mucho dinero” (pero, como veremos, sólo que alguien rico acuda a una universidad para ricos, como Harvard, Oxford o el Tecnológico de Monterrey, alguien de origen humilde que asista a una universidad pública, no pasará de ser un asalariado medio que, si se “esfuerza”, tendrá una buena casa, buen auto, hijos que asistan a colegios particulares y esposa que vaya al gym y tenga a su servicio una trabajadora doméstica, justo lo que muestra la cinta “Que viva México”, de este año, dirigida por Luis Estrada, en donde Pancho (Alfonso Herrera) es el hijo pródigo que pudo salir de su polvoso pueblo y librarse de su numerosa populachera familia, gracias a que pudo estudiar una carrera universitaria “con muchos sacrificios”).

Pero como expone la profesora Faiza Shaheen (Inglaterra, 1982), experta en economía de la desigualdad y activista social (hija de inmigrantes), el mito de que al estudiar una carrera universitaria, quien lo haga, puede hacerse rico, está desvaneciéndose, al ser cada vez más claro que por mucho que se esfuerce alguien de un sector bajo, con una profesión, para volverse rico en exceso, es muy remoto.

Eso lo expone en su artículo “Ahora está claro: el trabajo duro no te hace rico. Por supuesto es el campanazo final para el mito de la movilidad social”, publicado por The Guardian, en el que agrega que “en donde usted nazca en Inglaterra y cuánta sea la fortuna familiar, son factores que determinan el destino de las personas, revela un nuevo estudio”.

Dice Shaheen que su nombre significa “ganadora” en árabe, “y era una forma que mi madre usaba para darme ánimos. El éxito es una fuerte emoción explotada por muchos políticos, que impulsan el aspiracionismo, la meritocracia, en el entendido de que cualquier individuo puede triunfar siempre y cuando trabaje muy duro”.

Un reciente estudio realizado por el Instituto de Estudios Fiscales (IFS, por sus siglas en inglés), muestra que “hemos estado muy equivocados, pues el lugar de nacimiento y la fortuna familiar, son los más determinantes en el futuro de una persona y que la movilidad social está en su peor momento en más de 50 años”.

El actor Gary Oldman (Londres, 1965), por ejemplo, nacido en el seno de una familia de clase trabajadora, afirma que le ha sido muy difícil llegar hasta el sitio en el que se encuentra, habiendo ganado, incluso, un premio Oscar por su cinta Darkest Hour (2017), en la que personificó a Winston Churchill (1874-1965), pues siempre fue marcado Oldman por sus humildes orígenes (ver: https://www.theguardian.com/film/2018/jan/15/gary-oldman-working-class-british-actor-darkest-hour).

Señala Shaheen que la frase “sueña en grande y podrás hacer lo que quieras” puede ser fuente de inspiración para algunos, pero nada hará para resolver las grandes desigualdades que existen en Inglaterra en cuanto riqueza e ingresos. “Ni la educación será suficiente para unir las divisiones clasistas”.

Como señalé antes, sólo algunos, muy pocos, podrán llegar a ser leyendas (aunque no hay que olvidar esa frase que indica que “detrás de una gran fortuna, hay un gran ladrón”. Sólo vean que Europa se enriqueció gracias al saqueo de sus colonias asiáticas, americanas y africanas).

Las cifras son claras: la movilidad social declinó 50 por ciento entre 1958 y 1970, “a pesar de que se invirtió más en educación y hubo una disminución de la pobreza. Los logros entre niños ricos y pobres nacidos en el 2000, fueron iguales a los que nacieron en 1980”.

“Para que haya movilidad hacia arriba, debe de haber la correspondiente hacia abajo. Sin embargo, las elites siempre se han mantenido en su sitio, se rehúsan a dejar sus privilegios y los que asisten a las mejores escuelas tienen 94 veces más oportunidades de terminar en las mejores posiciones que aquéllos que asisten a escuelas de menor prestigio”.

También es claro, pues en México, los hijos de ricos, asisten a escuelas de “prestigio” y ya, desde siempre, saldrán como administradores de las empresas de sus padres, los que los preferirán, en lugar de a gente que egrese de la UNAM, por ejemplo, desconocida, además.

Señala que ni comparar con la riqueza de los adinerados, “quienes tienen, en promedio, £3.6 millones de libras ($78.02 millones de pesos), mientras que el 10 por ciento de familias más pobres llegan a £15,400  libras (343,325 pesos)”.

Nada más claro, pues al nacer rico, se perpetua esa riqueza. Hace Shaheen la comparación de que si alguien posee una casa en Londres, “en donde las rentas son muy caras, podrá estarse allí durante varias generaciones”.

Es verdad, pues, como les digo a mis estudiantes, que si tienen casa propia, al menos, no tendrán que estarse preocupando del dinero para pagar la renta, en caso de que fuera alquilada.

Lamenta que el movimiento Occupy,que fue hecho por estudiantes universitarios de varios países – que en el caso de Estados Unidos, fue organizado por estudiantes que en septiembre del 2011 se plantaron frente a Wall Street exigiendo empleos bien pagados y que los bancos y empresas fueran menos codiciosos y mezquinos –, no haya tenido eco y que se siga con la falsa idea de que “todo se arregla con educación” y que cada quien “se rasque con sus propias uñas”.

Concluye con que “la movilidad social es un mito que ha servido a los ricos, pero ya no funciona. La gente ya no se engaña, ve cómo se debe de esforzar, competir como ratas unos contra otros, trabajar dos turnos y ni así les alcanza bien para pagar todo lo que requieren. Se dan cuenta de que no se harán ricos si no nacen ricos o que simplemente pudieran tener una vida confortable. Así que debemos exigir un nuevo sistema económico que nos sirva a todos por igual”.

Claro, como bien decía Carlos Marx (1818-1883), el gran economista alemán, “el rico, nace con una cuchara de oro en su boca”.

Así es.

Y para que los ricos lo sean y cada vez más y más acaudalados, tiene que haber cada vez más, muchos más pobres, a los que engañarán con la misma diatriba de siempre de que “échale ganas para que seas como yo de rico”.

Y a pelearse y matarse todos, como ratas, como señala Shaheen, que al fin que los ricos observarán todo ese caos desde el confort de sus blindados bunkers, que desde ahora ya preparan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/los-super-ricos-se-preparan-para-el.html).

Lo que sí les puedo asegurar es que estudiar una carrera universitaria, aunque no los hará ricos, si la estudian con empeño, haciendo énfasis en su formación social, y la utilidad que ofrezca a la humanidad y al medio ambiente, los hará personas conscientes de la realidad, seres pensantes que se den cuenta de los engaños que no imponen las clases en el poder.

En eso, no hay mito alguno.

Contacto: studillac@hotmail.com 

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