Hoy, hace 43 años la OMS inauguraba en Kazajistán, ex Unión Soviética, la Conferencia Internacional Sobre Atención Primaria buscando ratificar con la comunidad de países participantes la promesa de “Salud para Todos en el año 2000”. Durante esa semana se le dio forma al modelo de salud más trascendente del mundo moderno.
En su declaración se ponía de relevancia la enorme desigualdad del mundo existente al interior de las naciones y entre países desarrollados y aquellos que aún hoy están en el subdesarrollo. También se describía un nuevo concepto de salud, ligada al bienestar integral de las personas y basada en determinantes sociales que rigen la vida de las comunidades. Surge entonces la Atención Primaria como la conocemos hoy, construyéndose día a día en cada hogar, en las calles, en los colegios, en las juntas de vecinos, en las asambleas populares y también en los boxes de atención. Es decir, en el territorio.
En Chile, en más de 40 años, numerosas mujeres y hombres, tomaron la bandera de la Atención Primaria y la defendieron, a pesar de gobiernos negligentes y de un sistema económico neoliberal que atentaba contra el corazón del modelo. Es en este proceso que la Confusam tiene plena conciencia del rol histórico y estratégico que ha cumplido en el engrandecimiento de la salud municipal y en el fortalecimiento de la que hoy es la base de la salud pública.
Hoy, 43 años después de la Conferencia de Alma Ata, Chile y el mundo atraviesan una crisis pandémica de proporciones que ha golpeado con especial brutalidad a las y los más pobres. El mundo es quizás más desigual que aquel que existía en 1978. Sin embargo, en medio de esta crisis, es la Atención Primaria la que ha podido rescatar a Chile de su hora más oscura, a pesar de la ineptitud de sus gobernantes, de la relevancia absoluta de lo económico por sobre lo sanitario, aún en medio una crisis social y económica que ya venía campeando en forma previa.
¿Y cómo ha logrado esto la Atención Primaria de Chile?, gracias al compromiso y al cariño profundo de las y los trabajadores por sus comunidades, a la disciplina y el coraje de miles de mujeres y hombres que no bajaron los brazos, aún cuando vieron morir a sus propios compañeros, y a la vocación de lucha de quienes dedican su existencia a mejorar la salud y la vida de las y los chilenos.
Por eso, hoy celebramos el fruto de nuestra lucha, esta Atención Primaria grande, activa y combatiente, que seguirá exigiendo dignidad para su pueblo y sus trabajadores y trabajadoras. Arriba las y los que luchan, en medio de esta adversidad!!!.
