LIBERDADE, SOCIALISMO E REVOLUCAO, BRASIL
La prisión del ex presidente golpista Michel Temer es el típico ejemplo de la naranja exprimida hasta la última gota y después, ya en forma de orujo inútil, debidamente descartada.
En su debido tiempo, Temer fue funcional para la gran burguesía brasileña y extranjera. Convocado a encabezar un golpe para profundizar los ataques a los trabajadores y realizar las contrarreformas que el gran capital exigía (y que el PT ya no podía garantizar), él respondió prontamente.
Hizo el trabajo sucio sin ningún pudor. Aprobó la enmienda constitucional 95 que congela el gasto público por veinte años. Garantizó la ampliación de las tercerizaciones y aprobó la nefasta contrarreforma laboral. Promueve una contrarreforma en la enseñanza media junto con una variedad de ataques a los derechos sociales.
Fallo en el caso de la contrarreforma de la previsión. Esto se dio por dos razones fundamentales. En primer lugar, se encontró con una resistencia organizada que resultó en la importante huelga general del 28 de abril de 2017. Pero, junto con ello, se vio obligado a concentrar sus fuerzas en el bloqueo de las denuncias criminales que, en dos ocasiones, llegaron al Congreso .
Los esquemas de corrupción de Michel Temer son amplia y notoriamente conocidos. A pesar de eso, la justicia burguesa nunca movió una paja contra él porque siempre fue una justicia de clase.
¿Habría cambiado ahora? No. La Operación Lava Jato siempre actuó como una justicia políticamente orientada. Para alcanzar sus fines usó métodos arbitrarios, aceleró procesos, restringió el derecho de defensa, condenó sin pruebas y deliberadamente trabajó para confundir a la opinión pública.
Su objetivo fundamental fue derrocar al PT del gobierno e impedir la candidatura de Lula a las elecciones de 2018. Ante las enormes limitaciones, errores e incluso degeneración presente en los gobiernos del PT, acabaron logrando. Abrió camino a Bolsonaro y el juez Sérgio Moro se convirtió en ministro de ese gobierno de extrema derecha.
En ese tiempo, además de Lula y de políticos del PT, quedaron por el camino sectores de la burguesía nacional, como algunos dueños de contratistas presos (ningún banquero, ningún ejecutivo de multinacional) e incluso políticos de la derecha tradicional (como Sérgio Cabral del PMDB y Y en el caso de las mujeres. Pero, el centro era pavimentar el camino hacia un gobierno de extrema derecha capaz de enfocar la contrarreforma de la previsión y otros retrocesos goela abajo del pueblo brasileño.
El gobierno de sólo tres meses ya da señales de crisis. Bolsonaro es un aventurero de tendencia fascistizante y que ofrece riesgos a la propia clase dominante. La caída de Bebianno, los problemas en el Congreso, las peleas entre el ala olavista fundamentalista y los generales en el gobierno, la caída en la popularidad y la desconfianza creciente encendieron la señal de alerta.
En el propio tribunal hay una pelea de perros grandes. El STF desistió dos golpes importantes sobre la Operación Lava Chorro. El primero al rechazar la escabrosa iniciativa de crear un fondo de 2.500 millones de reales de las multas sobre Petrobras para ser utilizado a placer de los fiscales de la Lava Jato. La segunda cuando decidió que la corrupción relacionada con la financiación de campaña quedaría en el ámbito del Tribunal Superior Electoral.
La prisión de Temer, hoy «perro muerto», es parte de ese juego político en el que la Lava Jata intenta mostrar servicio y contraatacar. Temer está sintiendo el gusto de su propio veneno y no tenemos ninguna misericordia hacia él, aun sabiendo de la arbitrariedad de los métodos de la Lava Jato.
La cuestión aquí es hasta cuando la justicia funcionará sólo al servicio de las élites, de los ricos y de los dueños del poder. Queiroz, el amigo corrupto de los Bolsonaros, continúa libre. Los mandantes del asesinato de Marielle y Anderson continúan desconocidos.
El papel de la izquierda en ese contexto es movilizarse contra los ataques del gobierno Bolsonaro, especialmente la contrarreforma de la previsión, y la garantía de los derechos democráticos, de organización y movilización. ¡Debemos luchar también para que los ataques promovidos por el gobierno Temer sean revocados inmediatamente!
No tenemos ninguna misericordia respecto a Temer, pero tampoco ninguna ilusión en la Lava Jato y en la justicia burguesa. Confiamos sólo en la fuerza organizada de la clase trabajadora y del pueblo movilizado y consciente. ¡Es a partir de esa fuerza que barraremos los ataques y conquistaremos verdadera justicia!