por Margarita Labarca Goddard
Para referirse a la dictadura y sus prácticas de tortura, en general se habla de “violaciones a los derechos humanos”, “los horrores de la dictadura” o frases parecidas, pero sin dar detalles.
Y la derecha se aprovecha de esta ignorancia colectiva, para minimizar las brutalidades del pinochetismo y tratar de echarles la culpa a las víctimas. Intentan hacer equivalentes los crímenes de la dictadura, con a las acciones de nuestros compañeros que lucharon contra la tiranía y entregaron su vida en ese empeño.
Quien fue presidente de la Corte Suprema en ese periodo oscuro, un tal señor Enrique Urrutia Manzano, declaraba «En cuanto a torturas y otras atrocidades puedo afirmar que aquí no existen paredones ni cortinas de hierro y cualquier afirmación, al contrario, se debe a una prensa proselitista de ideas que no pudieron prosperar en nuestra patria”.
Esto sigue ocurriendo, en circunstancias de que hay un informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, también llamado Informe Valech, por el sacerdote que la presidió. Esta Comisión fue creada por el entonces presidente Ricardo Lagos en 2003. El objeto era suplir las carencias de la Comisión Rettig, que sólo pudo pronunciarse sobre quienes habían muerto a manos de agentes del Estado durante la dictadura militar. Las torturas y prisiones no habían sido contempladas con anterioridad.
La Comisión Valech estaba integrada por varias personas intachables y de enorme prestigio, que daban plenas garantías de imparcialidad y que jamás han sido cuestionadas. Les pongo aquí los nombres pero no las biografías para no alargarme. Ustedes las pueden buscar en Internet:
Sergio Valech, presidente, obispo católico, ex vicario de la Vicaría de la Solidaridad
María Sepúlveda Edwards, vicepresidenta ejecutiva, ex funcionaria de la Vicaría de la Solidaridad
Miguel Amunátegui, abogado
Luciano Fouillioux, abogado, ex ministro de Justicia
Elizabeth Lira, psicóloga
Lucas Sierra Iribarren, abogado
Álvaro Varela Walker, abogado, ex funcionario del Comité Pro Paz
La Comisión Valech funcionó desde 2003 hasta 2011, interrogando a miles de personas que concurrieron voluntariamente a prestar su testimonio.
En 2010, dos de sus integrantes, José Antonio Gómez Urrutia y Álvaro Varela Walker, renunciaron y no he encontrado información sobre los motivos. En fin, que este punto podría ser investigado o ya ha sido investigado por otros. Quien se interese, lo puede averiguar.
Los dos renunciantes fueron reemplazados por Mario Papi Beyer y Edgardo Riveros Marín
Ante la Comisión Valech declararon más de 27.000 personas sometidas a prisión por motivos políticos, de las cuales, la casi totalidad declaró haber sido víctima de tortura. En estos testimonios, por decisión del ex presidente Ricardo Lagos, se mantiene en reserva el nombre de la víctima, del torturador y del lugar de las torturas. Ahora el presidente Boric ha dicho que levantarán el secreto.
Por lo tanto, yo no voy a inventar nada ni analizar nada. Lo que voy a hacer es reproducir partes del Informe Valech. Sé que esto es desagradable, repugnante, terrible, pero es lo que hay. Es la verdad que no se puede desconocer ni menos ocultar. Al contrario, hay que divulgarle urbi et orbi, para que todo el mundo la conozca y entienda que eso no puede volver a ocurrir NUNCA MÁS.
VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES (Comisión Valech, párrafos textuales).
Es importante señalar que la violencia sexual constituye una de las formas más graves de la violencia.
Ha parecido necesario destacar separadamente la situación de violencia sexual que afectó a las mujeres detenidas, tomando en consideración las características de esa violencia, además de su significación moral y cultural en la sociedad chilena.
Esta Comisión recibió el testimonio de 3.399 mujeres, correspondiendo al 12,5 % de los declarantes. Más de la mitad de ellas estuvieron detenidas durante 1973. Casi todas las mujeres dijeron haber sido objeto de violencia sexual sin distinción de edades y 316 dijeron haber sido violadas. No obstante, se estima que la cantidad de mujeres violadas es muy superior a los casos en que ellas relataron haberlo sido, por las consideraciones anteriores y porque existen numerosos testimonios de detenidos que señalan haber presenciado violaciones, cometidas en una gran cantidad de recintos de detención. Los testimonios hablan por sí solos.
