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Codicia, deuda y capitalismo parasitario

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Nora Fernández

El colapso financiero del 2008 todavía impacta al mundo y muchos lo llaman una Gran Depresión. Rescatar a las grandes corporaciones, en lugar de salvar la economía real, hizo que las estafas y los saqueos parecieran casi aceptables. La concentración del dinero y la política, y el poder genera bien, es un desafío global que impulsa una agenda particular de privatización de los comunes y de hacer dinero con todo: prisioneros, inmigrantes, mujeres, niños, adicciones, abuso sexual y eso ha sin limites. 

 Michael Hudson identifica el capitalismo financiero como el desafío; la degradación ambiental surgió del consumismo, pero la «contaminación por endeudamiento,» dice, es el resultado de gastar financiados por endeudamiento. La deuda no es riqueza, los pagos de intereses y amortizaciones absorben las entradas futuras, mientras tanto las entradas no aumentan. El capitalismo industrial resulta en una guerra de clases (trabajadores contra empleadores), pero el capitalismo financiero es parasitario ataca y vacía, corporaciones industriales, reduciendo y subcontratando su fuerza laboral al tiempo que crea desempleo, es una guerra contra los trabajadores también. La sobrecarga de la deuda de la economía crece más rápido que la economía real y aumenta la deuda personal, nacional y global. (1a, 1b)

 Solo una economía de crecimiento (una economía real) crea valor. El enfoque de la economía parasitaria es no pagar ningún tipo de impuesto mientras se asegura ganancias de capital y más altos precios para la tierra y los bienes raíces. Nos explota movilizando fondos de pensiones, seguridad social y otros ahorros de jubilación con que incrementar los precios de la bolsa, bonos y bienes raíces. Las finanzas administran bienes raíces, petróleo y gas, minería y silvicultura, seguros y banca. Los ahorros de los trabajadores, a través de sus fondos de pensiones han aumentado, pero se invierten en finanzas por lo que nunca sabemos si los estos ahorros se utilizarán alguna vez para beneficio de los trabajadores o para enriquecer aún más a la clase rentista. (1a, 1b)

Confusión Interior: la toma de los Monopolistas

Cientos de empleados de Lehman abandonan su edificio de Manhattan en 2008, parecían confundidos tratando de explicar el colapso impactante de su banco de inversión. Lehman, una institución de Wall Street por más de 150 años, no contó con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, mientras que Merrill Lynch, American International Group y Bear Stearns fueron rescatados. Hank Paulson explicó que tenían que preservar el sistema financiero de Estados Unidos, salvando a aquellos que eran «demasiado grandes para caer.» La crisis del 2008 fue la más grave desde la Gran Depresión, pero no la única desde entonces. Hubieron señales antes del 2008: la crisis de Ahorros y Préstamos (años 80) resultó en un rescate de U$S 500 mil millones; el desmoronamiento de Enron (2000-2004), la quiebra de World.com (U$S 104 mil millones) y el saqueo de Tyco International y Adelphia Communications por parte de sus propios directores ejecutivos fueron todos signos. (2)

El colapso del 2008 tiene sus raíces en las políticas federales expandidas posterior a la Segunda Guerra Mundial a través del GI Bill que ofrece préstamos hipotecarios de bajo costo a los veteranos de guerra. (3) Para el gobierno de Estados Unidos, las casas nuevas significaban consumo, producción y empleo. Pero Estados Unidos había cambiado: si en 1978 la deuda del sector financiero era de U$S 3 billones, para 2007 esta se disparó a U$S 36 billones. La ideología también había cambiado: existía una fe ciega creciente en la «naturaleza autocorrectora» de los mercados y en su capacidad para «controlarse a sí mismos.» A medida que aumentaba la deuda hipotecaria (2001-07) y se duplicaban los precios de las viviendas, las instituciones y las personas se endeudaban en gran medida sin tener pruebas de capacidad de pago, empleo, ingresos o activos. (4, 5)   

El Informe Final de la Comisión Nacional sobre las Causas de la Crisis Económica y Financiera de los EE. UU. identificó factores relacionados con la crisis, pero seleccionó el endeudamiento masivo como clave. El Sistema de la Reserva Federal impuso tasas de interés bajas desde 2001 para controlar la inflación, pero esto se tradujo en bajos rendimientos para las inversiones. El sector financiero de EE. UU. desarrolló valores respaldados por pagos hipotecarios ofreciendo altos rendimientos y estos valores, calificados como altos por las agencias calificadoras (Moody’s y Standard and Poor’s), fueron aceptables para los financistas. Los prestamistas vendían hipotecas (agrupadas por los bancos en valores) a inversores institucionales que confiaban en ellos por tener una alta calificación de  parte de las principales agencias de calificación. (4, 5)

