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Whole Foods, empresa de Amazon, vende agua embotellada contaminada con arsénico

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por Adán Salgado Andrade. México

El agua es elemento esencial para la vida. Sin el vital líquido, no existiríamos. La llamada agua “dulce”, o sea, la bebible, comprende sólo 3% de la que posee el planeta. Pero a pesar de su importancia, se desperdicia y contamina más y más. Actividades como la minería, emplean demasiada agua, además de contaminarla permanentemente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

Lo mismo sucede con el depredador fracking, contaminante método para extraer gas natural de los depósitos de esquisto, que emplea millones de litros de agua por pozo, contaminándola, también, permanentemente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).

No hay actividad humana que no emplee agua y, sin embargo, no se le cuida, sino que todas las fuentes de agua dulce están, prácticamente, contaminadas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2008/10/el-agua-dulce-cada-vez-ms-demandada-y.html).  

La cantidad que existe de agua es la misma, desde hace millones de años, aproximadamente 1728 trillones de metros cúbicos (1,728,000,000,000,000,000 m³), y simplemente sigue el acostumbrado ciclo de evaporización, condensación en nubes y precipitación pluvial, sólo que ahora, debido al calentamiento global y la depredación ambiental, le toma a dichos procesos, un total de quince meses reponer el agua, que la humanidad requiere en apenas un año, así que, desde allí, estamos excediendo la capacidad de regeneración de nuestras fuentes de agua dulce.

Por otro lado, es tan desigual su distribución, que actualmente alrededor de 1100 millones de personas, ni siquiera tienen acceso a fuentes seguras de agua para beber, la más elemental e importante de las necesidades hídricas humanas. Aproximadamente, 50% del agua dulce es propiedad de unos seis países (Brasil, Canadá, Indonesia, China, Estados Unidos y Colombia), en tanto que la otra mitad, está muy mal distribuida, pero, incluso, estas cifras, ya resultan controvertidas, pues, por ejemplo, en el caso de Canadá, resulta que lo que antes se afirmaba, que posee alrededor de un quinto de las reservas mundiales de agua dulce, no es así, como informó recientemente la Academia de Ciencias de Canadá, la que señala que, una cosa, es la cantidad de agua que contiene ese país en sus grandes lagos y otra, muy distinta, la que se renueva cada año, que es la que llueve, corre por ríos y arroyos y recarga tanto a los lagos, así como a los acuíferos. Y cita que, en realidad, el agua renovable en Canadá sólo representa 6.4% del total mundial, además de que los lagos canadienses no almacenan tanta agua, como pudiera pensarse, pues con la cantidad del líquido que circulara por los ríos y arroyos de los que se alimentan, les llevaría tres años y medio para llenarse, es decir, poco más de tres ciclos hidrológicos anuales, así que si dejara de llover, la humanidad entera, no sólo Canadá, se quedaría sin agua dulce en menos de tres años, pues, como dije, consumimos en doce meses lo que la naturaleza renueva en quince.

Es tan creciente el empleo de agua dulce que, ya, el agua de mar, se está explotando de manera cotidiana, desde hace años. Las plantas desalinizadoras, crecen cada año y son, para muchos países, la única alternativa para tener acceso a agua bebible. Eso, a pesar de lo costoso que resulta desalinizar agua, pues es un proceso que requiere de mucha electricidad, muy costosa, además de que contamina también, pues la salmuera que queda, se regresa al mar, siendo que es una sustancia muy salada, más que el agua de mar de la que surgió (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/08/las-contaminantes-muy-demandantes-de.html).

