por Gustavo Burgos
El Porteño
El día de hoy, 29 de marzo, conmemoramos un año más de los luctuosos asesinatos perpetrados ese ahora lejano 1985 del terror. Los gloriosos nombres de los caídos, Paulina Aguirre, Eduardo y Rafael Vergara y de Mauricio Maigret no sólo enlutan al MIR y a la lucha popular, sino que simbolizan la entrega, el coraje y la inmolación de toda una generación de jóvenes que desde las poblaciones, universidades, liceos y centros de trabajo, entregó su vida por la causa de la revolución. El día anterior habían sido secuestrados los militantes comunistas Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, quienes a la víspera del 30 aparecerían salvajemente degollados en las inmediaciones del Aeropuerto Pudahuel. La Dictadura pinochetista abría las compuertas del horror en defensa del régimen del gran capital y el imperialismo, bajo el inclemente Estado de Sitio se enfrentaban la revolución y la contrarrevolución.