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Covid y el cierre de la Fundición de Chuquicamata

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POLITIKA
Mientras todo el mundo mira el desastre de la crisis sanitaria… los privados se roban Codelco ante la mansedumbre del gobierno, del Congreso, y de la costra política parasitaria. Una nota de Julián Alcayaga.

Julián Alcayaga O.
– Economista y abogado
– Presidente ONG Chile-Cobre
– Julio 2020

El 25 de junio de 2020, Codelco emitió un comunicado que dice:“Como una medida preventiva y ante la compleja situación que vive la Región de Antofagasta y la ciudad de Calama por la emergencia sanitaria del Covid-19, División Chuquicamata ha determinado detener su fundición. Esta nueva medida es de carácter transitoria y tiene como objetivo reducir la exposición en las áreas, y reforzar los esfuerzos y controles preventivos de seguridad y salud de las personas en la división”.

Es un argumento falaz: el cierre se debe a una política implementada a partir del año 2010, cuando las transnacionales mineras tomaron la dirección y la administración de Codelco con el objetivo de destruir económica y financieramente a la Corporación. Dicho plan contemplaba el cierre de las fundiciones y las refinerías de Codelco con el fin de exportar solo concentrados.

El año 2009, antes de la llegada de las transnacionales mineras a la cabeza de Codelco, solo el 10% de sus ventas de cobre se hacía bajo forma de concentrado (Pág. 73 Memoria 2009), mientras que el año 2019 la parte del concentrado alcanzó al 40% de las ventas de cobre (pág. 40 Memoria 2019).

La proporción de concentrado en las ventas de Codelco se verá incrementada en la actualidad con el pretexto del Covid, porque Octavio Araneda –actual Presidente Ejecutivo de la Corporación– ante el cierre de la fundición y la continuación de labores en la mina y concentradora, declaró: exportaremos concentrados.

Exportar concentrados en vez de cobre refinado no es algo baladí, puesto que ello se refleja inmediatamente en los ingresos por ventas y los resultados de Codelco. Por ejemplo, el año 2009, cuando la exportación de concentrados era solo del 10% de las ventas de cobre de Codelco, sus excedentes fueron de US$ 3.948 millones, con un precio del metal de 2,34 dólares. Mientras que el año 2019, con un precio de 2,74 dólares, 17% más alto que el año 2009, los excedentes fueron solo de US$ 996 millones. De ese monto solo U$ 78 millones eran impuesto y royalty, y la diferencia, US$ 918 millones, corresponde al 10% de las ventas que van a las FFAA.

Los lamentables resultados del año 2019 no son ni casuales, ni el fruto de una mala administración, sino el efecto de una planificada política para endeudar y arruinar Codelco, creando así las condiciones para su privatización.

Este planificado descalabro de Codelco viene implementándose desde abril del año 2010, cuando las trasnacionales mineras se apropiaron de la administración de la Corporación, al asumir Diego Hernández la Presidencia Ejecutiva, Thomas Keller la Vicepresidencia de Finanzas, y otros ejecutivos las vicepresidencias y gerencias de Codelco. Todos ellos venían directamente de las transnacionales mineras privadas.

Los lectores se preguntarán de dónde saco que Codelco está administrada por privados si Codelco es una empresa del Estado, cuyo origen se encuentra en la nacionalización realizada el 11 de julio de 1971, por el Presidente Allende.

Es cierto que lo que queda de Codelco le pertenece al Estado. Digo ‘lo que queda’ habida cuenta que desde 1990 se privatizaron las termoeléctricas de Tocopilla y Cachapoal, el Puerto de Ventanas y los Talleres de Rancagua. Así mismo, decenas de yacimientos de Codelco fueron entregados a mineras extranjeras casi gratuitamente, entre ellos el muy importante yacimiento de El Abra.

