Escribe: Milciades Ruiz
La tergiversación de ideas ancestrales, nos aliena, y nos hace perder de vista nuestra identidad. Es una maquinación extranjera que busca cambiar nuestra manera de pensar y, actuar. Dejamos de hablar de nuestras raíces raciales, idiomáticas, culturales. Hablamos de género para no hablar de la mujer. En vez de discriminación nos hacen decir inclusión. Hablamos de Pueblos originarios, para no hablar de lo que somos: pueblos nativos o indígenas, pueblos del Tahuantinsuyo, pueblos andinos.
Desde los ayllus, nuestro lenguaje ideológico, emana de las costumbres y hábitos ancestrales que determinaron una filosofía de vida, un comportamiento social de desarrollo compartido. No es ni calco ni copia de formatos extranjeros. La tergiversación es también histórica.
Los pueblos del Tahuantinsuyo, han luchado incansablemente por la descolonización. La historia oficial oculta los centenares de rebeliones y heroicidades de los pueblos nativos luchando por siglos, en todo el territorio del Tahuantinsuyo, contra el colonialismo español. Esta dominación, ha continuado y se ha perennizado en la república fundada por los colonialistas y trasmitida como dominación hereditaria a sus descendientes.
Bajo este dominio, todo se ha tergiversado en beneficio de esta dominación y en maleficio de los descendientes de la población nativa. Desde los inicios de la república, los pueblos del Tahuantinsuyo, fueron impedidos de participar en el gobierno de su patria. La dominación colonialista republicana, implantó el sistema de gobierno exclusivamente a través de partidos políticos, a la usanza extranjera.
De este modo, se ha impedido hasta ahora, la representación política auténtica a los verdaderos dueños del Perú. A los peruanos ancestrales. Estos partidos responden al poder económico de sus auspiciadores. Pero con este sistema, se tergiversa la voluntad popular y, los resultados son paradójicos ya que, siempre, salen elegidos mayormente, los enemigos de la población nativa a la que desprecian racialmente. A esto, le llamamos democracia. Nosotros mismos participamos en esto, porque no nos dan otra opción.
Indignados, decimos: “Que se vayan todos”. Nos fijamos solo en las personas, y no, en el sistema que ocasiona gobernantes indeseables. Pero si no se cambia el sistema, todo sigue igual. “Una nueva constitución”, se reclama creyendo que allí, está la solución, pero volvemos a caer en el sistema tramposo de los partidos políticos. Ellos harán la nueva constitución.
Esta bandera popular, no dará los resultados esperados mientras no se cambie el sistema exclusivo de los partidos políticos, carentes de representatividad. Existen sectores colegiados y gremios de profesionales, de sectores productivos, de trabajadores asalariados, de estamentos sociales que, tienen mayor representatividad que los partidos políticos, sobre todo en los distritos. Una junta de regantes es mucho más representativa que todos los partidos juntos ¿Por qué no dejar que otras formas organizativas, participen, como una opción adicional en un nuevo sistema político?
Decenas de años, se vienen realizando congresos regionales de pueblos indígenas, hoy “originarios”, con mucho esfuerzo, ilusionados en romper las cadenas de subordinación y dependencia nativa, ante la dominación centralista del coloniaje republicano. Pero, ¿Cuáles han sido los resultados de estos congresos indígenas? ¿Han hecho cambiar la situación?
Si todo sigue igual, entonces, estos congresos son estériles. Mucha palabrería, discursos de masturbación política y, acuerdos que no se cumplen. Si no son efectivos, hay que replantearlos, para obtener logros exitosos, concretos, factibles y de avance en nuestras reivindicaciones.
El problema central, es el sistema de gobierno bajo exclusividad de partidos políticos a través de los cuales se concentra el poder de la dominación colonialista republicana. Esto puede ser cambiado con un nuevo régimen de gobierno realmente descentralizado, con autonomías en lo económico, político y, en todos los aspectos del desarrollo nacional.
Una opción entre otras, es el sistema federal de gobierno, desde los valles o, cuencas que, son ámbitos geográficos naturales como se organizaron las sociedades andinas ancestrales. Gobiernos federales de valle, conformando gobiernos federales regionales que, en conjunto, constituirían la República Federal del Perú.
Existen en la actualidad, gobiernos federales en Rusia, China, EE UU, Alemania y hasta España, es una federación de 17 Comunidades autónomas, respetando sus lenguas y tradiciones. Nosotros podríamos tener nuestro propio sistema, federal ajustado a nuestra realidad y valores ancestrales. Puno tendría gobiernos federales en sus cuencas de Ilave, Huancané, Carabaya y, quizá Comunidad Autónoma Aimara como región.
