Por Gustavo Espinoza M.
Para Leti, Lis, Charito y Andrés (a la memoria de Rosita)
En la madrugada del lunes 12 falleció Andrés Paredes Luyo. Fue mi más cercano colaborador desde los años 60 hasta nuestros días. Juntos emprendimos numerosas tareas tanto en el plano ideológico cuanto en el sindical y político. Militamos siempre en el mismo Partido, y aunque dejamos de hacerlo desde en el inicio de los años 90 por razones completamente ajenas a nuestra voluntad, mantuvimos siempre el mismo compromiso y la misma voluntad. Fuimos, así, “comunistas no partidarizados”, como solíamos llamarnos cuando alguien pedía nuestra identidad política. Su partida, que constituye una pérdida grande para los comunistas peruanos, implica para mí un dolor especial
Su deceso, ocurrió cuando aún estaba lucido y en capacidad de crear y producir. Y deja un vacío inmenso. Andrés –el camarada “Ramón” en los años del Partido- era infatigable en el trabajo político. Buscaba siempre los temas a abordar, y lo hacía con empeño, prolijidad y esmero. Reflexionaba constantemente y buscaba interesar a todos, cuando encontraba algo que llamara su atención. Era, entonces, un constante trabajador del pensamiento, pero combinaba esta inclinación con una cotidiana actividad práctica.
Su actividad docente
Su vida, fue un accionar permanente. Estudió la secundaria en el colegio “2 de Mayo” del Callao donde después ejercería la docencia, lo que lo llenaba de orgullo. De niño, recibió la influencia benéfica de Dora Mayer, quien lo aconsejó siempre, y desde joven tuvo inclinación pedagógica, por lo que postuló a La Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle” -La Cantuta- donde se graduó como docente en la especialidad de Historia y Geografía a mediados de los años 50
En los sesenta, fue invitado por la Comunidad de Muquiyauyos -en Junín- para asumir la dirección del Plantel que ella había creado. Cumplió cabalmente su tarea no sólo como profesor destacado, sino también como militante del Partido Comunista, al que se incorporara tempranamente. Fue ese el punto de partida para su actividad posterior que se desenvolvió en o escenarios paralelos: el Magisterio, la Académica, el sindicalismo y el Partido. En todas esas esferas, alcanzó notoriedad.
Como Docente actuó siempre. Fue uno de los fundadores del Colegio César Vallejo, del Callao, que alcanzó notoriedad en el puerto por la calidad de su enseñanza. Después, fue Director del Colegio Cooperativo Bancario “Alejandro Deustua” y luego trabajó como Docente en Academias, Universidades y centros educativos privados a los que sirvió esforzadamente hasta el 2019. La Pandemia lo obligo a alejarse de esa tarea.
El cuadro político
En el plano político aportó de manera sistemática y nunca regateó sus posibilidades de acción. Escribió en “Unidad” -la prensa partidaria- mientras le fue posible y luego, durante varios años fue miembro del Colectivo de Nuestra Bandera colaborando una a una, en los 104 meses que se editó esa publicación.
En esa línea. dedicó buena parte de su tiempo al trabajo intelectual. Juntos, escribimos “Años de fuego”, un libro referido al movimiento sindical peruano entre 1966 y 1987. Y trabajamos una historia del movimiento sindical que titulamos “Un siglo de lucha obrera en el Perú”, que no logramos publicar. Antes, y tomando como base un antiguo folleto de Jorge del Prado, reeditamos un trabajo titulado “Qué es el Partido Comunista y qué se propone”, una suerte de cartilla que sirvió en su momento para la educación de la militancia.
En el último tiempo, insistió mucho en la necesidad de abordar la Historia del Partido. Lamentablemente logramos avanzar juntos solamente hasta convenir en un guion desarrollado, que podría servir más adelante. Entre tanto, por su cuenta publicó folletos de importancia: “Héroes de nuestro tiempo”, destinado a relievar el aporte de militantes y dirigentes del PC reconocidos por la historia; y “Mariátegui y la clase obrera peruana” en el que se recogiera el contenido de la ponencia que presentara ante el Simposio Internacional celebrado por su iniciativa con motivo de los 90 años del Amauta, en 1984. Igualmente, trabajó un tema similar: “Mariátegui y la Clase Obrera, vidas paralelas”
Ese año tuvo lugar en efecto, el citado evento que fue convocado por el Partido, pero que realmente recayó en gran medida, en el trabajo personal de Andrés. Sin su actividad, el evento no habría sido posible. El certamen, se inauguró y desarrolló en el Centro Cívico de Lima y contó con la participación de destacados mariateguistas de Europa y América, a más de calificados expositores peruanos. Luego de eso, logro que se publicaran dos tomos con las ponencias presentadas en el encuentro, bajo el título “José Carlos Mariátegui Pensamiento y acción”.
Producción y tareas
En el plano de la publicación libros, fue productivo. Gracias a su esfuerzo constante fue posible editar varias publicaciones del Partido, como los recuerdos de Jorge Del Prado -“Los años cumbres de Mariátegui” y dos libros adicionales muy importantes: “4 facetas en la historia del PCP”, y “Los Congresos del PCP”, referidos al I, al II y al III. También fue decisivo su aporte ara la publicación de las memorias de Del Prado alusivas a las huelgas mineras de los años 30.
