ECUADOR, CON SU ECONOMÍA ENJAULADA
Revisando algunos de sus barrotes
Por Alberto Acosta
Superada la euforia electoral de la primera vuelta, concentremos la atención en algunas cuestiones de fondo. Destaquemos, para empezar, que el escenario nacional, como nunca antes, se presenta en extremo complicado en todos los sentidos. Gran parte del aparato productivo está colapsada. El desempleo se expande. Los narco-dólares permean -directa- o indirectamente- toda la vida económica. La pobreza crece, mientras los ricos no dejan de acumular y, en su soberbia, ni siquiera esconden su opulencia. La emigración se ha acelerado nuevamente. La destrucción de los territorios se expande indetenible de la mano de los extractivismos. La inseguridad aumenta sin parar, inclusive por efecto del “conflicto interno armado”; el pasado mes de enero marcó un record de muertes violentas, con 730 asesinatos, unos 25 por día. La institucionalidad política, ya de por si debilitada, está atravesada por los intereses del crimen organizado. Y todo con un gobierno, el del presidente Daniel Noboa, quien atropella la Constitución y las leyes, abiertamente al servicio de los intereses imperiales de Washington.
Lo que es más grave y preocupante, seguimos atrapados en visiones ideológicas transformadas en verdaderas teologías indiscutibles. Mientras tanto no aparecen propuestas concretas de cómo desmontar esta dura realidad desde sus raíces, con impulsos que contribuyan a construir colectivamente horizontes esperanzadores.
Confrontemos la realidad económica con cifras y datos. Enfrentemos las lecturas superficiales. Desbaratemos las posiciones de economistas ortodoxos y conservadores, cercanos al poder, que proponen acelerar el paso por la misma senda de austeridad a ultranza y de bobo-aperturismo, causantes de tantas dificultades y padecimientos. Destaquemos, pues, algunos de los barrotes que tienen enjaulada a la economía ecuatoriana; barrotes objetivos e incluso subjetivos.
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