Oficialmente, 22 de los 24 departamentos tienen al menos una lengua indígena predominante, abarcando el 77% de las provincias. Es decir, 151 de las 196 existentes. Así mismo, 1,228 distritos de los 1,874, tienen al menos una lengua indígena predominante. ¿Cómo se reconoce la población peruana, según encuesta oficial del INEI?
El asunto es que, en términos generales, menos del 5% tiene sometido a más del 95% de la población, y a esto, le llamamos democracia
Pero carece de la representatividad proporcional de los diversos sectores de la población peruana
Oficialmente se han identificado 55 razas indígenas o naciones étnicas. 45 amazónicas y 4 andinas, siendo la población quechua la más extendida, pues cubre 14 departamentos. Los pueblos étnicos están en casi todo el territorio nacional, pero son segregados en todo aspecto de la vida nacional
¿Se imaginan el potencial electoral de los pueblos indígenas que están en todo el territorio nacional, si se unieran bajo la misma causa ideológica ancestral? Aun con el sistema actual se podría generar un movimiento político gigante que, en todo el territorio indígena, acceda al mando en todas las municipalidades distritales y desde allí, adquirir poder de negociación para hacer prevalecer las demandas de los pueblos indígenas.
Este movimiento político cumpliendo las normas de participación electoral podría inscribirse y funcionar de manera distinta que los partidos políticos verticalistas, asumiendo justicia democrática. ¿Se imaginan lo que sería un paro nacional de municipalidades indígenas exigiendo cambiar el sistema político, la distribución presupuestal y la autonomía de gobierno? Es cuestión de proponerse y actuar.
En el Perú, la mayor riqueza minera, petrolera, eléctrica, turística, etc., está en el área de los pueblos nativos. De esta área se extraen ingentes ingresos que podrían generar la expansión económica y el desarrollo de la población nativa. Pero, el régimen de injusticia imperante en nuestro sistema de gobierno, distribuye los ingresos segregando a los pueblos nativos.
¿Por qué el turismo local no está en manos de municipalidades locales y capitales locales propios? ¿Por qué en Perú, donde hay mayor riqueza natural, está la mayor pobreza? Véase el siguiente gráfico.
En cuanto a Puno, tenemos la siguiente composición étnica;
Sin embargo, el sistema de dominación vigente en nuestro país, invierte la representatividad social. Gobiernan los sectores menos representativos.
CONCLUSIÓN
Han transcurrido 100 años de los sucesos de Huancho Lima Tahuantinsuyo en Huancané, bajo los ideales de construir una comunidad autónoma, con justicia y derechos ancestrales. Estos ideales, tienen plena vigencia hoy. Tener autonomía de gobierno regional, representativo del pueblo aimara, con su propia administración. Autonomía económica, siendo propietarios de sus recursos naturales.
El sistema de gobierno en nuestro país regido por los partidos políticos, es segregacionista. Omite en todos los aspectos, a los peruanos ancestrales. Nuestra lucha es contra este sistema que posterga y, desprecia a los pueblos nativos que, son los más auténticos descendientes étnicos de nuestro país. Si la riqueza natural está en las zonas indígenas, ¿Por qué son las más pobres? PORQUE, NOSOTROS LO PERMITIMOS.
¿Cómo afrontar esta lucha contra la segregación nativa?
LO PRIMERO ES LA ORGANIZACIÓN
La improvisación conduce al fracaso. Una organización sólida prepara la lucha exitosa, según nuestras fortalezas y debilidades. La experiencia nos dice que las marchas a Lima, nos saca de nuestras defensas y nos metemos en la boca de lobo. Son muchos los muertos de nuestra parte. En cambio, atrincherándonos en nuestro terreno, negociamos con mayores ventajas, protegiéndonos de la represión.
SEGUNDO ES LA PLANIFICACIÓN
Establecer objetivos y metas, en el corto, mediano y largo plazos, la estrategia a seguir y la metodología de lucha o tácticas de operatividad. Programar la parte operativa para obligar a que se nos escuche, se nos atienda y acudan a nuestro terreno, a negociar condiciones para ir ganando beneficios y metas.
TERCERO: LA OPERATIVIDAD.
Seguir un calendario de lucha apropiado a las condiciones climáticas favorables y otras consideraciones para lograr el máximo apoyo de la población, sin perjudicar sus intereses. Cuidado con los infiltrados.
18 marzo/2025