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El Imperio y las derechas son coherentes en su ataque a Nicaragua Sandinista. Por Esteban Silva

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El Imperio y las derechas son coherentes en su ataque a Nicaragua Sandinista.

*Esteban Silva Cuadra

En las derechas de Chile y del mundo hay coherencia a la hora de atacar sin tregua al Presidente Daniel Ortega y al gobierno sandinista de Nicaragua.

En el reciente Encuentro en Chile de la UPLA que agrupa a los partidos de derechas de América Latina, Mario Desbordes, Presidente de Renovación Nacional RN, el principal partido del gobierno, condenó al gobierno de Ortega y llamó a los organismos internacionales a «intervenir» en contra del gobierno nicaragüense. Por su parte, Alfredo César Aguirre, Presidente del Partido Conservador Nicaragüense «agradeció» el apoyo de RN y del Presidente Sebastián Piñera.

En contraste, algunos izquierdistas confundidos con ex izquierdistas renovados se equivocan al ver irreflexivamente en la violenta asonada en contra  de Ortega y del gobierno sandinista una suerte de revuelta popular equivalente a la «primavera árabe» ocurrida en Egipto y otros países árabes.

En la ignorancia, los ultra de todo tipo con voluntarismo ciego afirman sin base que detrás de la violencia, de las muertes, de los incendios contra instituciones públicas e inmuebles sandinistas y de los tranques de calles se habría desatado una «revuelta social» que, potencialmente podría ser portadora de alternativas que pudieran expresar en el largo plazo una perspectiva socialista.

Un gigantesco error reductivista disociado de la realidad y del conflicto de clases y la correlación regional y global que se juega en la confrontación hoy en Nicaragua.

Al frente de la belicosa oposición contra el gobierno sandinista se sitúa la oligarquía pro capitalista-imperialista dirigida por el gran empresariado transnacionalizado, junto a banqueros y operadores especulativos acompañados del sector conservador de la jerarquía Católica encabezada por el agresivo y ultra opositor Silvio Báez, Obispo auxiliar de Managua. A ellos se suman los partidos de las derechas tradicionales, (o lo que queda de ellos) que son parte del histórico duopolio de vertientes Conservadora y Liberal.

En la oposición más radical y desestabilizadora contra Ortega y el FSLN juega un papel internacional importante los otrora ex sandinistas del Movimiento de Renovación Sandinista MRS, quienes aliados con la derecha no han dudado en golpear las puertas de la administración Trump y de la ultraderecha para obtener apoyo  buscando derrocar a Ortega y al FSLN.

Se articulan también con varias ONG’s  financiadas por las agencias de «cooperación» de EEUU y la Unión Europea, que entre sus prioridades financian a los ambientalistas que se oponen al Canal de Nicaragua, el que con participación de capitales chinos podría modificar  estratégicamente la geopolítica y el comercio en Centro América y el Caribe.

En la actual oposición a Ortega no existe un real movimiento estudiantil ni tampoco organizaciones sociales y progresistas como se nos pretende hacer creer en las redes y bajo la concepción de Gene Sharp y Cia, el creador del formato aplicado por Estados Unidos para el derrocamiento de gobiernos que no son de su agrado, y que se conoce como “revoluciones de colores”, porque desde su nombre mismo el formato incluye poner la realidad al revés: las víctimas son victimarios y viceversa, la defensa propia es agresión, la agresión es legítima defensa, la  violencia es resistencia cívica, los violentos son manifestantes pacíficos, los que resisten las
agresiones son “turbas” o “fuerzas paramilitares”, los que defienden el poder tiránico mundial del capital y su pensamiento único son los que cuestionan el poder, los que se oponen al mismo y defienden la libertad de los pueblos son los defensores de un poder opresor, la gran empresa privada es defensora de los trabajadores y los jubilados, y la Iglesia conservadora se convierte aliada de sectores pro aborto.

El capital de los monopolios dominantes a la escala mundial no podría tolerar el desarrollo de esos movimientos alternativos  en la oposición (estudiantiles, feministas o movinientos sociales) al gobierno sandinista.

Es claro que EEUU  movilizará todos los medios de desestabilización posibles. Presiones económicas y financieras, (Nicaragua Act y otras medidas) y empujará según sean las circunstancias falsas alternativas democráticas,  (incluso disfrazadas de pesudosandinismo retóricos de ser necesario)  o fascistoides para derrocar al sandinismo.

Toda intervención e injerencia imperialista y de sus aliados contra Nicaragua debe ser rechazada. El imperialismo nunca buscará el progreso social ni la democracia ni menos la igualdad en Nicaragua. Los lacayos que instala cuando triunfa en batallas como la que se desarrolla hoy contra Nicaragua terminan siempre siendo enemigos de la democracia social. Es cosa de constatar lo sucedido luego del golpe en Honduras que derrocó al gobierno democrático y progresista de Mel Zelaya.

El discurso internacional dominante del Imperialismo y aliados de las derechas, como bien señala Samir Amin, insiste en la puesta en práctica del «derecho internacional» que autorizaría la intervención y la injerencia extranjera frente a las llamadas «crisis humanitarias», (como se intenta ejercer en contra de Venezuela y ahora se busca aplicar también en Nicaragua). Pero las condiciones no existen en la realidad para esta falsa concepción de intervención humanitaria en el mundo de hoy. La llamada «comunidad internacional» no existe . Ella se resume en las opiniones del embajador de EEUU en la ONU o en lo que plantee el vocero del Departamento de Estado seguidos inmediatamente por los voceros y representantes de la Unión Europea y sus acólitos. Las últimas medidas anunciadas por Trump en contra del gobierno de Nicaragua nos ahorran extendernos en el tema.

La movilización y violencia en contra del gobierno «de Ortega y Murillo» se presenta manipuladamente en las redes sociales como una «revolución democrática» e incluso algunos medios interesados le presentan engañosamente como reivindicación nostálgica de un sandinismo pre 1979 purista y pseudo romántico completamente irreal e inexistente.

En esto no hay que equivocarse: fuera del Frente Sandinista de Liberación Nacional no hay izquierdas anticapitalistas ni sectores antineoliberales alternativos en Nicaragua.

A no bajar la guardia ni la solidaridad internacional con el pueblo de Nicaragua, con el sandinismo y el gobierno del Presidente Daniel Ortega. Nicaragua requiere hoy más que nunca paz, estabilidad y democracia participativa para continuar la revolución  y la transformación económica y social en el actual contexto histórico, el que a pesar de sus contradicciones, de  sus aciertos y errores, ha sido posible gracias al partido fundado por los Carlos Fonseca y Tomás Borge que agrupa hoy como ayer a miles de trabajador@s y militantes organizados en el Frente Sandinista de Liberación Nacional liderados por el Comandante Daniel Ortega Saavedra.

En el pasado, los sandinistas triunfaron en la guerra de liberación contra el dictador Somoza, luego enfrentaron una brutal agresión desatada por Reagan y la contra. Luego, liderados por Daniel Ortega fueron oposición construyendo  poder popular desde abajo hasta conquistar democráticamente el gobierno.

Hoy el Presidente Ortega y l@s sandinistas luchan por terminar con la violencia para reestablecer la paz  y la democracia social en la Nicaragua Nicaraguita de Sandino y Rubén Dario.

*Presidente del  Movimiento del Socialismo Allendista, representante del Movimiento Democrático Popular en la Mesa Nacional del Frente Amplio Chile.

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