Andrés fue elegido miembro del Comité Central del Partido en el V Congreso del PC, celebrado en 1969 y ratificado en esa función en diversos eventos, hasta el VIII Congreso en 1987, cuando fue injustamente marginado no logrando participar más en ningún otro evento partidario. Igualmente, fue miembro de la Comisión Política del Partido desde 1974 hasta 1987.
Es conocido que fue responsable de la Comisión de Historia, creada por él mismo en 1977. Eso no le impidió ejercer otras importantes funciones. Fue Personero Legal del Partido ante el Jurado Nacional de Elecciones, en 1978-79, cuando el Partido obtuvo su inscripción legal, la misma que fue vetada por un rabioso anticomunista. Los dos, asumimos la responsabilidad de elaborar el texto de defensa del Partido, que fue sustentado por él en la audiencia pública correspondiente y que culminó con una victoria neta del PC. Años después, en 1985, compartimos también la tarea de Dirección en la campaña electoral Presidencial y Parlamentaria. Aunque formalmente yo era el Responsable de la Comisión correspondiente, ese trabajo lo hicimos los dos, como solía ocurrir en las tareas en las que ambos participábamos. Cuando se hizo el balance de esa campaña, el país supo que el PC había logrado elegir un total de 10 parlamentarios –dos senadores y ocho diputados-, como no había ocurrido nunca antes y no sucedería tampoco después.
Un poco antes de ese acontecimiento, entre enero y marzo de 1983 recibimos -los dos- un alto programa de especialización teórica y política en la Escuela Superior de Cuadros de la Unión Soviética. En esa circunstancia estudiamos cursos de Filosofía, Economía Política, Historia y Teoría y Táctica del Movimiento Comunista Internacional. El análisis de los elementos básicos de “El Capital”, formó parte de nuestro ciclo.
A mediado de los años 80 arreció contra los dos una aviesa “campaña interna” orientada a desligarnos del Partido y de su dirección. Soterradamente, nos motejaron de “pro soviéticos”, “reformistas” y otras sandeces, pero nunca sustentaron cargo alguno En su caso, él perdió su condición de miembro del CC en 1987, pero yo pude mantenerme en el cargo, aunque en la misma circunstancia fui marginado por la CP. No obstante, no hubo contra nosotros cargo alguno, ni acusación, ni denuncia. Nunca fuimos castigados, suspendidos ni expulsados del Partido, Simplemente quedamos “a la orilla” de una organización que entró en un duro periodo de crisis
Hasta 1991, y aún después, hasta 1999, Andrés mantuvo su colaboración activa, y una profunda amistad, con Jorge del Prado. El deceso de quien fuera muchos años Secretario General del Partido, lo convirtió de alguna manera en depositario de importantes documentos referidos a la historia del PC.
Ya en el siglo XXI, mantuvo su identificación plena con el Marxismo-Leninismo y el ideal socialista. Todo su trabajo y su conducta concreta así lo acreditan. Estuvo adherido a la Asociación Amigos de Mariátegui y participó en diversos eventos organizados por la entidad y la Casa Museo. Su última presentación pública, ocurrió el 16 de julio del 2018, circunstancia en la que participó en el panel en el que presentara mi libro “Con la esperanza viva. Memorias de un comunista peruano”
Valioso aporte al movimiento obrero
En el plano sindical, fue un aguerrido dirigente del magisterio. Luego de su más importante cargo -la Secretaría General del SINPES- pasó a integrar el Consejo Nacional de la CGTP. Esto ocurrió en 1971 y se mantuvo hasta 1976, cuando ambos dejamos nuestras funciones en la Central Obrera.
Su trabajo en la Confederación tuvo notables ribetes. Estuvo en la fundación de la Escuela Sindical de la CGTP, que pasó a dirigir poco después. Fue Secretario de Educación y Cultura y mi colaborador más directo en la Secretaría General, función que yo desempeñé entre 1969 y 1976.
Una de sus actividades más trascendentes fue su participación en los Congresos de la Central. Juntos elaboramos los Informes-Memoria que presentara en 1971 Isidoro Gamarra y en 1974 y 76 yo, como Secretario General de la Central. Precisamente está prevista la próxima publicación de un libro con esos informes, a los que se adicionará un trabajo referido al papel de la Central Obrera en ese rico periodo de la historia. Esos documentos y otros, vinculados al accionar permanente de la Central, contaron siempre con su participación, motivo por el cual el libro que se prepara, será impreso como obra de los dos. ,
En esa condición, participó Andrés en las más altas responsabilidades asumidas por la Central y en las tareas más complejas. Punto alto fue el trabajo que hicimos en Arequipa en noviembre de 1974 para derrotar planes sediciosos promovidos por la ultra izquierda; el accionar que tuvimos ante los sucesos del 5 de febrero del 75; el Paro Regional de la CGTP en Lima y Callao el 29 de diciembre de 1975; y finalmente el Paro del 19 de julio del 77, en el que colaboró activamente.
Palabras finales
En resumen, Andrés Paredes Luyo fue uno de los dirigentes comunistas más destacados en la segunda parte del siglo XX. Al margen de las envidias y de la mezquindad aun imperante, es legítimo que se le reconozca sus valiosos aportes a la lucha de nuestro pueblo. Por lo pronto, numerosos comunistas de base –dentro y fuera del Partido- , han lamentado su partida. También lo han hecho algunos organismos y cuadros intermedios y hasta dirigentes nacionales del PC. Pero eso, es insuficiente. Llegará día en el que realmente se le hará justicia.