Manuel Aguilar Mora *
Ciudad de México, 4-10-2020
No en vano el derecho a la revolución es el único ‘derecho’ realmente ‘histórico’.
Friedrich Engels, Prólogo a “Las luchas de clases en Francia de 1848-1850” de Karl Marx, escrito en 1894.
Los acontecimientos de la crisis política que se han desarrollado como cascada en los últimos meses a partir del manojo de las graves crisis convergentes sanitaria, económica y de violencia criminal que atraviesan el país, tuvieron la semana del 26 de septiembre al 3 de octubre pasados una serie de sucesos que por sí solos representan momentos estelares de la crisis primeramente mencionada.
Decisiones del “hombre fuerte”
Naturalmente el principal protagonista en los dichos acontecimientos directa o indirectamente ha sido el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Fue él quien frente a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la normal de Ayotzinapa en la noche de Iguala del 26 de septiembre de 2014, en una intervención inconfundible de los “hombres fuertes” de Estado les dijo sin rodeos que les ofrecía “disculpas en nombre del Estado mexicano” por la tardanza de éste en hacer justicia en el caso que es el emblemático de la represión existente en los últimos años. Dijo él: “no queremos simular por cuestiones de propaganda política”, “se investigará a los militares”, “nada de medias tintas…seguiremos adelante en la investigación”, “no hay protección para nadie, se va a llegar a los niveles más altos”, “los autores intelectuales no quedarán impunes”. Y para enfatizar con contundencia inequívoca su naturaleza de caudillo dijo sin tapujos que no era representante de intereses creados como sus antecesores, “a mi el pueblo me eligió, no estoy atado a ningún compromiso que no sea del pueblo”.
Dos días después de su perorata frente a los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa la manifestación de las miles de feministas que salieron a la calle pese a la pandemia con motivo del Día de Lucha por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe fue bloqueada por una muralla de policías fuertemente armados que utilizaron contra la abrumadora mayoría de las mujeres manifestantes hasta gases lacrimógenos. La decisión de la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum, una de las políticas más cercanas a AMLO, no fue muy diferente a las tradicionales operaciones represivas de los gobernantes que la antecedieron en el puesto. Ya las mujeres militantes más activas habían arrinconado al gobierno de la Cuarta Transformación (4T) a principios de año. La pandemia se interpuso precisamente cuando esta movilización de las feministas en todo el país estaba llegando al auge de su desarrollo.. .
Para AMLO se impone como una necesidad imperiosa lograr canalizar satisfactoriamente los caudales tumultuosos de la situación tan compleja como la actualmente existente. Por eso se explica el contexto político que ha forjado en las últimas semanas. Ante la carencia de una política económica que permita la superación de la profunda recesión, de resultados efectivos en la domesticación de la pandemia del Covid-19 (México es el cuarto país al nivel mundial con más muertos a causa del virus) y la imposibilidad de aplacar la imparable violencia criminal, AMLO ha considerado que una forma de salir de la crisis es recurriendo a la operación que podríamos llamar “castigo a los ex presidentes” Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. La propuesta de AMLO de organizar una “consulta popular” para determinar la decisión de la población al respecto tiene el claro objetivo de ocupar el escenario político alrededor de esta cuestión. El balance de lo ocurrido en estos días señala que por el momento AMLO ha logrado su objetivo. La mismísima Suprema Corte de Justicia (SCJ) ha aprobado el 30 de septiembre después de una larga discusión en una cerrada votación de seis contra cinco ministros y ministras que sí procede la consulta popular propuesta por AMLO.
Desafíos de la “consulta popular”
A partir de la decisión de la SCJ toca a AMLO y a la Fiscalía General de la República presentar los cargos. Lo que viene es la organización muy costosa de la mencionada consulta por parte del Instituto Nacional Electoral (INE) para una fecha que no está todavía fijada pero que en la práctica casi se va empalmar con los comicios electorales de julio de 2021, lo cual en cierta forma es favorable para AMLO y su partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional). No está claro, ni en los propios medios de la cúspide gubernamental, cuál será el camino a transitar pero una cuestión ya es segura. Se trata de que AMLO prevé para los próximos días y semanas una irrupción de las discusiones y decisiones en los marcos de las instituciones de justicia burguesa que permeará la vida política. Corruptas y laberínticas como son dichas instituciones es dable prever un alargamiento de los procedimientos jurídicos que los ejércitos de abogados que los ex presidentes contratarán y fatigarán hasta llevar a la desesperación y el desengaño al pueblo. Todo ello para que finalmente el veredicto sea que dentro de la justicia burguesa no hay y no puede haber castigo para quienes han sido representantes principales precisamente del estado al que dicha justicia sirve y justifica. Para los que crean que estamos exagerando simplemente veamos lo que ha sucedido con Rosario Robles, promotora y ejecutora de uno de los fraudes insignias del gobierno de Peña Nieto la “estafa maestra”, su permanencia en la cárcel fue motivada por el hecho de que podía huir del país y es hora que todavía no se le fincan cargos y hasta podrá salir de la cárcel y y ser confinada en su domicilio. ¿Y Emilio Lozoya, donde está como “testigo protegido” bien instalado en su mansión de gran burgués?
