por Ibán de Rementería
La guerra en contra de los más graves problemas sociales que afectan la integridad, la salud y la seguridad de la población es una metáfora para remarcar el más alto compromiso del Gobierno, el Estado y la Nación frente a algún problema nacional o mundial de primera importancia, tales como: la guerra contra el hambre, la guerra contra la pobreza, la guerra contra el SIDA, la guerra contra la violencia intrafamiliar, la guerra contra la delincuencia, la guerra contra la corrupción, etc. , en este caso la guerra contra las drogas no es una mala metáfora para destacar el compromiso y marcar la convocatoria en contra de la provisión y el consumo de drogas.
Pero, la guerra en términos latos es el empleo racional de la violencia, mientras que la violencia es el uso del dolor para imponer la voluntad. La guerra contra las drogas lanzada por el Presidente Nixon en 1968 “para acabar con los negros y los hippies” (Dan Baum, 2019), ha terminado por convertirse es una sanguinaria política de control social que ha costado muchos más muertos, lesionados y enfermos que el consumo de drogas, también aporta más detenidos, procesados y privados de libertad que cualquier otro delito, tanto en EUA como aquí.