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La ‘guerra de don Sebastián’

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A nuestro exmandatario le gustan la guerra y los uniformes. Adora discursear pontificando contra “enemigos poderosos que atenazan al país desde los cuatro costados de la patria”…aunque en estricto rigor no existe ninguno.

Arturo Alejandro Muñoz

Quien no conoce la Historia corre el riesgo de volver a repetirla…y de lenguajear burradas.

La frase señala el derrotero.

Aunque los expertos aseguran que la Historia no puede repetirse, hay contextos que parecieran regresar con aires renovados en manos de personajes nuevos, aunque igualmente procaces, en lo político, a los de ayer. Esos contextos históricos no siempre  resultan conocidos ni rescatados por autoridades actuales que caminan, desatendidas,  las mismas vías dolorosas y fracasadas recorridas por sus pares de antaño.

La Historia existe para que los pueblos no cometan nuevamente los errores del pasado ni les vuelvan a ver las canillas. Esta ‘guerra de don Sebastián’ es una burda copia de la “guerra de don Ladislao (Errázuriz)”, general de nuestra república que en el año 1920 inventó un conflicto con Bolivia para transportar ‘legalmente’ tropas al norte del país, y de ese modo aplacar las huelgas y marchas de los millares de obreros que se manifestaban en las pampas y puertos contra las acciones del gobierno conservador, a la vez que apoyaban la candidatura de Arturo Alessandri Palma, personaje que en ese momento era estimado poco y nada por las fuerzas armadas y el patronaje de aquellos años.

Recordemos que al gobierno del especulador financiero Sebastián Piñera se le había puesto  entre ceja y ceja asegurar que los esfuerzos, médicos y políticos, para enfrentar la pandemia del Covid-19 eran algo así como una lucha feroz, una epopeya bélica, una ascensión al Morro de Arica a bayoneta calada, una pelea cuerpo a cuerpo,  la que no trepidó en bautizar con el desopilante nombre de “La batalla de Santiago”, acompañada por otra declaración: “Estamos en guerra”.  ¿Lo recuerdan?

Al exmandatario le gustan la guerra y los uniformes. Alguna vez se vistió de ‘caqui’ en el desierto nortino acompañando maniobras del ejército. En otra ocasión, también en el norte, abandonó la fila del público y se adelantó a la columna de soldados que marchaban rindiendo homenaje a una de sus glorias, encabezando la formación durante varios metros ante la mirada atónita de los presentes. Adora discursear pontificando contra “enemigos poderosos que atenazan al país desde los cuatro costados de la patria”…aunque en estricto rigor no existe ninguno. Pero, él les da vida dentro de su mente especulativa, y actúa en consecuencia.

Es tal su afición a lo bélico que ello le hace cometer equivocaciones que no serían relevantes en labios de personas sin poder político, como le sucedió en su viaje oficial a Alemania cuando firmó el cuaderno de ‘visitas ilustres’ agregando la frase “Deutschland über alles un der welt” (Alemania por encima de todo en el mundo), desconociendo absolutamente que ese fue un estribillo que el gobierno de Adolf Hitler insertó en el himno patrio germano, y que hoy no solamente está borrado, sino, además, hay penas judiciales para quien lo utilice. Pero, en fin, ¿qué diablos?, a Piñera le gusta la guerra…y siempre le agrega de su cosecha a los hechos históricos (cuando acierta con ellos, lo que ocurre muy de tarde en tarde).

En nuestro país, la única “batalla de Santiago” que la Historia recoge (y no sin ciertas reprobaciones) ocurrió los días martes 2 y miércoles 3 de abril en el año 1957, durante el gobierno del exgeneral Carlos Ibáñez del Campo, que en 1955 había buscado la asesoría de una empresa consultora norteamericana (Klein-Sacks) para enfrentar los problemas de hiperinflación y, a la vez, elaborar un plan de reformas estructurales que pusiera al país a la vanguardia en materia de libertades económicas. El fracaso fue a todo dar. El pueblo de Santiago se opuso violentamente a las alzas de precios y al congelamiento de salarios. Durante dos días la capital del país ardió en barricadas, enfrentamientos con la policía y acciones de fuerza por parte de ambos actores. En Valparaíso ocurrió lo mismo, y con más virulencia aún.

