diariolaquinta.cl
(Por Roberto Córdova)
No puedo creer la cosa que veo
Por las calles de Quintero veo
Suenan los acordes de Sol y Lluvia cuando cae la noche en la playa El Manzano, en la comuna de Quintero. Jóvenes y viejos corean y bailan como si se tratara de un concierto de los años 80. Pero no, es un domingo primaveral de 2018, y se trata del cierre de una larga jornada conmemorativa de los cuatro años del derrame de petróleo en la bahía y del primer mes desde la intoxicación masiva que puso a esta zona en el ojo de la noticia.
Desde el mediodía, un acto político-musical reunió a cerca de dos mil personas que en su inmensa mayoría son vecinas y vecinos del sector afectado. Convocados por el Cabildo Abierto Quintero-Puchuncaví, discursos directos, inquisidores y la participación de bandas locales (La Trilla, La Locobomba, Joshua Cadima, Incógnito y Familia Rechazada) se van alternando en el escenario, mientras decenas de niños juegan en la playa y los pescadores -miembros del Cabildo- ofrecen sus pescadas fritas.
Como suele suceder en otros conflictos en que la comunidad se ve perjudicada por acciones de la empresa privada u omisiones del Estado, llega un punto en que la gravedad de los efectos toca las consciencias y moviliza a la población afectada. El tema deja de ser una causa de militantes de organizaciones político-sociales para convertirse en una lucha colectiva.
Lo que comenzó siendo una política de Estado en materia de desarrollo industrial hace cincuenta años, ha terminado siendo un desastre y un atentado diario contra la salud de la población. Esto, porque hace 44 años que en Chile se viene aplicando sin contrapesos un modelo económico que no tiene parámetros éticos; o sea, que privilegia el crecimiento y la acumulación por sobre la integridad de las personas.
Tanto los gobiernos de la Concertación, de la Nueva Mayoría, como los de derecha, han profundizado en la lógica neoliberal, lo que ha implicado el surgimiento de decenas de zonas de sacrificio a lo largo del país. Una de las más graves en sus consecuencias es Quintero-Puchuncaví. Y es por eso que no extraña el surgimiento del Cabildo Abierto Quintero-Puchuncaví.
Según nos señala Carolina Orellana, “el Cabildo reúne a pescadores, profesores, artesanos, a las Mujeres en Zona de Sacrificio, en fin. Nos juntamos espontáneamente para poder mostrar, en primer lugar, la violación a nuestros derechos humanos. Luego empezamos a trabajar, a organizarnos y a levantar un petitorio que consta, entre sus puntos básicos, con el cierre del parque industrial hasta que se establezcan las responsabilidades en la contaminación; una zona franca energética que implique beneficios a la economía de los pobladores en materia de energía y combustibles; una ley general para Quintero y Puchuncaví que regule el proceso de soluciones al conflicto; la declaración de parques protegidos a las Dunas de Ritoque y el Humedal de Mantagua. Lo que buscamos es poner en valor nuestra dignidad. No somos números. Somos personas”-enfatizó.
Por su parte, Cata Alonso, vocera de Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia de Quintero y Puchuncaví, nos señala que “en la comuna de Puchuncaví están naciendo uno de cada cinco niños con problemas neurológicos, de aprendizaje, coeficiente intelectual bajo, etc. Nosotras llevamos 12 años en la lucha medioambiental y hace un año y medio que venimos denunciando las intoxicaciones con estos gases que no sabemos qué son. A un mes de la intoxicación masiva, aún no tenemos respuesta del gobierno”.
Quienes componen el Cabildo Abierto saben que el problema es de larga y compleja solución, pero están resueltos a luchar hasta el final. La unidad es un primer gran paso. La respuesta de la ciudadanía expresada en la multitudinaria asistencia al acto de ayer perspectiva la colectivización de las demandas. La inoperancia del intendente Martínez y de la Seremi de Salud, evidencia el zapato chino en que se encuentra el gobierno: no poder dar respuesta a una demanda que crece en movilidad y masividad por los compromisos que tiene Sebastián Piñera con los intereses de empresarios privados.
Ciertamente, el conflicto se viene largo, pero el ánimo reinante en la jornada de ayer domingo, presagia un espíritu combativo. Todo indica que los habitantes de Quintero-Puchuncaví comienzan a tomarse en serio la lucha contra el modelito neoliberal que tiene contaminada el alma de Chile. Los cánticos que acompañaron el cierre del acto, además, parece que dejan claro a quién se identifica como el principal responsable.
Adiós carnaval
Adiós Sebastián