Tal vez, después de todo, ese lado ‘B’ podría ser el verdadero, el lado real. A veces lo que se supone “oscuro y poco factible” termina siendo grotescamente verídico
Durante más de tres mil años, desde las primeras dinastías de los faraones egipcios hasta la explosión provocada por la asamblea de los Estados Generales en Francia en 1789, una especie de manto de intocabilidad había cobijado a monarcas, nobles, militares y sacerdotes. El día 14 de julio de 1789 todo cambió. El mundo cambió. La Historia cambió. A partir de entonces, cambió también la prensa, su estilo y sus objetivos.
Jean Paul Marat, médico, escritor, filósofo, fue el representante de una prensa hiriente, mordaz, irreverente a grado sumo y revolucionaria sin límites. La sarcástica y resentida pluma de Marat vaciaba sus odios y esperanzas en el “Journal de la Republique Francaise”, su personal medio de divulgación de sus ideas, y también en su diario “L’ami du peuple’. En ellos atacó de manera inmisericorde a la reina María Antonieta, haciendo mofa de la soberana recordando los panfletos que recorrían París, cuyos dibujos la mostraban semi desnuda teniendo sexo con militares de palacio.
Muchísima agua ha corrido bajo los puentes de la Historia desde entonces. Pero la libertad de prensa, al grado de aquella que existió durante el primer lustro de la revolución francesa, nunca más se ha repetido. Gracias a Dios, dirán algunos.
En nuestro país recuerdo solamente a dos exponentes de una prensa sarcástica en lo político y mordaz en lo social. La revista ‘Topaze’ y, años después, el diario ‘Puro Chile’. En ambos hubo representantes de una prensa libre que fueron de calidad indiscutida. Jorge Délano (‘Coke’) y Eugenio Lira Massi.
El primero, declarado ‘enemigo público número uno’ por el presidente Arturo Alessandri Palma, quien –siendo primer mandatario- lo enfrentó a golpes de puño una mañana en la concurrida calle Estado. El segundo –Lira Massi- detestado por la derecha anacrónica y el beaterío rampante que pululaban en el país durante la década del 60 y comienzos del 70.
Respecto de Jorge Délano (Coke), informa el sitio Memoria Chilena (memoriachilena.gob.cl): <<El primer número fue lanzado, con un éxito arrasador, el 12 de agosto de 1931, pocas semanas después de la caída del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Topaze, se convirtió en forma sorprendente en uno de los centros más activos de la política y bohemia santiaguina, y en una verdadera escuela para varias generaciones de periodistas y dibujantes. Algunos mandatarios se hicieron parte del espíritu de la revista, celebrando las bromas que recibieron, no obstante hubo otros mucho menos comprensivos. La caricatura anti-rossista «Huele mejor en Dinamarca», que apareció en el número 260, dio lugar a una demanda judicial que terminó en una suspensión temporal de la publicación. El caso más sonado, sin embargo, se produjo meses después, cuando el presidente Arturo Alessandri sacó de circulación el número 285, indignado por la alusión que se hacía a su supuesta falta de valor>>
Eugenio Lira Massi vivió experiencias aún peores. Su obra maestra fue, sin duda alguna, la publicación de ese texto que aún arranca aplausos de millones de lectores: “La cueva del Senado y los 45 senadores”. Escrita en medio de uno de los climas más ardientes de nuestra historia última, o próximamente última (para no provocar las iras de los perfeccionistas), desnudó humorística y magistralmente a los miembros de las cofradías políticas de aquella época (gobierno de Eduardo Frei Montalva y anticipo del gobierno de Salvador Allende). Lira Massi murió en el exilio, en París, en circunstancias extrañas y nunca debidamente aclaradas.
Quien escribe estas líneas es habitante de estos dos últimos siglos, veinte y veintiuno….y ya que ha conocido otras circunstancias políticas debido a que despertó a la realidad hace más de siete décadas, puede referirse a ciertas “ignoradas” características que ostentan muchos parlamentarios y dirigentes políticos de esta inefable actualidad.
Pese a ello, tengo derecho a preguntar, ¿qué habrían escrito, escuetamente, Marat, Coke y Lira Massi respecto de algunos de nuestros actuales políticos? Me imagino, y es mi subjetiva opinión, que podrían haber publicado comentarios como los que usted leerá a continuación.
