Cuesta abajo y sin frenos. Si Wall Street es un buen termómetro para saber cómo de bien le va a una empresa, también lo es para hundirla. Como fichas de dominó que van cayendo, los acreedores de Elon Musk están más que preocupados por las consecuencias del fatal accidente en el que hace unos días falleció una persona a bordo de un Model X.
Tras conocerse que la Junta Nacional de Seguridad del Transporte está investigando lo sucedido, las acciones de la compañía han caído en picado en la bolsa.
«En el precipicio»
En agosto, los inversores hicieron un ‘all in’ en esa ‘producción infernal‘ de la que tanto hablaba Elon Musk para sacar adelante el Model 3. Por desgracia, los cuellos de botella y los incumplimientos en los objetivos sonaron más fuerte, pero Wall Street se ha mantenido bajo el efecto Musk, encandilada por las promesas y los planes de otro mundo.
Ahora tienen serias dudas, y es que ya son dos las víctimas mortales a bordo de un Tesla. El miércoles, las acciones de Tesla de desplomaron en bolsa a un mímino de 86 centavos por dólar; la mayor caída desde 2016, según Bloomberg.
A todo esto hay que sumar que Moody´s ha rebajado la calificación crediticia de Tesla a bono basura.
Los analistas ven la situación muy negra, «en el precipicio», y vaticinan que Tesla podría tener que considerar vender acciones, emitir bonos convertibles y deuda estructurada o adquirir préstamos bancarios. Se preguntan si de verdad puede llevar el coche autónomo a las masas antes de que se quede sin dinero, y estas dudas solo provocan un efecto llamada.
Wall Street mira ahora hacia la producción del Model 3 con mucho nerviosismo.
Malos momentos para la tecnología autónoma
En un espacio de tiempo de cinco días han tenido lugar dos accidentes mortales en los que la tecnología autónoma se ha visto implicada. El primero se ha producido en Arizona: una mujer era atropellada por un coche autónomo de Ubermientras cruzaba por una calzada sin señalizar.
El segundo, en California, ha tenido como protagonista a Tesla: el conductor se estrelló frontalmente contra una mediana. El Model X en el que viajaba ha quedado tan destrozado que no han podido recuperar el registro de datos del coche.
Tesla ha comunicado que aún no sabe qué causó el accidente o si el Autopilot estaba conectado, pero que la barrera contra la que chocó la víctima no fue reemplazada tras el último accidente. Según la compañía, no pudo atenuar el choque y puede explicar por qué nunca han visto tal nivel de daños en un Model X.
El accidente causó un incendio que terminó de destruir el vehículo, pero Tesla defiende que cualquier coche de combustión en Estados Unidos «tiene cinco veces más probabilidades de arder que un Tesla». De momento, no hay llamadas a revisión.
Esto arroja muchos interrogantes, quizá el menos explorado es el relativo a cómo apagar un fuego en un coche eléctrico y cómo tendrán que adaptarse los protocolos de seguridad a las baterías eléctricas.