Ernesto Medina
En la madrugada de un 16 de septiembre de 1973, dos pobladoras encuentran a seis personas asesinadas, hecho ocurrido en la comuna de Lo Espejo, detrás del Cementerio Metropolitano, entre ellos los restos del cuerpo Víctor Jara Martínez, acribillado con 44 balazos, después de ser torturado durante días.
Pedro Barrientos Núñez, en ese tiempo un degenerado teniente, ordenó las ráfagas de fusiles sobre el cuerpo del folklorista, repartiendo la culpabilidad entre los asesinos.
Víctor Jara fue acribillado a balazos por las Fuerzas Armadas de la dictadura militar.
¡Ni Perdón Ni Olvido
El 19 de septiembre se celebran los crímenes del ejército, cometidos en gran parte de la historia de la república. Ese día partidarios de los asesinos llevarán a sus hijos al Parque O´higgins a presenciar como las fuerzas armadas de Chile despliegan todo su poder, con el mismo que han sido capaces de asesinar a sangre fría a civiles desarmados, y trabajadores que con sus propias manos han generado los recursos para quitarles el hambre y engordar sus traseros. Las fuerzas armadas son una de las instituciones que menos produce y que más consume, si esto no es injusticia, significa que todos somos unos pavos que nos gusta que nos traten mal. 44 balazos demuestra que ya no se trata de una simple baja de guerra, el ensañamiento es sinónimo de odio, y de desprecio, algo que nunca Víctor Jara sintió hacia sus adversarios, por el contrario él prefería hacerles canciones. El ejército es el perro acostumbrado a morder la mano que le da de comer. Cobarde por lo demás, que ataca sin previo aviso a civiles desarmados, en el momento de mayor desventaja para sus víctimas, como si se estuviera enfrentando contra otro ejército en igualdad de condiciones. No por nada este ejército fue entrenado por La Escuela de las Américas, para matar políticos. Víctor, por siempre y para siempre tu legado en nuestras memorias. Y tu fotografía en nuestra pared.