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Chile – Alejandra Matus: “Pinochet percibió que el sistema de las AFP iba a ser perjudicial para los trabajadores”

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La periodista está próxima a lanzar la primera edición del libro“Mitos y verdades de las AFP”, una obra que incluye el proceso político-económico que marcó la creación del cuestionado sistema de pensiones chileno, el tira y afloja entre sus principales promotores y detractores y una mirada retrospectiva a 37 años de impuesto el modelo. Sus páginas, además, desentrañan la ardua negociación que debió realizar el orquestador del proyecto, José Piñera, para convencer a Augusto Pinochet y otros jerarcas de la dictadura, quienes desconfiaban de su idea y fueron capaces de vaticinar los problemas que actualmente tienen en el centro del debate público al sistema previsional.

Con “El libro negro de la justicia chilena” y “Doña Lucía” a su haber, entre otras obras, la periodista nacional Alejandra Matus lanzará durante este mes “Mitos y verdades de las AFP”, su incursión periodística e investigativa más reciente.

A través de entrevistas a expertos y usuarios del sistema, junto a la revisión de documentos y material bibliográfico de la época, el libro busca dilucidar una serie de interrogantes que envuelven al sistema previsional y a los personajes que intervinieron en su creación y ejecución.

De esta forma, Matus aborda una problemática que si bien ha movilizado a millones de personas a lo largo del país, su entendimiento parece destinado a un pequeño grupo de “expertos”, quienes “se empeñan en mantener la discusión alejada de la ciudadanía”.

¿En esta línea, cuál fue el principal desafío que enfrentaste al hacer el libro?

El conociminto que demanda esta temática. La verdad es que se plantea desde cierta perspectiva, con un lenguaje técnico muy complejo, lo que derechamente se convierte en un obstáculo para la gente. Es paradójico y lamentable, porque finalmente se trata de un problema que atañe a todos los chilenos.

¿Crees que este carácter inaccesible es voluntario por parte de quienes mantienen el sistema previsional?

Por supuesto. Yo diría que es una opción y decisión política de quienes perpetúan el modelo. Mientras menos personas participan en el debate, mejor para ellos. Y los que saben sobre lo que se habla, son los que ‘mueven el papelito’. El que sabe y tiene la información técnica, puede rayar la cancha y decir ‘de esto vamos a conversar’, y en el fondo es una manera de mantenerlo alejado de las personas.

¿Siempre fue planteado así?

Sin duda. Como que fuera una cosa que para que entenderla, hay que estudiar cinco años en la escuela de Chicago.

En el primer mito que intentas derribar (“Las AFP son creación de Pinochet”) asoma de lleno la figura de José Piñera. ¿Cómo analizarías su participación en el proceso de creación de las AFP?

Como quien armó todo el cuento desde su posición como Ministro de Trabajo. Es una figura poco estudiada para la importancia que tuvo. Cuando uno habla de los Chicago Boys, que a la postre fueron los civiles que sostuvieron esta parte de la dictadura, piensa en otras figuras, como Sergio de Castro, pero no en él. Así se pasa por alto que él fue el principal impulsor de 3 de las 7 transformaciones sustanciales que hizo el régimen al modelo económico del país: el Plan Laboral, las AFP y la Ley Minera. Al reportear intenté ir más allá del estereotipo, porque igual José Piñera es un ser excéntrico que da como para que uno lo menosprecie. Pero si uno lo ubica en su contexto histórico, y estudia lo que hizo convenciendo a los principales agentes de la dictadura, es más fácil entender de dónde viene todo esto. También es más fácil darse cuenta que lo que creó no es una ciencia inentendible y sí es parte de la política. Fue muy astuto con las AFP, porque enfrentó el tema dándole a Pinochet algo que el dictador quería y que chocaba con su plan original, y supo encontrar el punto medio para no perder lo sustancial de su idea.

¿Qué era lo que quería Pinochet?