Por tanto, en países en donde el agua para beber es muy escasa, un súper negocio es el agua embotellada, que representa para muchas empresas un excelente negocio, que deja millones de dólares anuales en ganancias. Cuatro son las compañías mundiales, que más ganancias tienen comercializando agua para beber: Coca-Cola, Pepsi-cola, Nestlé y Danone. Estas empresas, multiplican por varias veces el costo del agua que venden en relación al precio que la compran. En México, por ejemplo, un metro cúbico de agua cuesta alrededor de diez pesos, justo lo que se cobra, al menos, por medio litro de agua embotellada, dependiendo de su “calidad” – o sea, la empresa que la elabore y su capacidad publicitaria. De dicho metro cúbico, se obtendrían mil litros, o sea, veinte mil pesos, así que podrá entenderse por qué tales empresas tratan de aumentar sus ventas de agua embotellada, por lo redituable que les resulta el negocio, ya que le es más lucrativo a Coca-Cola, por ejemplo, purificar y envasar un litro de agua, que elaborar un litro de su muy publicitado refresco de cola.

Y para ello, emplean campañas publicitarias en donde se valen tanto de consideraciones de salud, como de supuestas acciones “altruistas”. Así, las campañas para la salud, exageran los beneficios que se obtendrían de tomarse dos o más litros de agua diarios (que recientes investigaciones, demuestran que una ingesta muy alta de agua al día es perjudicial, pues puede despojar al cuerpo de sales minerales, vitales para el metabolismo). En cuanto a las campañas “altruistas”, se publicita ampliamente que por cada litro comprado de agua embotellada de tal o cual compañía, se “donarán” diez litros para un país pobre que tenga problemas de agua, el que, generalmente, es uno africano, como Etiopía o Ghana o que las zonas marginadas del país en donde se vende tal agua se verán “beneficiadas” con la construcción de obras para potabilización del agua. Sin embargo, recientes estudios muestran que de cada litro vendido, en su equivalente a dólares, sólo se destinan 0.28 fracciones de centavo a las tan cacareadas campañas altruistas. O sea, si un litro se vende, digamos, en dos dólares, ni un centavo se dedica al bienestar de los países pobres y con problemas de agua, del que tanto dicen preocuparse dichas empresas.

Y, al contrario, Coca-Cola se apropia de las escasas fuentes de agua potable, despojando a muchas localidades del vital líquido, ocasionando que la gente deba tomar su veneno azucarado, a falta de agua, lo que incrementa enfermedades como obesidad, diabetes, cardiovasculares y otras. Esas son sus “buenas obras” (ver: https://www.nytimes.com/es/2018/07/16/espanol/america-latina/chiapas-coca-cola-diabetes-agua.html).

Pero, repito, como en muchos países, en donde el vital líquido cada vez escasea más, la gente se ve en la necesidad de consumir agua embotellada, sin necesidad de las costosas campañas publicitarias de las mencionadas empresas para que la tomen.

Pero, lo peor, es cuando esa agua, que es, supuestamente, “purificada, totalmente potable”, resulta contaminada. Más grave, todavía, que la distribuya una empresa “prestigiada”. Justamente es lo que informa el artículo “El agua embotellada que vende Whole Foods, contiene niveles potencialmente peligrosos de arsénico”, firmado por Catie Keck, que denuncia la falta de ética de esa empresa, propiedad ya de Amazon (ver: https://gizmodo.com/whole-foods-bottled-water-found-to-contain-potentially-1844154064).

No es de extrañar que Whole Foods-Amazon, haya incurrido en esa grave falta, que puede conducir a un fuerte problema de salud, por la intoxicación del arsénico contenido en el agua embotellada “purificada” que venden. Entre otras cosas, Amazon sobrexplota a sus trabajadores, pagándoles salarios tan miserables, que muchos deben de pedir estampillas de comida gratuita gubernamental, para completar sus magros sueldos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/02/la-explotacion-laboral-de-la-nefasta.html).

Por otro lado, durante la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, esa empresa no se preocupó porque sus trabajadores tuvieran ambientes adecuados para evitar contagios, como haber desinfectado sus bodegas o haberles proporcionado equipo adecuado, como caretas, cubrebocas o guantes, por lo que muchos de ellos en Estados Unidos, sobre todo, migrantes, cayeron enfermos, muriendo varios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/negligencia-de-amazon-con-sus.html).

