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El contraataque derechista en redes sociales es a nivel global

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En ello, Chile es un país “adelantado”, pues el imperio estadounidense aplicó aquí su plan piloto antes de replicarlo en el resto del planeta

Arturo Alejandro Muñoz

En un período que abarca algo más de un siglo (1900-2017), Estados Unidos de Norteamérica realizó  treinta y seis invasiones a territorios que no le pertenecían, derribando gobiernos, imponiendo mandatarios según sus intereses económicos e instalando una peculiar ‘democracia’ que no es sino un traje a la medida de sus propias necesidades como nación predadora.

El país del tío Sam ha tenido etapas marcadas en este derrotero. Luego de comprar Alaska al imperio ruso y Florida al imperio español, la voracidad estadounidense se incrementó en el siglo diecinueve apoyando un movimiento independentista al sur de su frontera con México, cuestión que en 1846 terminó anexando el rico estado de Texas a su propio territorio. Algo similar sucedió después con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado entre México y los Estados Unidos el 2 de febrero de 1848, al final de la Guerra de Intervención Estadounidense, estableciendo que México –derrotado en ese conflicto bélico- le cedería casi la mitad de su territorio, el que comprendía lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah,  y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming.

Más tarde vendrían las invasiones a naciones caribeñas y latinoamericanas (Nicaragua, El Salvador, Honduras, República Dominicana, Panamá, Grenada, Haití), con el  propósito -jamás desmentido- de proteger la dominación empresarial estadounidense en las grandes compañías agrofrutícolas, azucareras y tabacaleras de la zona.

La Segunda Guerra Mundial y la lucha contra el comunismo le darían a Washington nuevos pretextos para acelerar sus invasiones a lo ancho del planeta.

Podríamos llenar varias páginas contabilizando las invasiones norteamericanas en el planeta, desde el año 1800 a la fecha, y en la retina de cualquier estudioso del tema quedarían adheridas las trágicas consecuencias vividas por ciudadanos latinoamericanos en Puerto Rico, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Cuba, México, Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile… naciones en las que los gobiernos de Estados Unidos impusieron mandatarios tiranos como Leónidas Trujillo, los Somoza, Batista, Muñoz Marín, Geisel, Garrastazú Medici, Bordaberry, Stroessner, Banzer, Videla, Pinochet, y un largo e interminable etcétera que aterra.

Esto, en América…pues si revisamos lo acontecido en otros continentes, como África y Asia, debemos concluir necesariamente que los gobiernos de Estados Unidos se han convertido en una verdadera amenaza a la paz, a la concordia y a la libertad de los pueblos del mundo.

Hoy, debido a la caída de los muros ideológicos y al desmayo profundo del socialismo real, Washington y sus aliados –para invadir y expoliar- no requieren utilizar únicamente armas de fuego, bombas y marines. Una nueva forma de dominio y coerción ocupa los primeros lugares, al menos en lo que respecta a América Latina. La inexistencia de prensa opositora al sistema neoliberal salvaje (en el caso chileno) permite a mega empresarios y a sus empleados políticos –fieles sirvientes del imperio- administrar el país en beneficio de sus intereses personales (que responden a los intereses de mayor calado del susodicho imperio) sin necesidad de disparar un tiro. 

Más allá del caso chileno, poca duda cabe que en el resto del mundo sucede algo similar. Bueno es recordar que el año 2011 la secretaria de estado del gobierno de Barack Obama, Hillary Clinton, había dicho que Estados Unidos «estaba perdiendo la guerra de la información»​ en el extranjero frente a Rusia Today, Al Jazeera, y la Televisión Central de China, acusados desde la Casa Blanca de estar “suplantando a la Voz de América”. Se trata de una guerra silente, sin disparos ni tomas de colinas estratégicas, y luego, Donald Trump comenzó el contraataque.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido con la eliminación de la señal YouTube de la cadena iraní en castellano HispanTV, que puede mostrar exitosamente 44.000 vídeos (archivos) de reportajes emitidos desde 2012, y un público que alcanza a 350.000 suscriptores en YouTube y GoogleMás. La eliminación de esa señal fue una dura advertencia para canales de TV que no están en la órbita imperial norteamericana, como RT, Telesur y VTV, los  que también se encuentran en la mira del inagotable odio anti-izquierdista USA-OTAN, socios que han tenido un fuerte tropiezo con el fracaso de sus bandas terroristas en Siria y con la imposibilidad de derribar al gobierno de Venezuela, asunto este último que Washington viene intentando  desde el 2013, después de los fracasos saboteadores del gobierno de George W. Bush.

Si replicamos lo anterior en nuestro país –donde los gobiernos son dependientes y serviles del dictamen estadounidense- observaremos que la derecha económica y las cofradías mega empresariales ya no requieren contratar bandas de matones incendiarios como los que actuaban en la Alemania nazi, ni militares brutos –como aquellos que allanaron decenas  de  edificios en Santiago de Chile en septiembre de 1973- para ocultar, censurar, quemar o borrar información relevante. Ese trabajo lo efectúan ahora –internamente- los dos consorcios periodísticos  del duopolio: EMOL y COPESA, que controlan el 97% de la prensa escrita nacional.  

Coadyuvan en lo anterior, internacionalmente, las empresas estadounidenses de “redes sociales” (Google, Facebook, Twitter, Instagram, etc.), las que recibían órdenes directas del Departamento de Estado norteamericano a partir de “recomendaciones” entregadas por la NSA, la CIA y los Departamentos del Tesoro y de Justicia, durante el gobierno de Donald Trump.

El imperio está contraatacando con viejos armamentos, antiguos pero perfectibles. La orden, para la derecha chilena, ha sido “tomarse las redes sociales”, copar Facebook y Twitter, llenarlos con opiniones duras, bravuconas, amenazantes… incluso sobre poblando las redes sociales con “bots” (*)  a objeto de quitarle espacio a los internautas habituales que escriben criticando al neoliberalismo y a la derecha misma. La cuestión es cumplir el objetivo principal: acceder al gobierno y mantenerse en él durante varios lustros.

Es el contraataque derechista a nivel global. Y si en Chile la táctica resultase fallida, ¿cuál sería el próximo paso que darían las tiendas partidistas y organizaciones gremiales patronales pertenecientes a  ese sector de la política criolla?

(*) BOTS= son conocidos como Usuarios Fantasmasque en realidad sólo sirven para inflar una cuenta y crear una falsa comunidad. A este respecto, la página web www.fayerwayer.com publicó lo siguiente: 

<<Según informa el estudio “Interbarómetro: Observatorio de Política y Redes Sociales”, de la Universidad Central (Chile), un 49% de los casi dos millones de seguidores del candidato Sebastián Piñera en las redes sociales, no serían reales, sino cuentas extranjeras utilizadas para crear mayores interacciones.

<<Esto también nos recuerda al presidente de EE.UU, Donald Trump: un 32% de las interacciones de éste cuando fue candidato presidencial eran falsas, según informa un estudio de la Universidad de Oxford en Inglaterra>>

 

 

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