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SEGUNDA VUELTA Y LOS CUIDADOS DEL SACRISTÁN

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por Por Fernando SoCar

Existe un famoso dicho religioso popular, conocido principalmente en provincias, de que “los cuidados del sacristán mataron al señor cura”. Algo de eso es lo que se puede observar en la perspectiva de la segunda vuelta presidencial del próximo 19 de diciembre.

Lo que se está viviendo estos días, la preocupación por los resultados del 21 de noviembre y la frenética y desesperada búsqueda por sumar apoyos y voluntades inciertas es fruto de los propios errores.

Hace pocos meses atrás que el conglomerado de Apruebo Dignidad vetaba a partidos y alianzas, cerrando la puerta a una primaria amplia de la oposición, como se había estado trabajando en reuniones propiciadas por dirigentes y parlamentarios. Eso desencadenó una primaria distorsionada y ajustes en los distintos sectores de la oposición.

Las declaraciones del candidato derrotado a la postre, Daniel Jadue, donde responsabilizaba a Gabriel Boric de la prisión política de los jóvenes de la revuelta, por la votación del Frente Amplio a favor de legislar la Ley Antibarricadas, daba cuenta de la beligerancia del proceso previo.

Esta relación se ha mantenido tensa hasta estos días, cuando el ahora candidato único opositor, le restó credenciales al Alcalde de Recoleta cuestionando su transversalidad. Este entredicho se ha acentuado mientras más en evidencia ha quedado que Boric (y no otro candidato) es la opción del establishment. Desde la primera prueba de blancura cuando firmó a como fuere el acuerdo desmovilizador del 15 de noviembre, pasando por sus alabanzas al Banco Central, e incorporando al comando a figuras claves en los ministerios represores de la era Bachelet y personajes cuestionables como un instructor de anticastristas en Miami.

Pero nada de eso ha hecho reflexionar a quienes, sin darse cuenta, se han embarcado en la construcción de los cimientos para los próximos 30 años de espejismo democrático. Y es que luego del 18 de octubre de 2019, el dilema era neoliberalismo o transformación profunda hacia una nueva sociedad. Pero la golosina institucional, hábilmente diseñada, se dedicó a apagar la llama de la revuelta histórica.

Salvo el programa del profesor Artés, ninguno de los otros programas cuestionaba ni se proponía cambiar el neoliberalismo imperante ni reivindicaba el poder popular. Maquillajes más y menos, todos los demás mantenían las bases del sistema. Por cierto que el ninguneo mediático y del propio segmento medio ‘meritocrático’ se encargó de inviabilizar esa alternativa. Sin embargo, ese 1,5 % es el germen electoral del octubrismo. Esa señal debe seguir haciéndose fuerte en la calle, en el territorio.

La angustiosa disyuntiva de hoy es producto del triunfo de la derecha política sobre la empresarial en aquel sector, pero también del potenciamiento que el propio FA-PC le dieron a Kast en la campaña, posicionándolo como el interlocutor fuerte y alentando el temor a lo que representa. Con eso AD apostó por extremar al electorado y erigirse como la alternativa más fuerte.  Lo que no estaba en sus cálculos era llegar por debajo de Kast al balotage.  Eso les reportó un golpe enorme inicial, del cual aún no se reponen del todo. Pero les servirá para movilizar al mismo electorado de la golosina institucional, si saben vincular esta elección con el proceso constitucional. Y también les servirá para aceitar esas viejas máquinas electorales, esos justificados miedos sobre el fascismo y esos acuerdos con la política tradicional y sus protagonistas…..justamente todo lo que renegaban recién, a la vuelta de la esquina.

El discurso purista y superior se cae, cuando se ha construido alternativa criticando conglomerados tradicionales y a la primera necesidad electoral se corre a buscar precisamente sus apoyos. ¿Qué era lo verdadero?, la crítica iracunda o el abrazo unitario posterior……..

Ya se puede uno imaginar, cuando una vez AD en el gobierno, se invoque el bien superior del Estado, la estabilidad democrática, no hacerle el juego a la derecha, no hacer olitas al gobierno, para ningunear los llamados a movilización o rechazar las legítimas protestas populares.

El gran dilema de Chile es ese afán electoral que nos tiene atrapados. Donde no se deja espacio a la reflexión ni la deliberación de fondo. Da lo mismo lo que se diga o argumente, importa más ganar la elección que está encima. Después veremos lo demás……lo que nunca se hace. Todo eso le es funcional al poder dominante, transversal y elitario. Mientras, los peones del poder se juegan la vida de cuando en cuando, en nombre de épicas que poco tienen de realidad cotidiana.

Más de la mitad de Chile hace mucho rato se dio cuenta de eso y simplemente no se siente convocado. Cada uno debe hacer lo suyo en este proceso, cada uno sabe cómo enfrentar los temores o esperanzas que se dibujan en esta coyuntura.

Todo, a pesar de que el programa de la centroizquierda se ajustará mucho más al sistema, tendrá más de estabilidad que de transformación profunda. ¿Se atreverá el candidato de AD a comprometerse con el indulto sin condiciones a los presos de la revuelta?……¿Se atreverá a la disolución y reformulación de las fuerzas policiales?………Lastimosamente, la disyuntiva hoy es fascismo o establishment………..vaya alternativas !     

Por Fernando SoCar

Administrados Público, Comunicador y Gestor Cultural

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