Monopolio: el poder del dinero en la política 

En los EE. UU., y desde la Gran Depresión, el gobierno utiliza una regulación estricta para los bancos, asegurando a los bancos comerciales y sus ahorrantes a través de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) y separando los bancos comerciales de los de inversión, generalmente más riesgosos, a través de la Ley de 1933 (Ley Glass-Steagall). Este sistema estuvo vigente hasta finales de la década de 1970, pero desde entonces los políticos presionaron en favor de la desregulación erosionando la Ley Glass-Steagall durante dos décadas y, finalmente, derogan lo que quedaba de ella en el Congreso en 1999. Los grandes bancos comerciales tienen desde entonces libertad para ingresar a áreas del negocio financiero hasta entonces limitadas a los bancos de inversión, incluso con depósitos de ahorrantes, lo que empujó a los bancos de inversión a empresas aún más riesgosas. Los cambios políticos en las políticas estadounidenses no fueron por casualidad sino obra del dinero; el sector financiero gastó U$S 2.700 millones en cabildeo y U$S 1.000 millones adicionales en contribuciones a campañas políticas entre 1999 y 2008. (4, 5)   

En el 2000, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de Modernización de Mercados de Futuro de Productos Básicos, desregula las derivadas de ventanilla: valores que, en esencia, son apuestas realizadas de forma privada por dos partes sobre el precio futuro de un activo. Los bancos de inversión ahora podrían obtener enormes beneficios apostando por el continuo aumento de los valores inmobiliarios. Los bancos agregaron miles de millones de dinero ilusorio a sus balances, pero los prestatarios estadounidenses sobrecargados terminarían en incumplimiento y en bancarrota. En los Estados Unidos, la mayoría de los estados se vieron afectados por préstamos con capital negativo (el valor de las viviendas, por debajo del valor de las hipotecas). Nevada tuvo la mayor proporción de préstamos de este tipo (más del 50%), pero la mayoría de los estados se vieron afectados. El colapso de la burbuja inmobiliaria provocó un colapso financiero en el país y en el extranjero. En Estados Unidos dejó a 26 millones de personas desempleadas, 4 millones de familias sin hogar, grandes y pequeños negocios en profunda recesión, mientras que 17 billones de dólares americanos se evaporan en 21 meses (incluidas las cuentas de jubilación y los ahorros de toda la vida). El daño colateral fue global a través de la titulación de hipotecas tóxicas valoradas en billones de dólares estadounidenses y que afectó a toda una generación de personas y comunidades. (4, 5)  

Diez años después de la crisis, Chris Hedges recorre los Estados Unidos mostrando en su libro el nivel de decadencia, adicciones y desesperación de los trabajadores; la pornografía, la prostitución y el sadismo promovidos como «negocios»; y el odio y el juego que prevalecen en la sociedad estadounidense. Marx, dice, era consciente de la dinámica del capitalismo y del poder de las ideologías al servicio de los intereses de las élites en asegurar su dominio sobre nosotros. Marx pudo prever que en etapas posteriores del capitalismo global las corporaciones ejercen el monopolio de los mercados mundiales; que estas corporaciones, ya sea en banca, combustibles fósiles, agricultura y alimentos, armas o comunicaciones, usarían su poder a través de mecanismos del estado para evitar que otros desafíen sus monopolios globales. Marx sabía que la expansión capitalista no era eternamente sostenible y que, al no poder expandirse, el sistema consumirá las estructuras que lo han sustentado. Todos los imperios colapsan mostrando puntos en común; el imperio estadounidense no será una excepción y Hedges nos muestra la complejidad del declive desde adentro. (6)