Situaciones conocidas por la Comisión
Las entrevistas realizadas por esta Comisión no indagaron expresamente acerca de la violencia sexual ejercida contra las ex presas. Las situaciones que se registran fueron mencionadas espontáneamente por las declarantes . Es necesario señalar que la violación sexual es para muchas mujeres un hecho del cual les cuesta hablar y muchas veces prefieren no hacerlo.
La violencia sexual contra las mujeres durante el régimen militar constituye una de las formas más brutales de violencia,,, agravando el impacto sobre su integridad moral y psicológica.
Prisión y violencia sexual (Testimonios)
1.Recibí golpes y corriente en la Comisaría [se omite]. La tortura más severa fue en [un recinto de la Armada], allí sufrí el submarino, la escasa
comida, los simulacros de fusilamientos todas las noches, las quemaduras con cigarros (…).En la Comisaría [se omite] sufrí violación con botellas.
Lesiones genitales, golpes en la cabeza, que provocaron mi estadía por una semana en la enfermería del Fuerte, sin medicamentos. VIII Región, 1973.
- Al quedar detenida fui incomunicada en una sala donde luego me violó un soldado raso mientras me interrogaban. Me decían cosas horribles, me apuntaban el cuello con un sable y que iba a ser violada por una cuadrilla si no hablaba. VII Región, 1973
- Por violación de los torturadores quedé embarazada y aborté en la cárcel. Sufrí shock eléctricos, colgamientos, «pau-arara» , «submarinos», simulacro de fusilamiento, quemadura con cigarros. Me obligaron a tomar drogas, sufrí violación y acoso sexual con perros, la introducción de ratas vivas por la vagina y todo el cuerpo. Me obligaron a tener relaciones sexuales con mi padre y hermano que estaban detenidos. También a ver y escuchar las torturas de mi hermano y padre.
Me hicieron «el teléfono», me pusieron en la parrilla, me hicieron cortes con yatagán en mi estómago. Tenía 25 años. Estuve detenida hasta 1976. No tuve ningún proceso. Región Metropolitana, 1974.
Prisión y violencia sexual de menores de edad - Fui llevada a [un recinto del Ejército] y fui objeto de abuso sexual. Nos llevaron detenidas con mi hermana y una amiga. Yo fui la primera en ser interrogada. Me hicieron pasar a una pieza donde había tres milicos con su rostro tapado, tenían una bolsa negra en la cabeza , uno por uno me hacían preguntas, pero yo no sabía nada por lo tanto no podía responder.
Fui violada, me ponían corriente, me quemaron con cigarrillos, me hacían «chupones», me pusieron ratas. Creo que estuve en [recinto secreto de la DINA] me amarraron a una camilla donde unos perros amaestrados me violaron. Estaba siempre con scotch, después una venda y después una capucha. Se reían, nos ofrecían comida y nos daban cáscaras de naranjas.
Nos despertaban de noche para perder la noción del tiempo. Luego de su liberación fue expulsada del país, sola, sin su familia.
16 años, Región Metropolitana, 1975. - Fui detenida en mi hogar luego de un violento allanamiento y destrozos de enseres. Estuve en [un recinto secreto de la DINA], recibí toda clase de torturas, corriente en parrilla y colgada [se omite], simulacro de fusilamiento, golpes, violaciones reiteradas, quemaduras internas (útero), golpes con elementos metálicos, sesiones psiquiátricas para olvidar las torturas. Me hicieron presenciar violación con perros dirigidos por … Viví torturas y sesiones de masturbaciones por parte de los encargados del
recinto, quemaduras con agua hirviendo en mi brazo izquierdo, costillas fracturadas.
Mi torturador la mayor parte del tiempo fue el [se omite] y [se omite] presenciaba junto con otros.
17 años, Región Metropolitana, 1975.
