por Héctor Vega
Muy pocos socialistas del PS estuvieron en la ola revolucionaria que se desencadenó a lo largo del territorio entre 1970 y 1973.
3 pilares sostenían ese edificio: la reforma agraria, la nacionalización del cobre y el APS ( área de propiedad social). Era demasiado para tan pocos. Pero se podría haber realizado.
Es mi convicción a 50 años de los hechos. La traición externa e interna siempre estuvo presente. Los partidos de la UP no estuvieron a la altura. No era en los senáculos del Congreso o en los recintos de los partidos donde se enfrentaban los desafíos.
Por eso el 18-O trae muchas reminiscencias y sobre todo enseñanzas que debemos internalizar para no caer en los mismos errores en que caímos.
Muchos con afanes protagónicos desaparecieron en los duros días que siguieron al golpe. Algunos “líderes” populares ya estaban en la noche del 10 en las embajadas.
Atrás quedaban los pobladores, los trabajadores , esas bravas mujeres que siempre nos apoyaron, todos aquellos que siempre creyeron en los cambios, esos no tenían embajadas ni recursos, ni amigos en el exterior, esos sufridos compañeros, muchos de ellos ya no están, se quedaron y vivieron la fea y cruel cara de la represión. Por eso pienso que el mejor homenaje a los que lucharon y cayeron en esos aciagos días es revivir su compromiso en el movimiento que comenzó el 18-O.