 Las corporaciones fijan precios para maximizar las ganancias, impulsan acuerdos comerciales que debilitan a los estados-nación para que no puedan controlar la explotación, imponer regulaciones ambientales o monitorear las condiciones de trabajo. Las corporaciones hablan de libre competencia en el mercado, pero sus monopolios terminan con cualquier competencia. En los EE. UU., el capitalismo corporativo presionó por la desindustrialización y la desregulación financiera para que el estado debilitado se vea obligado a privatizar los activos públicos e imponer austeridad que lleve a recortes de los servicios sociales públicos, pero no para las corporaciones y los ricos. Las corporaciones se deleitan con el dinero de los contribuyentes: el gobierno de Estados Unidos gastará U$S 348 mil millones entre 2015-2025 en modernizar las armas y submarinos nucleares, pero nadie ha desafiado (ni auditado) el presupuesto del Pentágono. Estados Unidos gasta U$S 100 mil millones al año en vigilancia, el 70% de este dinero está destinado a contratistas privados. La industria de los combustibles fósiles se lleva U$S 5,3 billones al año a nivel mundial en costos ocultos y U$S 492 mil millones adicionales en subsidios directos, según informó el Fondo Monetario Internacional. Los contribuyentes estadounidenses otorgan a los grandes bancos U$S 83 mil millones al año en subsidios. (6)

 En América Latina la gente ha luchado contra la agenda neoliberal de las corporaciones. Se impuso en Chile durante la dictadura de Pinochet y, poco después del golpe militar (1973), economistas entrenados en Chicago fueron promovidos a cargos ministeriales, algunos de los cuales estudiaron con Friedman en Chicago. Los Chicago Boys aplicaron la privatización de los activos públicos (las empresas controladas por el estado pasaron de 300 a 24) y recortaron los presupuestos para infraestructura, vivienda, educación y seguridad social, lo que provocó una enorme desigualdad y un aumento de la pobreza. En Perú se aplicaron políticas similares (1990) durante la dictadura de Alberto Fujimori, hoy en la cárcel, arrojando casi de la noche a la mañana a millones de peruanos a la pobreza extrema. Las ollas populares, una tradición de los sindicatos durante las huelgas, surgieron en todas partes para combatir el hambre. A la hija de Fujimori, Keiko, se le permitió postularse para las elecciones presidenciales de 2020-21, a pesar de que sus cargos por lavado de dinero son de conocimiento público y la llevarán a la cárcel a menos que se convierta en presidenta. La mayoría de los países latinoamericanos lucharon contra el neoliberalismo, algunos con éxito, muchos no; el sueño oligárquico del control total, la pobreza abyecta y la subordinación nacional a los poderes externos se impuso principalmente por la fuerza o por el engaño.

 En Canadá, los neoliberales surgieron con la reunión de Reagan y Mulroney, y su acuerdo comercial impulsando el capitalismo de “mano dura.” La política monetaria neoliberal se implementó muy pronto. El Banco de Canadá, primero manejado por el gobernador Gerald Bouey (1980) y luego por el gobernador John Crow (1990), favoreció una desinflación agresiva, una política monetaria neoliberal que ignora las tasas de desempleo, la calidad del empleo y las necesidades sociales. Se impuso una nueva «normalidad» a los canadienses. Con la firma del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos (CUSFTA en inglés), la nueva normalidad se consolidó gracias a la creciente dependencia de Canadá de la extracción de recursos y las exportaciones. El acuerdo CUSFTA se vendió como una forma de garantizar un «acceso especial» al mercado estadounidense, pero resultó en que los Estados Unidos obtuvieron acceso estratégico a la energía canadiense mientras que la participación de Canadá en las importaciones estadounidenses disminuyó. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA en inglés) llevó a Canadá a una mayor armonización, ahora con México además de los EE. UU. Las estrategias globales y continentales se volvieron dominantes, pero las estrategias nacionales ni siquiera se desarrollaron. La armonización redujo los salarios en Canadá, atacó el estado de bienestar y limitó los avances hacia una «sociedad justa». Debido a la desindustrialización canadiense, la deuda pública creció: hoy se sitúa en 2.4 billones de dólares canadienses, superando el Producto Interno Bruto canadiense de 2.3 billones de dólares canadienses. (9)       

