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CONTRA LA FALTA DE VIVIENDAS EN CHILE

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 Por Rucio R.

          Chile tiene un déficit de viviendas, que según como se mida puede alcanzar a casi 550 mil viviendas, pero si se suma la cantidad de viviendas existentes de manera precaria o que necesitan mejoras urgentes para ser consideradas viviendas dignas, la cifra llega a casi un millón trescientas mil.

Todas las promesas de campaña quedan cortas a la hora de llevarlas a la práctica, ya sea por falta de financiamiento o por baja cobertura, así mismo en el sector privado hay una cantidad importante de viviendas o departamentos que no se han vendido, entre otras razones, porque los créditos hipotecarios tienen altos intereses y la exigencia de los bancos para otorgarlos también son altas.

Esto condena a muchas parejas jóvenes a vivir de allegados a tener que arrendar porque prácticamente el acceso a la vivienda es prohibitivo en Chile. Pero este no es solo un fenómeno chileno, ocurre lo mismo en otros países del mundo, incluso en países desarrollados.

Cada día está más claro, que el sistema capitalista está en un callejón de crisis permanente, donde las únicas salidas son el recorte de los derechos sociales, como salud, educación, pensiones y viviendas.

Ante esta situación, ninguno de los candidatos presidenciales está ofreciendo una alternativa diferente y creíble para salir de este flagelo que significa la falta de un techo para vivir.

No es necesario decir que este es un problema de la clase media empobrecida y de la clase trabajadora, porque la elite y sus hijos no enfrentan estos sinsabores de la vida.

Nadie por ejemplo está planteando la idea de crear una empresa constructora pública, con filiales a lo largo de todo el país, desde Arica a Magallanes, donde un organismo técnico con profesionales del rubro de la construcción se encargue de hacer el catastro y el diseño de barrios integrales, con viviendas dignas, policlínicos, colegios, salas cunas, jardines infantiles, bibliotecas públicas, centros deportivos, teatro y centros comerciales, cuartel de bomberos y comisarías.

Junto a esta empresa constructora pública, también el estado debería contar con una distribuidora pública de materiales de construcción, una especie de CENABAST (central de abastecimiento de insumos médicos) para la construcción de viviendas.

Esto aseguraría contar con materiales de construcción más baratos, lo cual redundaría en viviendas con un costo menor al actual integrando al Banco estado que debiera volver a ser el banco del estado con un departamento de créditos hipotecarios con tasa de interés preferencial.

¿Cuál sería el beneficio de llevar adelante este programa de construcción de barrios integrales?

Primero que nada, atacar de manera eficaz la falta de viviendas a lo largo del todo el país, segundo un incremento sustancial de la mano de obra, bajando así también los índices de cesantía. Esto significa por otra parte dinamizar la economía, ya que habría un mayor consumo de bienes y servicios para satisfacer la demanda de los nuevos puestos de trabajos con salarios que alcancen para vivir de manera decente, un mínimo de un millón que es la cifra que logra cubrir los gastos actuales de una familia durante un mes.

La construcción de barrios integrales también sería una política que reduciría de manera real los índices de delincuencia y un verdadero combate al crimen organizado, ya que todos los estudios indican que el crimen organizado y el narcotráfico se hacen fuertes ahí donde el estado no está presente.

Barrios donde la población esté integrada y sea parte activa en el desarrollo de la comunidad y no sean simples espectadores de las políticas dictadas desde las autoridades, juntas de vecinos con financiamiento público para que ejerzan labores de cuidados y vigilancia.

Una política así para terminar con la carencia de viviendas existentes, también significa un desarrollo económico a lo largo y ancho de todo el país, porque  

Con la construcción de nuevos barrios, se va a necesitar más alimentos y toda clase de insumos que se requieren en una casa, más negocios, más agricultura, etc.

¿Cómo se financia toda esta maravilla?

Hoy día las AFP, reciben todos los meses enormes cantidades de dinero fresco y las utilidades de las administradoras son multimillonarias, y muchos de los recursos se usan en el sistema financiero, como especulación.

Poniendo fin a las AFP, parte de los aportes de los trabajadores, puede ser invertido en este programa intensivo de construcción y las utilidades generadas, redundaría en mejores pensiones para los mismos trabajadores al cambiar el sistema de capitalización individual por un sistema de reparto.

Los detractores dicen. Con la tasa de natalidad actual, el futuro de los sistemas de pensiones de reparto, estaría en riesgo porque no habrá reemplazo de cotizantes.

Pero si se implementa esta política de desarrollo a lo largo de todo el país, con ingresos y con instituciones que aseguren un bienestar de la población, se revertiría también el fenómeno de los bajos índices de natalidad, ya que hoy en día muchas parejas jóvenes no están en condiciones económicas para mantener hijos, por los elevados costos que esto significa.

Si los salarios suben, la cesantía se lleva a niveles de pleno empleo, florecerá la cultura, las artes la gente viviría más contenta, los jóvenes no tendrían miedo de comprometer su nivel de vida teniendo hijos y a futuro estaría asegurada la tasa de reemplazo para el sistema previsional.

¿Por qué no se hace?

¿Por qué nadie plantea algo así?

La respuesta está en que, bajo el actual sistema neoliberal, el estado está condenado a ser un mero administrador, un fiscalizador de las políticas económicas.

La otra razón es que todos los actuales dirigentes políticos de todos los colores políticos, solo juegan a administrar el sistema y el problema es que el sistema mismo es el que está en crisis, es el capitalismo el gran freno al desarrollo de la humanidad como conjunto social.

Bajo el sistema capitalista es imposible llevar adelante un programa como el que acá se expone, porque está pensado en un beneficio social, colectivo y no individual.

Frente a las elecciones presidenciales que enfrentaremos en poco más de un mes, la clase trabajadora no tiene ninguna alternativa real para salir de la crisis actual.

El trabajo será arduo y duro, para levantar una alternativa de clases que se proponga dar solución verdadera a todos los problemas que enfrentan los y las trabajadoras de Chile, los problemas a los que se enfrentan nuestros jóvenes con los miles de cesante ilustrados, profesionales salidos de la universidad y que no encuentran campo laboral donde desarrollarse.

El capitalismo es el problema, una sociedad socialista es la solución, el partido de la clase trabajadora, es el camino.

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