* Iván Moreira: <<oscuro animador en una boite puntarenense con delirios de burdel, muchachín violento y matonesco, irrespetuoso con su madre, derivó en fallido guardaespaldas de un dictador en el Congreso Nacional. La CNI lo prohijó presentándolo como “sangre nueva” ante el tirano. Tuvo años mejores en San Miguel. Conoció féminas pertenecientes a clases más altas que la suya, las que lo abandonaron rápidamente debido a sus aromas de ‘pachulí’ de chulo austral, lo que incluso fue avalado por sus compañeros de ruta política, quienes también decidieron dejarlo en la estacada. Luego de tantas decepciones y ninguneos, ha sido acogido con cánticos e interesados ‘aleluyas’ por los cristianos de un templo evangélico”>>
* Juan Pablo Letelier: <<tiene más barba que ránula (tirante bajo la lengua), y más ‘patas’ que honestidad política. Educado y criado en EEUU, es un chileno a medias y como buen socialista ‘renovado y rearmado” en EEUU`, es un pro yanqui a todo dar, tal cual ocurrió a muchos de sus compañeros de ruta que fueron reconstruidos en Europa por la socialdemocracia de los años 70 y 80. En su momento fue el diputado que contó con el mayor porcentaje de votación a nivel nacional. Hoy, como senador, provoca encendidas frases y abucheos de sus antiguos electores. Le dicen ‘el araña’, ya que tejió una densa red –al estilo Corleone- en la región de O’Higgins, promoviendo siempre a fulanos de poca prosapia como candidatos a una alcaldía en comunas rurales, donde su verso y su imagen de “hijo de asesinado por la dictadura” tuvo mucho peso durante algún tiempo. Esos años ya pasaron, y Juanpa, vive ahora momentos oscuros, cada vez más negros. De hecho, uno de sus protegidos favoritos, el alcalde de Coltauco (Rubén Jorquera Vidal), lo catalogó de “corrupto” en un programa de la radio comunitaria de esa comuna>>
* Sebastián Piñera: <<Lira Massi de seguro habría aventurado que Tatán tiene hora de atención en el Psiquiátrico, pero que la desechó por consejos de Larroulete, a quien obedeció pese a las advertencias de su médico de cabecera, Jaime Mañalich. Desde su cargo en el sillón de O’Higgins, Piñera ha logrado triplicar su fortuna merced al silencio y quietud de millones de ingenuos y facilongos chilenos…aunque, sin embargo, hoy sufre lo indecible debido a que su regalona –el amor de su vida- lo abandonará inexorablemente radicándose en Grecia, donde hace más de 15 años encontró su pareja perfecta. Sebastián intentó por todos los medios lograr que la comunidad latinoamericana lo considerase “líder internacional”. Vano intento, al menos en política, porque más allá de las fronteras chilenas muchos latinoamericanos lo consideran un buen bufón, un indesmentible mocito de los gobiernos estadounidenses. La cuestión es que en su propio país también tiene mala historia, mala incluso al interior de las tiendas partidistas que una vez lo apoyaron >>
* Carlos Larraín: <<si usted lo conoce recién ahora, es probable que la figura física de este arcaico conservador le rememore las momias egipcias. Craso error. Nada que ver Egipto en este muchacho de ‘titantos’ años…en todo caso, bien podrían ser las momias de Chinchorro, que son las más antiguas del planeta. Es que Carlitos tiene una edad indefinida. Por él han pasado todas las modas habidas desde finales del siglo diecinueve hasta nuestros días. Pero él no ha caminado junto a los tiempos. Quedó políticamente atascado en una era del pleistoceno, por lo que continúa creyendo –y es honesto en esa realidad- que forma parte de una clase social prima hermana de las monarquías absolutas. Lo cree y actúa en consecuencia. Por eso siente que tanto él como sus vástagos tienen el divino derecho de hacer lo que les plazca, atropellar a quien se les cruce en el camino, desdeñar ‘legalmente’ a quienes no forman parte de su propio círculo ’monárquico’, establecer una justicia acorde a sus intereses y cambios de humor, así como a decir cuánta sandez se le viene a la cabeza, creyendo erradamente que de sus labios sólo brota sabiduría y justicia. Pero, su tiempo verdadero está expirando. Algunas malas lenguas aseguran que lo han visto en un cementerio de Punta Arenas “vitrineando” departamentos pilotos…por siaca.