La muerte del neoliberalismo improbable …

Algunos creen que el empuje neoliberal hacia el siglo 19 se ha estancado, con suerte muerto tras el derrumbe del 2008 o la pandemia del covid-19.  El proyecto político neoliberal atacó y bloqueó modelos alternativos de manera efectiva, pero desde entonces, el colapso y la pandemia han dejado explícitos sus costos humanos en Estados Unidos y en todas partes. Si bien se han discutido los costos humanos del colapso financiero, la conexión de los costos de la pandemia con el proyecto liberal permanecen mayormente en la oscuridad. Las cifras mundiales apuntan a casi 3,9 millones de muertes por coronavirus y la máquina neoliberal ha sido responsable de desmantelar los sistemas de salud pública existentes, la investigación y hasta la capacidad de laboratorios para producir vacunas, lo que limita seriamente a los países en su respuesta a la pandemia. Es bastante revelador que el total más alto de muertes por país se encuentre en los EE. UU., con más de seiscientas mil personas muertas a causa del covid-19; Brasil le sigue con medio millón de muertos e India con 385 mil. Pero también es interesante observar la muerte por millón de habitantes, ya que Perú emerge como el país con la tasa más alta: casi 5.700 muertes por millón, seguido de Hungría con 3.110, Bosnia Herzegovina con 2.953 y Chequia (República Checa) con 2.822 muertes por millón de habitantes. Europa del Este ha tenido un mal desempeño. Se trata en todos los casos de países devastados por el neoliberalismo o por la guerra; y sus tasas están por encima de las tasas por millón de Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, Reino Unido e incluso de Francia. (8)

 Tras reflexionar, el proyecto neoliberal ha convertido en casi un pecado abogar por las personas y por la provisión de atención de salud pública, medicamentos a bajo costo, educación pública de buena calidad y salarios justos en todas partes. También ha sido responsable de limitar el impacto de los ciudadanos en la política en todo el mundo, y de convertir la política en polvo al destruir cualquier proyecto alternativo emergente. Estamos muy limitados a la hora de dar forma a nuestras sociedades hacia la equidad, la sostenibilidad y la justicia debido al neoliberalismo. Es importante destacar que este proyecto criminal ataca al “colectivo”, aislando a los políticos de las demandas populares y eliminando la capacidad estatal de intervención a favor del colectivo. Esto no impide que se permita el apoyo estatal para las élites financieras y sus corporaciones e intereses. El socialismo para los ricos no es su problema, pero el socialismo para el resto de nosotros no está permitido. El asalto a actores colectivos, sindicatos, partidos políticos antineoliberales, y negociación y convenios colectivos ha sido efectivo. (10) Gobiernos domesticados, de políticos «tramposos» como Mulroney o Lenin Moreno, o de «mano dura” como Thatcher, Trump o Bolsonaro, respaldan el «sueño oligárquico» y aseguran que ningún político antineoliberal llegue al poder o lo mantenga.

 El capitalismo financiero crece en riqueza y poder (ilícitos) al tiempo que los políticos gobernantes son sus aliados o peones. Eventualmente se ha vuelto difícil para la gente común creer y participar en política pues no tiene sentido para ellos ser parte de espectáculos para engañar, distraer y traicionar el interés público y el bien común. En todo el mundo, con pocas excepciones, la «política» se convierte en una mala palabra. Los monopolistas ganan, moldean su imagen como benefactores y filántropos meritorios, inteligentes, sofisticados e incluso visionarios. Los pobres y vulnerables -mujeres, hombres, niños, ignorados, culpados, avergonzados, su propia supervivencia minada, son cada vez más invisibles. No se habla de ellos, se habla de la «clase media.»  Se trata de sujetos urbanos de las que como en las películas de Hallmark, disfrutan de sus trabajos con beneficios, viven en entornos románticos de «pequeña ciudad” en EE. UU.» trabajando como «escritores, chefs de cocina» exitosos, que pasean su perro por calles y plazas comerciales bonitas, y cuentan con familias solidarias, pero que son personas que enfrentan principalmente el desafío del «amor» insatisfecho. Hollywood prefiere ganar dinero sacudiéndonos con violencia y mezquindad; nos asusta para que aceptemos que los humanos no somos mejores que las viciosas caricaturas que nos presenta, ni más reales que sus violentos superhéroes. Pero ¿dónde está Superman cuando el capitalismo codicioso nos amenaza y amenaza al planeta?