Su preferencia, que es otro mito que se derriba en el libro, era no crear el sistema AFP. No solo por él, sino porque también era la preferencia del Ejército y de sus asesores más directos, que tampoco eran unos militares cabeza de palo, eran gente bastante entendida en el tema. Pero en ese momento no tenía la fuerza política para cerrarle la puerta a José Piñera, porque era cerrarle la puerta a los civiles que estaban participando en el gobierno y que al final le daban estabilidad. A Pinochet, sin los Chicago Boys, lo habrían derribado al otro día. Al final, el dictador dijo ‘ya bueno, si vamos a hacer esto, dejemos a las Fuerzas Armadas afuera’. Con cierta perspicacia de funcionario público, entendió y percibió que el sistema de las AFP iba a ser perjudicial para los trabajadores.

¿Te sorprendiste al encontrar su resistencia?

Mucho, así como también la capacidad que tuvo para vaticinar los problemas que acarrearía la implementación de este sistema. Pinochet y su equipo redactó un documento donde describieron seis riesgos del modelo AFP y se lo presentaron a José Piñera, quien tuvo que responderlos uno por uno. Esos riesgos, efectivamente, son casi calcados a las problemáticas que hoy día tienen tienen sumamente cuestionado al sistema.

Dentro de estos riesgos se incluye uno que advierte lo perjudicial que sería el modelo AFP para las mujeres, ¿tampoco esperabas encontrarte con esto?

¡Para nada! porque era una época en que no se discutía en lo más absoluto la perspectiva de género. Nuestra percepción moderna es que el tema de la mujer recién nos preocupa ahora. Nadie se hubiera imaginado, y a mí también me sorprendió, que en medio de la junta militar con un sistema ultra patriarcal, donde no había ninguna mujer involucrada en la discusión, hubiera alguien que planteara el tema de la mujer y lo mal parada y vulnerable que quedaba ante esta idea.

En medio del gallito político entre Pinochet y Piñera, el General de Carabineros de esa época, César Mendoza, expresa una inquietud que también podría calificarse como un vaticinio.

Lo que Mendoza percibe es que esto produciría un efecto político. Ellos fueron muy hábiles en adelantarse a estos problemas. Dictadura o no dictadura, vivían haciendo política igual, si estaban en el gobierno al fin y al cabo. Mendoza se dio cuenta que el poder se iba a concentrar en las manos del poder económico. Privatizar el sistema de pensiones, al final, era pasarles un tesoro, y en el futuro, ese poder económico iba a tener más peso que las decisiones del propio ejecutivo.

¿Se podría afimar que finalmente eso ocurrió en el país?

Efectivamente es un problema que hoy día se desarrolló en Chile. La concentración del poder económico en tan pocas manos, en el fondo, determina que el espacio para la decisión política de los gobiernos está bajo su orden. Habrá alguien que lo pueda rebatir en cierto grado, pero es una percepción que se basa en muchas evidencias.

La visión generalizada entre los mandamases del régimen, entonces, era de desconfianza frente a lo que buscaba instaurar José Piñera.

Absolutamente. Por eso el libro lo aborda desde el punto de vista de mitos, porque el mito vigente es que Pinochet y José Piñera era un solo corazón. Por lo menos a la distancia uno tiene la percepción de que al dictador le gustaba el modelo de AFP, cuando en realidad desconfió mucho. Todo lo que ocurrió desde que se planteó la idea, hasta su promulgación, fue algo forzado. También es llamativo que es el propio José Piñera quien lo cuenta con bastante honestidad en su libro (El Cascabel al gato). Él no quiso darme una entrevista a mí, a pesar de que se la pedí, pero su libro es una cantera de información imprescindible para comprender este proceso.

¿Por qué decidió no hablar contigo directamente?

Dijo que para obtener las respuesta me remitiera a su libro, que fue lo que hice. De todas formas recomiendo mucho su libro. Hay que leerlo para entender parte de la historia de cómo se hizo esto.

CAMPAÑA DE TERROR

“Nos llamaron a una reunión con un general que estaba a cargo de todas las escuelas. El general estaba con la directora Carmen Julio. Nos dijeron sobre la reforma, que nos iban a aumentar el sueldo, porque la cotización que hacíamos a la Caja de Empleados Públicos era más alta. Nos dieron todas las explicaciones de lo bueno que era. Un colega se atrevió a preguntar: “¿Y qué pasa si no nos cambiamos?”. “En caso me presentan su renuncia y se van”, dijo la directora. El jefe militar lo refrendó: “El que no se quiera cambiar, se va”. Ahí había un señor con los formularios listos para que los llenáramos. Y todos nos cambiamos”.