Prisión y violencia sexual de mujeres embarazadas que fueron violadas
durante su detención. Después de 30 años, sigo llorando. Cuando fui detenida estaba embarazada de 3 meses Estuve en la Comisaría de [se omite]. El carabinero a cargo me amenazaba de que me iba a violar. En una carpa de campaña en el patio obligaron a un dirigente sindical a violarme y manosearme a vista de dos carabineros a cargo. Me amenazaron con sacarme las uñas de los pies (no lo hicieron, sí a otros compañeros). En [se omite] de (se omite] tuve un simulacro de fusilamiento… Estuve incomunicada en bancas días y noches.
Vendada todo el tiempo. Era obligada a observar la tortura de otros y era amenazada de que me violarían nuevamente. En los interrogatorios me desnudaban , me manoseaban y me sentaron en la silla dental y me pusieron corriente en los pechos, garganta, vientre, piernas. Fui a dar al hospital en diciembre del 73.
X Región, 1973.- Me llevaron a un recinto desconocido. Me golpearon, estaba esperando un hijo, tenía un mes y medio de embarazo. Recibí golpes de puño y pies, culatazos. Me aplicaron electricidad. Me violaron dos hombres con violencia, brutalmente […] me preguntaban por mi papá que estabadetenido. En la casa de torturas de [se omite] me golpearon, me daban patadas. Yo les decía que estaba embarazada y me ofrecían abortar. X Región, 1973.
- Sufrí golpes y aplicación de corriente eléctrica en todo el cuerpo. Fui colgada de pies y manos y me taparon la boca con una toalla, en ese momento me encontraba embarazada (un mes). Fui violada por distintos sujetos, mientras mis manos y pies se encontraban atados, me introducían en el agua, luego aplicando corriente eléctrica específicamente más en los órganos genitales, dedos y vientre. Además, sufrí agresión psicológica, amenazándome que matarían a mi hija de 9 meses que se encontraba en poder de ellos.
Región Metropolitana, 1975. - Me llevaron a Tejas Verdes: siempre encapuchada e incomunicada en una barraca […] Para los interrogatorios éramos trasladados en un camión frigorífico, amarrados, encapuchados. Nos desnudaban y nos introducían en unas celdas a la espera. Las sesiones de tortura duraban alrededor de doce horas. Este procedimiento era a diario. Yo tenía tres meses de embarazo. Recibí golpes bajo el vientre, golpes con sacos mojados sobre las piernas, baldazos de agua estando amarrada a un poste, amarrada por horas con
cuerdas que pasaban bajo mis piernas. Me hicieron simulacro de fusilamiento y violación. Me arrancaron las uñas de los dedos chicos de los pies y quemaduras en el cuerpo. Escuchaba torturas de otros presos y me hacían escuchar un casete con la grabación de quejidos de niños y me decían que eran mis hijos. Me hacían comer excrementos. En el [se omite] y producto de las torturas se me produjo un aborto espontáneo. Nunca recibí atención médica.
V Región, 1974. - Estos casos ejemplifican situaciones cuyas consecuencias afectaron a esas mujeres, a sus parejas y a sus hijos por muchos años, sino por toda la vida. Sin embargo, hay un efecto adicional que es preciso examinar. Las evidencias científicas señalan que la alimentación, las tensiones, la presión psicológica y física experimentada por la madre durante el embarazo tiene efectos sistémicos que inciden sobre los hijos. Es decir, los niños que se encontraban en el vientre de sus madres, son víctimas de padecimiento, dada la unidad biológica entre ambos. Los efectos de los sufrimientos y presiones sobre la madre influyen directamente sobre el niño, alterando incluso su desarrollo físico. El primer impacto sobre el niño es intrauterino.
Es por eso que las madres estresadas tienen hijos más pequeños y vulnerables.
La visión de los hijos
La Comisión recibió también testimonios de hijos acerca de la situación que afectó a sus madres y a ellos
mismos. - El hijo de una madre torturada, ya fallecida, relató algunas de las torturas que padeció su madre cuando lo esperaba y fue detenida. Ella tenía dos meses de embarazo a fines de 1974. Fue detenida por la DINA. Dijo que ella le habló de haber sido sometida a la parrilla y al pau de arara, pero que lo que más la había atormentado era el intento de violación por perros. Le dijo también que estando detenida fue internada en dos oportunidades en el hospital Barros Luco por síntomas de pérdida. Ella fue liberada después de estar en recintos de la DINA al momento del parto.