 Un medio de comunicación flexible, dice Hedges, cambia su enfoque del bien común a la raza y al crimen y la ley y el orden, mientras trata de convencernos de que el problema que enfrentamos no surge de la codicia corporativa sino de una amenaza a la integridad nacional (6). En Canadá, los medios también ignoran la creciente desigualdad, los bajos salarios, las adicciones y la deuda personal y nacional. Se enfocan lejos de nuestra realidad y sostienen una visión de «felicidad tecnológica y fantasía de clase media» o un «enemigo» creado, ayer Rusia, hoy China mañana ¿quién sabe? Si bien las visiones creadas y las amenazas son ilusorias, las amenazas aumentan los ataques contra personas asiáticas reales en Canadá; y a menudo, los canadienses aborígenes que parecen «asiáticos», como los inuit, también son atacados.  

 En los Estados Unidos, el aumento de la pobreza conduce a un aumento de la falta de vivienda. En Canadá también se pueden ver hombres en sacos de dormir en el centro de Toronto y Vancouver y muchos pidiendo dinero en las calles de todas las ciudades. En los Estados Unidos, la gente vive en «ciudades de tiendas de campaña» y campamentos cuando el clima lo permite. Un libro (y una película) apunta al fenómeno estadounidense de los «sin casa», personas que viven en sus vehículos (adaptados o no) y se mueven como nómadas por los Estados Unidos. Muchos de los nómadas son gente mayor que cuenta con pequeñas pensiones y no pueden pagar el alquiler; la mayoría son blancos -tal vez sea demasiado peligroso para las personas de color hacer esto. Jessica Bruder crea conciencia en su libro sobre las consecuencias del colapso financiero de 2008. Pero la película, Nomadland es una ficción menos clara sobre las conexiones financieras y proclive a presentar (como la mayoría de las películas) una visión cuasi romántica de los nómadas que parece que encuentran la «libertad» en vivir sin casa. En realidad, estas personas trabajan duro por salarios bajos y como son personas mayores esto puede ser peligroso, pero lo tienen que hacer para cubrir sus gastos de subsistencia. Son sobrevivientes de las crisis estadounidenses pobres luego de una vida de trabajo, la mayoría son mujeres solas por lo que es difícil creer, que aunque no lo digan no se sientan obligadas a aceptar esto como «opción.» El individualismo prevalece hasta el final: nuestra percepción de la necesidad de sobrevivir «por nuestra cuenta» pase lo que pase. (12)

Un deseo de implosión …

El capitalismo estadounidense se ha vuelto muy efectivo en su explotación de sus ciudadanos; las cárceles han sido privatizadas y el estado paga a corporaciones por manejarlas mientras que los ciudadanos presos en ellas son obligados a trabajar por un salario de hasta 24 centavos la hora, estas son verdaderas “maquilas” en el país. Los inmigrantes indocumentados enfrentan un destino similar cuando son capturados en Estados Unidos; el gobierno también paga a corporaciones privadas por mantenerlos detenidos y en terribles condiciones. Son ejemplos que nos demuestran que no hay nada que las corporaciones no estén dispuestas a hacer por dinero: guerra, cárcel, drogas, prostitución, explotación de cualquier tipo, denigración y desviación todo está sobre la mesa, y nada ni nadie está a salvo en ningún lugar. (6, 7)

 Para Hudson, los monopolistas creen que la deuda puede crecer por siempre. No puede. Muchos imperios cayeron por sus deudas, incluso en la antigüedad. Se trata de una adicción a la riqueza y al poder, dice, una arrogancia, porque cuando tienes tanto éxito se te sube a la cabeza y crees que puedes hacer absolutamente cualquier cosa. Después de la Segunda Guerra Mundial, EE. UU. se expandió y nadie lo hizo retroceder, por lo que creyó que sería así para siempre. “Y ahora hay un retroceso y cree que no es natural. Estados Unidos es excepcional. ¿No lo entienden los países?”  Pero los otros países no lo creen; China, Rusia y las naciones de la Organización de Cooperación de Shanghai están siguiendo su camino, la desdolarización y la creación de su propia economía en líneas anti-neoliberales y opuestas a Estados Unidos. Podemos esperar un aumento de las personas sin hogar y del costo de vida en los EE. UU. Durante la época de Obama hubo 10 millones de desalojos; Trump estableció una moratoria durante la pandemia, pero los números se están acumulando, por lo que Biden puede desalojar nuevamente, y esta vez serán alrededor de 5 millones. La economía se pintó a sí misma en un rincón de la deuda. El subte y los sistemas de transporte, más escuelas y servicios públicos, serán probablemente privatizados. Mucha gente perderá su estatus y va a empobrecerse. Estados Unidos se está convirtiendo en un caldo de cultivo para el fascismo. (1a, 1b)