Este recuerdo, incluido en el cuarto capítulo del libro, corresponde a la mamá de la periodista, María Angélica Acuña, quien trabajaba en la Escuela Nº9 Domingo Santa María de Iquique en 1981, cuando José Piñera ya había calmado la desconfianza de Pinochet y había anunciado por cadena nacional la implementación del nuevo sistema de pensiones.

La utilización de fuentes cercanas, explica la autora, tuvo la intención de graficar el verdadero impacto que generó el cambio de modelo previsional y bajo qué términos se efectuó.

“Partí buscando testimonios de personas que reflejaran lo que pasó. Pero de repente me pregunté para qué voy a calentarme la cabeza buscándolos si los tengo aquí, a la mano. Así quise contar de qué forma el sistema de pensiones impactó una familia común y corriente desde un principio. Y luego están los datos oficiales que confirman la tendencia que se ve reflejado en esos casos particulares. Lo puse porque me parece que todo podemos tener esa experiencia de mirar a nuestros mayores jubilados, o por jubilar, y encontrar la evidencia de cómo este sistema no funciona”, explica la periodista.

¿Existe una opción viable de modificar el sistema?

Habría que analizar cuidadosamente las propuestas que se han presentado.

A lo largo del libro contaste con la ayuda de Luis Mesina, y en epílogo también abordas el movimiento del cual es vocero, No + AFP. ¿Qué opinas de su propuesta?

Lo que él promueve es el cambio completo del sistema de AFP al sistema de reparto. Es bien transparente y clara. Las opciones políticas de que ocurra esto van a depender directamente de la fortaleza que demuestren las personas que quieren volver al sistema de reparto, y no inclinarse por otras alternativas. Como se cuenta en el último capítulo del libro, está bastante arraigada la idea en la gente de que si bien no les gusta el sistema AFP, sería peligroso forjar un cambio. Entonces la propuesta de Luis Mesina choca contra eso, contra el impacto cultural que provocó José Piñera.

¿Hay un antes y un después tras su intervención?

Exactamente, y él lo reconoce. Primero con el Plan Laboral, que cambió las reglas del juego en el ámbito del trabajo y modificó completamente la forma en que los trabajadores chilenos entienden su posición como empleados. Y después con las AFP, donde generó una transformación profunda en cómo se pagan las pensiones, y cómo deben hacerse cargo las empresas para cubrir eventos como la invalidez, muerte o viudez.

¿Existe un riesgo al tratar de revertir esta situación?

Por supuesto. Las seis AFPs que existen hoy día concentran un enorme poder político que se fundamenta en su poderío económico. Es equivalente a más del 70% del PIB. Todo lo que produce Chile en cobre y otras materias, y sus empresas, casi se equiparan con el fondo de pensiones, cuyas arcas siguen aumentando. Esto significa que la oposición al propio sistema de AFP hace difícil cualquier tipo de cambio que se quiera adoptar. Y lo hemos visto. Antes de ayer, de hecho, me llegó un comunicado de mi AFP donde me hablan de los riesgos que existen de que se cree este fondo solidario que pretende implementar el gobierno con apenas un 2% de cotizaciones. De la forma en que está redactado, es como que te dijera ‘el gobierno te quiere despojar de tu plata’. Cualquier intento de modificar este modelo va a chocar con un sentimiento cultural que, por un lado, te anima a defender algo que aparenta ser tuyo y por otro, instala un miedo terrible a perderlo.

¿Hay una intención de propagar esa sensación de inseguridad?

Claro. O si hay algún cambio, cualquier cambio en el sistema de AFP, se va a producir un caos económico y Chile se va a ir a la quiebra. Hay una campaña del terror soterrada pero bastante efectiva, que hasta ahora ha inhibido el cambio. No son dificultades técnicas las que impiden la modificación. Hasta donde yo reportié, no existen. Pero sí culturales y de contrapeso de poderes.

¿“Mitos y verdades de las AFP”, entonces, busca contrarrestar esta situación?

Eso es lo que pretende ser. Que la gente lea, se entere, bajar el fantasma de que la información es demasiado técnica e inentendible para ella. Ojalá se genere discusión en torno al camino que hay que seguir. Para que la discusión sea realmente democrática deben participar todos, no solo los que se autodenominan expertos.

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