por Aurora Nacarino //
En La familia, la propiedad privada y el amor, Silvio Rodríguez cantaba contra las instituciones burguesas desde esa pasión tan comunista que puede parecer romántica, pero es solo política. Con menos lirismo pero idéntico ardor, Marx y Engels ya habían establecido un vínculo necesario entre el capital y la familia burguesa, uniendo sus destinos en la fatalidad: la segunda desaparecería tan pronto como fuera derribado el capitalismo.