Hedges puede ver que la implosión del imperio traerá más caos. Para protegernos de esto, argumenta, tenemos que formar “comunidades intencionales” con un enfoque en actos de bondad y cuidado mutuo. Se necesitan instituciones paralelas capaces de desafiar la hegemonía empresarial, y debemos favorecer a líderes capaces de generar confianza y fieles a su vocación. Necesitamos alejar al país del duopolio demócrata-republicano explica. Además, hay resistencia, como el caso de los protectores de agua de Bismarck (Dakota del Norte); hay interrupción, como el caso del equipo de acción de Earth Quaker que trate de bloquear la «máquina corporativa»; y es necesario trabajar haciendo alianzas con personas y grupos. (6)

En América Latina, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, tal vez incluso Perú, Argentina y México enfrentan ataques continuos. La gente de Colombia, Chile, Brasil ha salido a las calles pagando alto costo personal. En México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) puso en primer plano a los pobres, en un momento en el que la mayoría pudiente quiere creer que México es «más próspero e igualitario que nunca». AMLO caminó por México y sabe que esto es falso y acabar con la pobreza es prioritario. En la arena política su discurso ha obligado a las élites a adoptar políticas públicas que reconozcan la necesidad de aumentar el gasto público en educación, asegurar un salario mínimo y en favorecer la sindicalización. (11) Junto a su par en Argentina, AMLO salvó la vida de Evo Morales durante el golpe de Estado en Bolivia. Fue crucial y es muy posible que Bolivia sea el primer país de nuestro continente en llevar ante la justicia a los organizadores e implementadores del “golpe de estado”. Demuestra, creo, que en el centro de cualquier posibilidad de éxito enfrentando a los monopolistas debe existir la solidaridad entre nosotros y el respeto por la diversidad de acciones que América Latina puede requerir para su liberación. 

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Referencias

(1a) Hudson, Michael, Financial Capitalism v Industrial Capitalism (1998) https://michael-hudson.com/1998/09/financial-capitalism-v-industrial-capitalism/ (1b) Michael Hudson, Multipolarity and Financial Capitalism (2021),  https://michael-hudson.com/2021/01/multipolarity-and-financial-capitalism/

 (2) Ulick, Jake (2002, Dec 17) CNN, Year of the scandal 2002: greed, accounting conflicts, book-cooking helped derail Wall Street. Will 2003 be any better? https://money.cnn.com/2002/12/17/news/review_scandals/index.htm

(3) History.com, World War II, GI Bill,       https://www.history.com/topics/world-war-ii/gi-bill

(4) Ladrón de Guevara Cortés, Rogelio & Francisco Javier Melendez Hernández (2011), Analysis of the Financial Crisis Inquiry, Universidad Veracruzana, México, http://isini2011.uson.mx/articles/Ladron%20de%20Guevara,%20R.%20-%20ANALYSIS%20OF%20THE%20FINANCIAL%20CRISIS%20INQ.pdf

(5) Final Report of the National Commission on the Causes of the Financial and Economic Crisis of the United States (January 2011), https://www.govinfo.gov/content/pkg/GPO-FCIC/pdf/GPO-FCIC.pdf

(6) Hedges, Chris (2018), America. The Farewell Tour, Alfred A. Knopf.

(7) Washington, John and Jose Olivares, (2021) Nothing is Changing…The Intercept, https://theintercept.com/2021/06/03/ice-irwin-closing-open-detainees/

(8) Worldometer COVID-19 coronavirus pandemic per country, https://www.worldometers.info/coronavirus/

(9) Stanford, Jim (2014) Canada’s transformation under neoliberalism,     Canadian Dimensions https://canadiandimension.com/articles/view/canadas-transformation-under-neoliberalism

(10) Madariaga, Aldo (2021) Neoliberalism has always been a threat to democracy, Jacobin Magazine https://www.jacobinmag.com/2021/06/neoliberalism-democracy-populist-right

(11) Ríos, Viridiana (2019) Los verdaderos éxitos de AMLO, NY Times, https://www.nytimes.com/es/2019/06/17/espanol/opinion/lopez-obrador-economia.html

(12) Nomadland, book by Jessica Bruder (2020) Interview by Jeffrey Brown, PBS News Hour, https://www.youtube.com/watch?v=ofQdKojklWw

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