Por Gustavo Espinoza M., Perú
Al inicio de los años 60 los servicios secretos de los Estados Unidos idearon un conjunto de operaciones destinada a quebrar la Revolución Cubana. Derribar al gobierno de Fidel y someter a su pueblo, apoderándose incluso de la isla para considerarla parte del territorio USA, fue el sueño que alentó los operativos que diseñó la política yanqui, y que subsisten hasta hoy. Uno de estos acaba de salir a luz y se conoce como la Operación Northwoods (“Buen Norte”, en traducción literal).
La acuciosidad de amigos que viven en un país hermano y que comparten con nosotros combates e ilusiones, registró el caso, que llegó a mis manos recientemente y que, por cierto, ha sido ocultado sigilosamente por la “Prensa Grande” empeñada siempre en encubrir los latrocinios del Imperio. Veamos.
Se trata, en efecto, de un documento de 12 páginas suscrito por el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos en 1962 y a través del cual se presenta un “plan secreto”, orientado cometer acciones atroces destinadas a justificar una agresión armada contra Cuba dispuesta por la Casa Blanca. Para ser más verosímil la provocación, los actos debían consumarse contra ciudadanos de los Estados Unidos, sobre todo políticos y personalidades diversas particularmente notables.
El objetivo era ejecutar actos terroristas en ciudades de La Unión, en lo que se conoce como una «operación de bandera falsa», vale decir, culpar a Cuba para engañar a los estadounidenses y lograr que apoyen la guerra destinada a derribar a Fidel Castro.
«Podríamos desarrollar una campaña de terror comunista cubano en el área de Miami, en otras ciudades de Florida e incluso en Washington», afirma el documento, entre docenas de otras ideas violentas de cómo incitar la hostilidad estadounidense contra la isla considerada objetivo inmediato.
En el texto se propone incluso asesinar a soldados norteamericanos y hasta una iniciativa macabra: «Podríamos hacer estallar un barco estadounidense en la Bahía de Guantánamo y culpar a Cuba» y «las listas de bajas en los periódicos estadounidenses causarían una útil ola de indignación nacional»”.
Según parece, el entonces presidente Kennedy rechazó el conjunto de propuestas de la Operación Northwoods cuando éste llegó a su escritorio. Luego de ello, como se sabe, fue asesinado. Y el primer intento de la CIA estuvo orientado a vincular a Cuba y a la Unión Soviética de este crimen, atribuyéndolo a Lee Harvey Oswald. a quien consideraron un “francotirador al servicio de los comunistas”. Como se recuerda, éste, a su vez, fue asesinado en la misma sede policial en la que se hallaba detenido, por Jack Ruby, en una acción altamente sospechosa.
En contra de esta tesis, sin embargo, se manejó la idea que Kennedy fue asesinado por Israel que supuestamente “controla el Estado Profundo” de Estados Unidos. Hoy Donald Trump considera dicho “Estado profundo” como “un supuesto grupo oscuro que ejerce una influencia indebida sobre las políticas gubernamentales, independientemente de la administración elegida”.
Hoy se sabe que la propuesta de la Operación Northwoods forma parte de un texto más extenso que bajo el título de “Justificación de la intervención militar de los Estados Unidos en Cuba”, el gobierno norteamericano tuvo en carpeta varios años.
También se sabe que esta colección ultrasecreta de borradores de memorandos fue escrita por el Departamento de Defensa (DoD) y el JCS y presentada al entonces Secretario de Defensa Robert McNamara en 1962. Pero el documento fue desclasificado en la biblioteca de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA.
La idea era planificar incidentes eslabonados en Guantánamo y alrededores para dar una apariencia genuina de “obra de fuerzas cubanas hostiles»”. El plan incluía todo, desde iniciar rumores hasta «desembarcar cubanos amigos en uniforme para realizar actos en bases militares y hacer estallar municiones dentro de las instalaciones»”. La lista también incluía un plan para «quemar aviones en una base aérea» y hundir un barco cerca de la entrada del puerto de una base no especificada y luego «realizar funerales para víctimas simuladas».
El fin, era engañar al público estadounidense y a la comunidad internacional para que apoyaran un esfuerzo bélico y derrocar al entonces líder de Cuba, el comunista Fidel Castro. Eisenhower desarrolló el plan para derrocar a Castro conocido como la Invasión de Bahía de Cochinos, que fue llevada a cabo en abril de 1961 por su sucesor, John F. Kennedy.
Este no se atrevió, sin embargo, a ordenar la participación directa de tropas norteamericanas en el ataque, razón por la cual fue duramente criticado por los grupos contrarrevolucionarios que operaban en Miami. Ellos habrían tenido que ver luego con su asesinato.
La Operación Northwoods se mantuvo en secreto durante casi 40 años hasta que la Junta de Revisión de Registros del Asesinato de JFK lo publicó como parte de 1.521 páginas de registros militares anteriormente clasificados que abarcaban el período 1962 a 1964.
Ahora, Donald Trump ha prometido hacer públicos todos los documentos clasificados relacionados con el asesinato de JFK, lo que podría conducir a nuevas revelaciones sobre las actividades del gobierno Norteamericano en los años 60. Hay, sin duda, numerosos archivos secretos por desclasificar en los Estados Unidos.
Algunos de ellos estarán sin duda relacionados con Cuba, Nicaragua y Venezuela; pero otros con operativos norteamericanos en Medio Oriente -Irak, Irán y otros países; pero también en Afganistán, Libia y Siria donde el “trabajo” de Inteligencia desarrollado por USA, ha sido notorio.
Es importante que estos documentos desclasificados, salgan a luz; pero sería igualmente importante que la “Prensa Grande” de nuestros países los entregue al dominio ciudadano.