En su edición Nº 584, la revista Punto Final publicó lo siguiente en abril del Año 2004:

<<En la capital las acciones contra las alzas tuvieron mucho de improvisación y espontaneísmo. No existía un comando, como en Valparaíso. La CUT, el FRAP y otros partidos de oposición fueron sobrepasados por los acontecimientos. La lucha contra las alzas en Santiago la iniciaron los estudiantes universitarios y secundarios. Salieron a la calle el 1º de abril formando rondas, cantando y lanzando consignas contra la carestía, en abierto desafío a la policía.

<<Al caer la noche se agudizó la represión. Manuel Vásquez Ferreira, estudiante secundario de 15 años, fue gravemente herido. Más tarde relató a la prensa: “En la calle Miraflores, entre Huérfanos y Merced, nos salieron al paso los carabineros… Dos carabineros, sin mediar provocación, nos dispararon al cuerpo. Algunos estudiantes se defendieron lanzando piedras… Cayó Alicia Ramírez: quedó tendida ante la puerta del teatro Miraflores. Yo sentí un fuerte golpe en el pecho. Me dolía mucho, como si tuviera una brasa ardiente…”.

<<Santiago, martes 2 de abril de 1957

<<La noticia del asesinato de Alicia Ramírez, alumna de la escuela de Enfermería de la Universidad de Chile, aumentó la indignación. Poderosas marchas recorren las calles. La policía se vio impotente para contener a los manifestantes. Entonces, el gobierno sacó tropas del ejército a la calle, al mando del general Horacio Gamboa Núñez, jefe de la Guarnición de Santiago.

<<Al mismo tiempo, las autoridades ordenaron abrir las puertas de las cárceles: decenas de delincuentes salieron a quebrar vitrinas y saquear tiendas y negocios del centro de Santiago. Desataron el caos, creando condiciones para una sangrienta represión. Soldados y carabineros disparaban sus armas contra la gente desarmada, que se defendía con piedras.

<<En la noche del martes 2 de abril, el general Gamboa leyó por cadena nacional de radios un “parte de guerra” de lo que calificó como “batalla de Santiago”. Informó que la situación estaba controlada y que el “enemigo” tuvo 18 muertos y 500 heridos.
Posteriormente, la cifra oficial de asesinados subió a 21. Pero todo indica que la cantidad real fue superior>>

Después de “la batalla de Santiago”, la figura pública de Ibáñez sucumbió políticamente, mientras la CUT de Clotario Blest se alzó como genuina representante y defensora de los trabajadores.

¿Usted encuentra que hay similitud con lo que ocurrió en octubre 2019, y podría volver a suceder en el Chile actual? Alzas de precios, bajos salarios, pésimas pensiones, represión policial, militarización de las ciudades, liberación de presidiarios, una derecha amante de las armas y los uniformes, una izquierda fragmentada e invisible y una más que probable reacción popular espontánea sin liderazgo real. Las coincidencias son demasiadas.

Por cierto, la derecha y sus acólitos socialdemócratas insistieron -en su momento- en catalogar a la pandemia del Covid como “feroz e implacable enemigo”, declarándole “la guerra, y posiblemente seguirán haciendo lo mismo con todo aquello y todo aquel que no se enmarque dentro de sus parámetros totalitarios, y lo harán al mismo tiempo que en sus cabezas resuenen con fuerza algunas melodías compuestas por Richard Wagner.

Piñera Echenique, estandarte de la derecha dizque ‘democrática’, en sus ensoñaciones donde se ve a sí mismo como líder intercontinental (recordar el ridículo mundial que protagonizó en Cúcuta, Colombia), quisiera copiar el lienzo que Hitler ordenó instalar sobre la Torre Eiffel en París, el año 1940, con la lectura siguiente: Deutschland siegt auf allen fronten (Alemania vencedora en todos los frentes), pero cambiando el nombre ‘Deutschland’ por el suyo propio.

 

 

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