He aquí una breve reseña de cómo lo que queda de Codelco pasó a ser administrado por las transnacionales privadas, historia que la televisión y los grandes medios de comunicación callan.

Esto ocurrió gracias a dos hechos esenciales.
Primero: el Nuevo Estatuto Orgánico de la Corporación, establecido por la Ley 20.392 aprobada en noviembre de 2009 en el primer gobierno de Michelle Bachelet, permitió, entre otras disposiciones, que el Presidente Ejecutivo de Codelco ya no fuese designado por el presidente de la República, sino por su Directorio, del cual además se sacó a los Ministros de Hacienda y de Minería. Adiós al control del Estado.

Segundo: en marzo de 2010 comenzó el primer gobierno de Sebastián Piñera quien, en virtud de la Ley 20.392, nombró un nuevo Directorio de la Corporación, que designó a Diego Hernández como Presidente Ejecutivo. Con ello se abrieron anchas las puertas a los representantes de las transnacionales mineras para tomar el control total de las demás vicepresidencias y gerencias de Codelco.

Se podría suponer –con mucha ingenuidad– que si ejecutivos con amplia experiencia en la gran minería privada administraban Codelco, sería favorable para la Corporación. La casi totalidad de los comentarios de la prensa y de los “expertos” fueron favorables a estos nuevos ejecutivos. “Su gran capacidad técnica y experiencia en diversas transnacionales mineras prestigiaban a Codelco y aumentarían en forma muy importante sus resultados”.

Sin embargo, me atreví a ir contra las opiniones de los “expertos”: en abril de 2010 pronostiqué que con Diego Hernández y estos nuevos ejecutivos se iniciaría la era de los números rojos y las pérdidas para Codelco.

Desgraciadamente no me equivoqué en mis previsiones. Los excedentes de Codelco disminuyeron entre 30 y 35 % en los años 2010 y 2011, y los años siguientes los resultados fueron un verdadero descalabro. Al extremo que Nelson Pizarro, entonces Presidente Ejecutivo de la Corporación, declaró en agosto 2016 “No hay un puto peso”.

Ni siquiera yo imaginé que las transnacionales irían tan rápido, tan lejos, y tan fraudulentamente para destruir Codelco.

Los pésimos resultados de los años 2010 a 2019 son los peores en la historia de Codelco, teniendo cuenta de la producción y el precio del cobre y sus subproductos.Las cifras oficiales de las Memorias de Codelco muestran que, desde el año 2010 en adelante, han desaparecido cada año ingresos por ventas, por varios miles de millones de dólares. Es precisamente la información de los ingresos por venta la que permite poner en evidencia que estamos frente una escandalosa defraudación de Codelco, parte de la cual se debe a que en vez de cobre refinado se exporta concentrado.

No existe razón válida para una caída tan considerable de los ingresos de Codelco desde el año 2010 hasta ahora, salvo que el cobre y sus subproductos hayan sido exportados a precios muy inferiores a los del mercado internacional.Aquí comienza a emerger el fraude, porque ni Codelco ni ninguna minera extranjera puede vender a precios inferiores a los del mercado internacional: ello está vetado por el art. 36 de la Ley de la Renta.

La inexplicable y no explicada caída de los ingresos de Codelco, –alrededor de US$ 20.000 millones entre los años 2010 y 2019–, se debe en parte a que un 40% de las ventas de cobre se realiza en forma de concentrados.Por eso que es una falacia que el cierre de la fundición y la refinería de Chuquicamata se deba a la emergencia sanitaria: si así fuera, habrían detenido la producción en la mina y la concentradora, que es dónde la exposición a la infección es mayor.

Si buena parte de las actividades productivas del país están detenidas por la crisis Covid, nada justifica que la gran minería siga operando: sus aportes al Estado –impuestos y royalty– son miserables.

Mientras ocultan utilidades para no pagar impuestos, tienen recursos más que suficientes para detener la producción y seguir pagando a sus trabajadores.

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