AN Celam 31 de julio de 2025
Micaela Alejandra Díaz
El asesinato de Hipólito Quispehuamán Conde, reconocido defensor ambiental y dirigente de la Reserva Nacional Tambopata, ha provocado conmoción en Madre de Dios y en toda la Amazonía peruana. El crimen, perpetrado el sábado 27 de julio en un tramo de la Carretera Interoceánica, se presume como represalia por su firme oposición a la minería ilegal y la expansión de cultivos ilícitos en zonas de protección ecológica.

Mons. David Martínez de Aguirre Guinea, O.P.
“No imaginan un mundo sin sus ríos, sin sus bosques, sin vida”
“Estoy consternado”, expresó con dolor el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, monseñor David Martínez de Aguirre Guinea, O.P., al conocer la noticia: “Es terrible la situación por la que se está pasando en muchos lugares del Perú, aquí en Madre de Dios. Es una situación de indefensión total para quienes se resisten a pensar en un mundo destruido”.
Hipólito Quispehuamán, agricultor, padre de tres hijos y fundador de la Asociación Nueva Esperanza, participó en una reunión el 25 de julio con colectivos locales de protección del medioambiente, en la zona de Santa Rosa, La Pampa. Allí se discutieron acciones para preservar una zona considerada reserva natural. Dos días después, fue asesinado a tiros mientras conducía un vehículo de carga.
“La gente tiene miedo”, lamentó el obispo Martínez de Aguirre. “Y hay personas que deciden prácticamente autoinmolarse porque no quieren vivir en un mundo que destruya la naturaleza. No imaginan un mundo sin sus ríos, sin sus bosques, sin vida. Y peleando por la vida, están siendo asesinados”.
Justicia y protección para quienes defienden la naturaleza
La fiscal Karen Torres, de la Fiscalía Provincial de Derechos Humanos e Interculturalidad de Madre de Dios, confirmó que una de las hipótesis principales del caso es que el asesinato de Quispehuamán está relacionado directamente con su labor como defensor ambiental: “Se trataría del asesinato de un defensor más en Madre de Dios. Hemos encontrado evidencias balísticas y estamos coordinando con la DIVINCRI y medicina legal para esclarecer el caso”, explicó.
Diversas organizaciones, como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y el Ministerio de Justicia, han exigido justicia y garantías de protección para quienes defienden la naturaleza.
El líder indígena Julio Cusurichi también condenó el crimen y afirmó: “La defensa del medioambiente ha convertido a nuestros líderes en blanco de mafias criminales. Este homicidio no puede quedar impune”.
La Iglesia en la Amazonía: Presencia, acompañamiento y denuncia
“El primer papel de la Iglesia es el de presencia, estar con ellos y compartir, es lo que hizo Cristo con nosotros como humanidad”, sostiene el obispo Martínez de Aguirre. “Compartir todos como Iglesia los sufrimientos, las alegrías, las tristezas, los miedos, las esperanzas. Compartir con la gente y tratar de estar ahí con ellos y seguir animando, dando una palabra de esperanza ante tanto sufrimiento y tanto sin sentido”.
La Iglesia en Puerto Maldonado y otras regiones amazónicas ha denunciado reiteradamente el avance de actividades ilegales, la criminalización de los defensores de la Casa Común: “Tratar de ser un mensaje, pues también a todos los que los que pretenden imponer un una vida de muerte decirles que la muerte no es camino para nada ni para nadie. Y seguir anunciando la vida”, afirma la autoridad eclesial.
“Todos los defensores están indefensos. Tienen que presentarse ante organismos internacionales, pero en los países, al menos en estos países amazónicos, los defensores están totalmente indefensos y expuestos. Los estados sí tienen una normativa y unos protocolos, existen, pero no hay fondos para garantizar la seguridad. No se les dota de presupuestos a esos protocolos para poder asegurar que esos defensores ambientales puedan tener las garantías que se han solicitado”, señaló el obispo frente a la indiferencia del Estado por el deterioro ambiental y social.
54 defensores ambientales han sido asesinados en Perú
El obispo advirtió que en el Perú se está tratando de “legalizar la ausencia del Estado”, permitiendo que estructuras mafiosas operen con impunidad. “Hay un panorama muy negativo. Todo esto ocurre con índices de criminalidad exagerados en las calles. Es una situación muy complicada, muy desoladora”.
El asesinato de Quispehuamán se suma a una larga lista de crímenes sin resolver en el país. Según la organización Global Witness, al menos 54 defensores ambientales han sido asesinados en Perú desde 2012, más de la mitad indígenas. Solo desde 2021 se registraron 35 crímenes, aunque muchos ni siquiera han sido reportados.
“Nos están criminalizando. Lo que hacemos es defender nuestros derechos y recursos. Pero los asesinatos siguen impunes”, denunció el líder indígena Rolando Escobar durante el reciente III Encuentro Nacional de Defensores de Derechos Humanos y Ambientales.
“Otro mundo es posible”
La situación no es exclusiva de la Amazonía. En Lambayeque, por ejemplo, cinco defensores de la Reserva de Chaparrí han sido asesinados, según relató el activista Javier Ruiz. “En todas las regiones donde se alza la voz para proteger los ecosistemas hay persecución”, advirtió.
Frente a este panorama, el obispo de Puerto Maldonado ratifica el compromiso de la Iglesia con la vida y con los que la defienden: “Seguimos adelante con los proyectos desde Cáritas en lo que podemos. Y buscamos articular acciones con iniciativas como la Alianza Interreligiosa por los Bosques. Aunque sea con pequeños gestos, queremos decir: No nos gusta este mundo así y creemos que otro mundo es posible”.
Hipólito Quispehuamán, como tantos otros líderes asesinados en la Amazonía, entregó su vida defendiendo los ríos, los bosques y la dignidad de su pueblo. La memoria de su entrega interpela al Estado peruano y a la comunidad internacional, que no puede seguir ignorando los crímenes ambientales y humanos que se multiplican en la región.
Fotografía de archivo: Hipólito Quispehuamán Conde en una reunión del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Tambopata (crédito: Asociación Nueva Esperanza).