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Decepción y desesperanza política reflejadas en carta a una amiga

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La sociedad chilena se ha convertido en una especie de pátina liviana, bien pintada pero de material desechable, sin profundidad y destinada a mirar ante el espejo de la vanidad su propia textura

Arturo Alejandro Muñoz

QUERIDA AMIGA Y compañera de tantas luchas y vicisitudes:

Respondo a tu carta iniciando estas líneas con el tema que siempre nos ha convocado. Hablando de política, nada nuevo… nada que ya no sepamos o que no vengamos intuyendo desde hace décadas. Nuestro país, definitivamente, merece los tipos de gobiernos que se vienen sucediendo desde 1973 a la fecha. La gente (la mayoría amplia) muestra cero interés y cero preocupación por los temas de fondo.

Estoy convencido que al 70% de la sociedad chilena le importa un huevo que el 80% del cobre esté en manos privadas, que las megaempresas eludan impuestos o paguen royalty ridículo, o que el mar esté en manos de 7 familias, o que el INE amañe datos de Censo e IPC, o que las AFP’s condenen a millones de chilenos a jubilaciones de hambre, o que se pongan trabas ‘legales’ -a nivel de prohibición- a sindicatos y a la negociación colectiva, o que se le dé o no se le dé mar a Bolivia… en fin, realmente al 70% de la gente todo ello parece no interesarle y ni siquiera le inquieta, como tampoco le inquieta ni interesa quién sea el próximo presidente de la república, ni la configuración del parlamento, etc.

A ese 70% de chilenos sólo le interesa contar con tarjeta de crédito que le permita continuar endeudándose; poder salir a pasear y endeudarse más aún; tener un IPhone un Blackberry, ropa de marca y, por supuesto, “buenos, entretenidos, livianos” (y fútiles) programas de televisión con fútbol incluido. A todo ello, querido amigo, agregue asados con los compadres y carrete de fin de semana. Todo lo demás no existe para ese 70 o quizás 80% de chilenos.

Es ese el porcentaje de compatriotas que aun sabiendo la verdad –o estando debidamente informado- de lo que sucede y se teje en las bambalinas del escenario político nacional, nada hará para remediarlo… y tampoco para criticarlo directa y personalmente. Situaciones como la descrita ya las analizamos el año en que conversábamos respecto a las principales características del ‘centrinaje’ nacional.

¿Y la juventud? Ah… bueno, en este tópico seguramente tú y yo vamos a discrepar, pues según mi opinión –independiente de las movilizaciones estudiantiles, las que a estas alturas de los acontecimientos, ante la carencia de base ideológica de los jóvenes, ya las veo casi como ineficaz “pataleo transformado en jolgorio callejero”- la mayoría de los jóvenes universitarios sigue “no estando ni ahí” con la política y el devenir del país. Esta opinión la afirmo en una base que me parece contundente: antaño, el mundo universitario remecía a la sociedad con sus demandas, propuestas y movilizaciones.

Hoy, ese mismo mundo no muestra mayor interés en los hitos señalados y, peor todavía, el gran número de universidades privadas y de alumnos y alumnas pertenecientes a ellas, hace punto menos que imposible que nuestra vieja y sentimental visión de ‘Universitas’ tenga hoy arraigo en los jóvenes. Estos no se sienten interpretados por llamados que les puedan hacer sus líderes, y tampoco están dispuestos a “perder el tiempo en asuntos que no van a cambiar” (repito palabras de los compañeros y compañeras de ‘U’ de mis hijos en Santiago: alumnos de Ingeniería Civil, Trabajo Social, Arquitectura y Kinesiología).

Respecto de lo comentado, he hecho algunos ejercicios mentales retornando al pasado, a nuestro pasado universitario, concluyendo lamentablemente que si lo acaecido en estos últimos años hubiese ocurrido en nuestro tiempo, en aquellos años de nuestra vida juvenil con cuando estudiábamos en la Universidad de Chile (1965-1970), por supuesto habría ardido en llamas el país; y la derecha, al igual que la Concertación, en ese tiempo habrían estado casi en ruinas (imagínate cómo hubiesen sido las arremetidas de diarios como Clarín, El Siglo y Puro Chile, o la de canales de TV como el viejo Canal de la Universidad de Chile, y radioemisoras como Corporación, Magallanes, Nuevo Mundo, Yungay, Del Pacífico, Portales, etc.

Pero,  hoy nada de eso sucede porque más allá de lo sabrosos que puedan ser los cahuines mostrados por la TV en tono y fondo farandulero, a la mayoría de  nuestro pueblo le importa un soberano pepino la cuestión política relevante, y te aseguro que nada de lo acaecido tendría efectos serios, profundos, en el comportamiento estadístico-porcentual de las próximas elecciones parlamentaria y presidencial.

La sociedad chilena se ha convertido en una especie de pátina liviana, bien pintada pero de material desechable, sin profundidad alguna y destinada sólo a mirar ante el espejo de la vanidad su propia textura.

¿Cuánto tiempo más durará esto? No lo sé. Llevamos ya 50 años y no se avizoran cambios de fondo (ni intenciones serias por lograrlos). La antigua izquierda es hoy una deshilachada esquina de la centroderechista Nueva Mayoría y del aún deshuesado Frente Amplio, a la vez que la ‘nueva izquierda’ -en la que tú yo pretendemos insertarnos- está conformada por personas valiosas, honestas, pero que –como nosotros mismos- no pasan más allá de ser un conjunto de intelectualoides que lenguajeamos, escribimos, publicamos, proponemos y pontificamos, aunque el pueblo (el de verdad) no nos escuche ni nos atienda.


Reconozcamos que el Departamento de Estado USA, la CIA, las FFAA, las empresas transnacionales, la prensa lacaya y los derechistas duros asociados con derechistas cristianos (incluyendo a las iglesias), triunfaron ampliamente y somos nosotros los derrotados…a tal grado y nivel que hoy un alto porcentaje de ese mismo pueblo que queremos defender de la explotación, del clasismo y de su propia auto otorgada condición de explotado, nos tilda gratuitamente de ‘resentidos’, locos, o de “comunistas fracasados”.

Con tamaña sociedad civil, es obvio que la pederastia de curas protegidos por el Vaticano, así como la hiper expoliación a la que empresarios someten a los consumidores y también así como la derecha y la centroderecha llenan sus bolsillos vendiendo Chile al mejor postor, es obvio, te decía, que tamañas porquerías continúen existiendo y aumentando, ya que la sociedad chilena lo aprueba con su anuencia silente… e incluso lo aplaude, en muchos casos.

Pero, lo nuestro, querida amiga, es luchar y seguir luchando. Luchar porque creemos firmemente en que una sociedad más justa y un sistema más democrático es un asunto posible y necesario. Las traiciones, los engaños y las corruptelas de quienes alguna vez contaron con nuestro apoyo y sufragio, no serán elementos suficientes para obligarnos a abandonar la tarea.

Tal vez moriremos sin haber logrado el éxito que procuramos desde hace ya tanto tiempo… pero de una cosa sí estoy seguro: somos viejos, leales y sólidos allendistas;  habremos marcado huella y construido camino. Que lo recorran, entonces, aquellos que creen en nuestra experiencia y en nuestros mismos ideales, pues mirando la realidad desde la perspectiva de la luenga Historia, esta lucha recién comienza.

Recibe mi estimación y afecto,


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