No nos aburrimos tan fácil, aguantamos mucho, verdad, pero acumulamos bastante rabia. Un palo de leña más al fogón y en cualquier momento puede estallar otra vez. Todo pasa porque, en algún momento, el pueblo deje de ser un agüeboldo, y entienda que el pobre, en esta sociedad, no está nada más que para carne de cañón, o peón. O sea condenado de nacimiento por los dueños del país, a la servidumbre. No creo que sea miedo. Los mapu, por ejemplo, históricamente son conocidos como choros y valientes, pero eso se debe a que poseen una identidad que los mantiene unidos. Como lobos solitarios no hacen mucho. El pueblo somos más, pero estamos todos dispersos, habría que estudiar un poco a Giap, el habla de la dispersión y la concentración como estrategia. Todos sabemos que no podemos quedarnos eternamente en el discurso. Comer toda la vida, arroz, fideos y lentejas. Estudiar una profesión para después terminar trabajando como secretaria, o, en el mejor de los casos, supervisor de cuadrilla. Mientras la derecha asegura puestos reservados hasta para sus nietos. Resentido social, si alegamos mucho; terrorista, si lanzamos una piedra. Como a los esclavos, les daban lo justo y necesario para mantenerlos vivos y con la fuerza ajustada. El sueldo mínimo y las pensiones cumplen ahora el mismo objetivo. Me gusta esa frase: No tenemos nada que perder, solo las cadenas. Porque al final, como sea, todos moriremos. Pero que sea por algo noble. Y que más noble que salvar a un niño de un chupasangre.
No nos aburrimos tan fácil, aguantamos mucho, verdad, pero acumulamos bastante rabia. Un palo de leña más al fogón y en cualquier momento puede estallar otra vez. Todo pasa porque, en algún momento, el pueblo deje de ser un agüeboldo, y entienda que el pobre, en esta sociedad, no está nada más que para carne de cañón, o peón. O sea condenado de nacimiento por los dueños del país, a la servidumbre. No creo que sea miedo. Los mapu, por ejemplo, históricamente son conocidos como choros y valientes, pero eso se debe a que poseen una identidad que los mantiene unidos. Como lobos solitarios no hacen mucho. El pueblo somos más, pero estamos todos dispersos, habría que estudiar un poco a Giap, el habla de la dispersión y la concentración como estrategia. Todos sabemos que no podemos quedarnos eternamente en el discurso. Comer toda la vida, arroz, fideos y lentejas. Estudiar una profesión para después terminar trabajando como secretaria, o, en el mejor de los casos, supervisor de cuadrilla. Mientras la derecha asegura puestos reservados hasta para sus nietos. Resentido social, si alegamos mucho; terrorista, si lanzamos una piedra. Como a los esclavos, les daban lo justo y necesario para mantenerlos vivos y con la fuerza ajustada. El sueldo mínimo y las pensiones cumplen ahora el mismo objetivo. Me gusta esa frase: No tenemos nada que perder, solo las cadenas. Porque al final, como sea, todos moriremos. Pero que sea por algo noble. Y que más noble que salvar a un niño de un chupasangre.
Suban el programa Mate al rey 148, por favor. Gracias.