Y lo del agua embotellada, contaminada con arsénico, sería uno más de sus desatinos y graves fallas. De por sí, cuando Amazon adquirió Whole Foods, la eficiencia de esta empresa, comenzó a decaer, tanto en sus entregas, así como en sus estantes vacíos, por la falta de surtido. Y eso fue meses antes de la pandemia (ver: https://www.bostonglobe.com/business/2018/01/22/empty-shelves-whole-foods-have-customers-shopping-elsewhere/UpWrwJa1dteUvEFLBL67ZO/story.html).

Eso, debido a que Amazon, en su absurdo interés de abarcarlo todo, quiso también incursionar hasta en la venta de alimentos. Así que si incurrió en tal descuido con las tiendas de Whole Foods, es lógico que no se preocupe por la calidad de los productos que allí se venden. Como tampoco vigila que no se vendan productos falsificados en su plataforma online, los llamados piratas, lo que ha dañado a los legítimos distribuidores (ver: https://www.france24.com/en/20200429-us-cites-amazon-s-foreign-platforms-over-counterfeit-goods).

El agua contaminada, de la marca Starkey Spring Water, “contiene niveles de arsénico de entre 9.49 y 9.56 partes por millón. La FDA (la comisión reguladora de alimentos y medicinas de Estados Unidos) requiere que las botellas de agua cumplan con un máximo de 10 partes por mil millones, lo que significa que la empresa está casi en el límite. Pero eso, no necesariamente, hace que el agua sea segura, indica el Reporte del Consumidor, al menos si es consumida regularmente”, señala Keck.

James Dickerson, citado por Keck, quien es directivo científico del Reporte del Consumidor, indica que “el consumo regular, incluso, de pequeños niveles del metal pesado, durante largos periodos, incrementa el riesgo de daño cardiovascular, algunos tipos de cáncer y provoca menores índices de coeficiente intelectual, IQ, en niños, además de otros daños a la salud”. Y las pruebas que esa organización hizo de 45 marcas de agua embotellada – demasiadas marcas, podría decirse –, muchas no tenían rastros detectables de arsénico.

Es decir, que, con un control de calidad adecuado, podría eliminarse el arsénico. Pero hacerlo, cuesta dinero y eso es lo que Amazon-Whole Foods no desea, gastar más, aunque sea en beneficio de los consumidores.

Keck contactó a un representante de Whole Foods, quien le dijo que “en todo momento, la prioridad de la compañía, es proveer al consumidor con agua de la más alta calidad”. Ni modo que le diga que su prioridad es vender agua contaminada con arsénico.

Y trató de contactar a alguien de Amazon, pero nadie le dio la cara.

Reporte del Consumidor, ha tratado de que el contenido de arsénico sea bajado a 3 partes por mil millones, pues los consumidores, pensarían que el agua embotellada es más pura, pero no es así, como pasa con el agua de Whole Foods. Adquieren agua contaminada.

Lo que nos lleva a pensar en ¿cuántas veces nuestra confianza, al comprar algo, lo que sea, ha sido traicionada, porque eso adquirido, no cumple con lo que ofrece? Seguramente muchas veces, sean comida, medicamentos, aparatos eléctricos, electrónicos, autos, bicicletas, casas… ¡todo!

Lógico, pues lo importante para Amazon-Whole Foods, así como para todo el capitalismo salvaje, es tener una súper ganancia, que incremente las fortunas de los dueños de capitales e industrias, tal como Jeff Bezos, considerado, ya, el hombre más acaudalado del mundo, incluso, beneficiado por la pandemia, que lo enriqueció mucho más (ver: https://www.townandcountrymag.com/society/money-and-power/a10370099/jeff-bezos-richest-man-in-the-world-net-worth/).

Así que, no nos extrañe, con esa tendencia, un mal día, caigamos envenenados por beber “agua purificada embotellada”.

Contacto: studillac@hotmail.com

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