A la opinión pública:
En estos días los pueblos del mundo hemos constatado un incremento de peligro de una escalada militar con las declaraciones del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la Asamblea General de Naciones Unidas. La clara amenaza de Trump a la “destrucción total” de Corea del Norte, así como la amenaza imperial de intervención militar directa contra Cuba y Venezuela ha aumentado la sensación de extrema vulnerabilidad para los pueblos de la tierra, ya presente por la renuencia de los gobiernos de las naciones hegemónicas a tomar medidas efectivas tendientes a evitar el calentamiento global, que puede provocar la mayor crisis ecológica de la historia humana.
En nuestra región, queda de manifiesto la disposición de la administración Trump de profundizar una lógica de amenaza y agresión militar, además de la comercial que se había venido implementando en estas décadas, para mantener o incrementar el control sobre nuestros recursos estratégicos. En ese marco, ello podría significar una nueva era de intervenciones militares estadounidenses directas en América Latina dirigida a aquellos países que han optado por modelos de desarrollo propios y soberanos.
Lo anterior, se produce en un marco de cuestionamiento generalizado a las políticas de crecimiento que en Chile y la región (con notables excepciones) se han venido llevando a cabo desde una óptica de subordinación norte – sur y que han generado una gran desigualdad y la pérdida de nuestra soberanía económica y productiva, así como una considerable deuda ecológica, consecuencia del modelo de producción-consumo privatizador y extractivista.
Ello implica la necesidad de aplicar medidas urgentes, tendientes a modificar radicalmente el patrón económico y cultural dominante, a través de políticas orientadas a la sustentabilidad, como las siguientes:
– En lo económico, la priorización estratégica de una integración económica, productiva y energética de Latinoamérica y del Caribe respetuosa del medio ambiente; el retiro inmediato de Chile de la Alianza del Pacífico (AP), por representar esta última una zona de libre comercio en favor de las grandes corporaciones transnacionales entre los países más liberalizados de la región y un freno para los ya debilitados procesos de integración y para un comercio equitativo y justo. Junto con ello, promovemos la evaluación integral de los TLC ya suscritos, y que, como han señalado organizaciones como Chile Mejor sin TLC, han producido severos impactos negativos a nuestra casi inexistente industria nacional, así como a los recursos naturales y al medio ambiente.
– En relaciones internacionales Chile debe priorizar su participación en el MNOAL y la lucha por un mundo multipolar basado en la paz, el comercio justo, el término de todo colonialismo y neocolonialismo y la eliminación de las armas de destrucción masiva. En el ámbito de América Latina y el Caribe priorizamos la vinculación de Chile en la UNASUR y la CELAC, en relación a otros espacios subregionales que sirven a intereses ajenos a la integración de nuestra América y nuestros países como es la OEA.
A la vez, llamamos a privilegiar una política vecinal de fronteras integradas con Argentina, Bolivia y Perú.
Finalmente, el respeto a los derechos humanos integrales y la autodeterminación de los pueblos debe ser considerado como el pilar fundamental del sistema político y la defensa de la democracia, contra cualquier atisbo autoritario o de amenaza a la paz y la integración entre los pueblos.
MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO POPULAR, MDP– FRENTE AMPLIO
Santiago, 25 de sept. de 2017