Carta Pública a mi amigo Marco Enríquez-Ominami
Hace más de una década que hemos visto cómo en América Latina se ha llevado a cabo una ofensiva en contra de líderes de la región, erosionándose —con ello- las conquistas democráticas.
He sido víctima de ello, y en Chile también lo ha sido Marco Enríquez-Ominami, a quien considero un gran amigo y con quien comparto en el Grupo de Puebla.
Ambos tenemos las heridas de las ofensivas realizadas en nuestra contra a través de estrategias poco limpias, procesos judiciales selectivos con amplia cobertura mediática, y la utilización de aparatos legales para desestabilizar a quienes hemos sido opositores políticos.
Pero nada de eso ha logrado frenar nuestras ilusiones y no renunciaremos a nuestras convicciones.
Hemos sido víctima de lawfare y de la evidente utilización de la justicia como arma de guerra política para impedirnos participar en la política, como forma de controlar la participación democrática.
Jueces y fiscales -movidos por intereses personales y amparados en aparentes afanes de justicia- han buscado notoriedad, sacrificando personas y erosionando la democracia en el continente.
Por eso, expreso mi apoyo especial a Marco Enríquez Ominami para que un breve plazo se disponga el restablecimiento de los derechos fundamentales que ilegítimamente le han sido perturbados, en un escenario histórico para Chile.
Lamento que una vez más, en nuestra región, exista una evidente utilización de la apariencia del proceso y una acción política y tiránica de persecución.
Marco Enríquez-Ominami es y ha sido, tratado inhumanamente, no se le ha respetado su presunción de inocencia y se ha vulnerado su derecho a una protección mínima jurídica y política de Estado, lo que no solo le impide tener un rol electoral pasivo, sino la capacidad de ser escogido por el pueblo para alguna función pública. Todo esto es una gran ofensa a sus derechos humanos civiles y una gravísima ofensa a la democracia en Chile, que espero, sea subsanada gracias a la intervención de la justicia internacional.
No bajemos los brazos, la lucha es ahora, no tenemos miedo y estoy seguro que tanto en mi caso como en el de Marco, se restablecerá el imperio del derecho y recuperaremos todo aquello que se nos ha quitado con el único objetivo de dejarnos fuera del camino hacia la democracia.
Luiz Inácio Lula da Silva
Ex-presidente da República do Brasil