*Michelle Bachelet: <<Su gobierno le otorgó a Patricio Aylwin una enorme distinción al condecorarlo pública y oficialmente en el año 2008. A doña Michelle sólo le faltó nominarlo ante la Academia sueca para un premio mayor, pues le entregó una condecoración en calidad de ‘Héroe de la Paz’; una cruel bofetada para millones de ciudadanos que recuerdan perfectamente el recorrido público de este sempiterno dirigente democratacristiano que, desde fines de la década de 1960, mostró un doble estándar político que supera incluso el zigzagueante camino de su tienda partidista.
En la ceremonia en que el gobierno concertacionista le condecoró como “Héroe de la Paz”, un emocionado Patricio Aylwin agradeció al ex ministro del Interior de la dictadura, Sergio Onofre Jarpa, por su “generoso patriotismo y aporte en la transición a la democracia”. Si Jarpa era un demócrata, entonces en Chile hablamos mandarín, pues él se desempeñó como Ministro del Interior de la dictadura militar entre agosto de 1983 y febrero de 1985, período de fuertes protestas sociales en todo el país, las que fueron violentamente reprimidas a balazos y torturas. Además, Jarpa fue acusado de enviar a numerosos detenidos a los centros de ‘interrogación’ de la CNI>>
* Patricio Aylwin: <<No existió altercado, contubernio ni rastrojo político en el cual no hubiese estado presente. A nombre de la democracia institucional y representativa, el señor Aylwin participó en cuanto “chamullo legal” pueda encontrarse en los anales de la historia política de los últimos cincuenta años.
En 1970, luego del triunfo electoral de Salvador Allende, fue uno de los gestores del “Estatuto de Garantías”, medio por el cual su partido (Demócrata Cristiano) negoció los votos de sus parlamentarios para dirimir en el Congreso la elección del doctor socialista frente a su competidor derechista, el ingeniero y empresario Jorge Alessandri.
Como buen “centrino”, también de origen maulino, argumentó que lo hacía “en defensa de la democracia”, aunque la verdad desnuda era más bien una bofetada a los miembros de la derecha por haber negado apoyo al gobierno de Frei Montalva y al PDC en la campaña presidencial. Decía lo que no pensaba y hacía lo que no decía.
Fue uno de los pioneros en arrimarse a los cuarteles para empujar a los militares a un golpe de estado y negarse al acuerdo con Allende que propiciaba el cardenal Raúl Silva Henríquez, lo que habría evitado el baño de sangre y la brutalidad hipócrita que cayó sobre el país. Pero primero, y durante un mes, simuló negociar para salvar su imagen futura y al mismo tiempo hacer patente el deterioro de la situación política en función de la “salida golpista” que íntimamente propiciaba.
Empujó sin pausas la resolución de la Cámara de Diputados que el año 1973 caratuló de “inconstitucional” al gobierno de Allende, entregando argumentos a los golpistas que aguardaban, armas en mano, en los pasillos aledaños.
Años después de haberse producido el golpe de estado, al que había coadyuvado de manera sibilina y solapada, inició los ataques verbales contra la dictadura -al constatar que los militares no iban a traspasar el poder mediante un llamado a elecciones en las que el PDC confiaba obtener pingües dividendos políticos- insuflando aires de democracia a un territorio que la había perdido precisamente por la negativa a defenderla, propiciada por gente como él.
Ascendido a la Presidencia de la República, Aylwin borró con el codo lo escrito con su mano al afirmar que “procuraría justicia en la medida de lo posible”, echando agua sobre las brasas que comenzaban a consumir las podredumbres sitas en algunos cuarteles, salvando de esa manera el acuerdo alcanzado puertas adentro con los representantes pinochetistas en la reunión “secreta” que el PDC sostuvo con ellos en octubre de 1988, una vez que el pueblo concertacionista fue mandado a paseo a las pocas horas del triunfo del NO en el plebiscito del 5 de octubre de ese mismo año>>
Estos sucintos retazos garabateados en una hoja, referidos solamente a cuatro ‘personalidades políticas’, son suficiente ejemplo de lo importante que es informarse -al menos de una exigua parte- del lado ’B’ de quienes nosotros mismos erigimos para representarnos.
¿Se imaginan de cuánto nos habríamos enterado si Marat hubiese dirigido un diario en Chile estas últimas cinco décadas? La verdad es que nos habría bastado contar con las plumas de Coke y Lira Massi.