El Trabajo nro. 558
Mónica Flores
Corría el año 1989 cuando un grupo de personas, se dio a la tarea de esclarecer lo sucedido con la detención de una familia, entre ellos una mujer embarazada. De acuerdo a los testimonios recogidos, durante el año 1975 fueron detenidos, con carabineros del retén de Chincolco, imputados y condenados por el ministro Arancibia.
Este grupo constituye el Comité Verdad y Justicia, cuyo presidente Reinaldo Flores, junto a María Inés Estay, hacen el proceso de recolección de testimonios, quienes junto a las abogadas de CODEPU Valparaíso, Juana Cuadrado, María de la Luz Salas y Gabriela Correa Trabajadora Social, hacen las denuncias en Tribunal de Petorca, que dio origen a la exhumación, en donde participó EL GAF, Grupo Antropológico Forense, liderado por la antropóloga Reveco.
Durante el proceso de exhumación, se encontró a nueve personas, de acuerdo a los testimonios, pretendían poder alcanzar el paso fronterizo ubicado en la cordillera, infortunadamente fueron delatados por civiles y detenidos por Carabineros.
Entre los cuerpos encontrados, una mujer, un recién nacido, dos niños, y los restantes adultos, es una paradoja que sabemos de los hechores, pero no sabemos la identidad de las personas asesinadas, es nuestro interés llegar a conocer sus nombres, sus orígenes, poner un nombre a su lápida, que sus familias sepan de lo ocurrido.
Creemos fervientemente que la memoria es garante de la no repetición, pero también la justicia. Podemos afirmar que ningún esfuerzo es en vano para esclarecer lo ocurrido, la dictadura afectó, atemorizó, devaluó, asesinó a las personas que vivimos en el campo, pese a los años ya 50, nuestra MEMORIA ESTA VIVA.
Solo sabemos de ella de la mujer, de su bella sonrisa, por sus dientes perfectos, esa sonrisa se multiplica en nuestros corazones, para no permitir que ninguna mujer, niño, u hombre viva este horror, y termine escondido en una fosa común para el nombre de indigente, devaluando su origen y anulando su derecho a un descanso digno y a JUSTICIA.
Nos inspira la vida, nuestras vidas y el tejido que de ello surge, como testimonio de nuestro derecho a la Verdad y Justicia.
No es azaroso no nombrar a los imputados, no merecen ser señalados, quién asesina a un recién nacido, no merece ser nombrado siquiera. Queremos saber los nombres de los integrantes de esta familia, los nombres de los asesinos, ya lo sabe hasta el viento.