¿Cuáles serán los cargos a los ex presidentes? ¿Qué sirvieron fielmente los objetivos del sistema capitalista con sus decisiones económicas como la forja del mercado común con Estados Unidos y Canadá? ¿Qué pusieron todas las condiciones para el enriquecimiento extraordinario de los capitalistas nacionales y extranjeros y al mismo tiempo provocaron el recrudecimiento hasta niveles intolerables de la desigualdad social? ¿Qué promovieron y avalaron fraudes de todo tipo; electorales, fiscales, etc.? ¿Qué durante sus gobiernos la corrupción devastó las finanzas públicas? ¿Qué avalaron crímenes contra personas que se oponían a sus gobiernos? ¿Qué su ”lucha contra el crimen” ensangrentó al país? ¿Qué para mantener a raya a los oprimidos y explotados sus gobiernos recurrieron en momentos límites a masacres y matanzas despreciables?
Es el sistema capitalista nacional y sus interrelaciones con la economía mundial imperialista lo que está en el fondo del juicio a los ex presidentes y de sus cómplices civiles y militares en sus gabinetes. La fuente de toda la explotación, opresión y corrupción es de carácter estructural. Ciertamente es necesario saber y exponer los delitos de sus altos representantes, pero la lucha fundamental, central es contra el capitalismo mismo.
Lucha de clases y revolución
La astucia de AMLO desarrollada sin pausa cotidianamente en sus mañaneras ha logrado que su liderazgo mantenga un grado de aceptación y aprobación excepcionales teniendo en cuenta las terribles pruebas que ha enfrentado y sigue enfrentando de manera tan inhábil para no hablar claramente de la torpeza mayúscula de que ha dado muestras. Esta contradicción es típica de una situación en la que ya ha caducado un sistema político pero todavía no surge uno verdaderamente nuevo. Los 32 millones que el 2 de julio de 2018 llevaron a AMLO al Palacio Nacional en su abrumadora mayoría querían eso: un verdadero cambio de régimen. También una gran mayoría de esa población harta y cansada de tanta miseria, opresión y violencia a más de dos años de esa fecha histórica, sigue esperando la llegada de la buena nueva por parte del gobierno obradorista. Lo que ha padecido por el contrario ha sido un empeoramiento de su condiciones. Lógicamente todo indica que el espacio de maniobra de esa confianza se ha estrechado radicalmente. Se acercan tiempos cruciales y muy complejos porque la conmoción ideológica de que la 4T ha sido un fracaso será devastadora en la conciencia de millones de mexicanos y mexicanas.
La “consulta popular” es pues una operación política para mantener el liderazgo obradorista. Todos los expertos en cuestiones constitucionales lo señalan sin excepción: la decisión de SCJ estuvo claramente gestada bajo presiones políticas. La justicia no se vota, se aplica, se imparte. Pero cada sistema tiene sus formas de hacer justicia. La justicia en el sistema capitalista es favorable para la clase dominante. Los trabajadores, los oprimidos y explotados experimentan en carne propia y muchos lo saben por su conciencia que en la sociedad burguesa no hay ni habrá justicia para ellos. Aunque no es el objetivo ni mucho menos de AMLO su decisión finalmente servirá para que esa verdad se expanda y penetre en el sentir de las masas explotadas. Los trabajadores y todas las personas inteligentes deben contribuir a concientizar esa verdad fundamental de la lucha de clases.
La propia lucha de clases es la gran educadora de los trabajadores, de sus aliados en los demás sectores populares de las ciudades y el campo. Siguiendo fielmente su guión hasta hoy de líder indisputado, confiando en su gran apoyo social también en estos días AMLO lanzó un desafío a sus opositores de derecha que inverosíblemente lo consideran un subversivo y un comunista y exigen su renuncia. Ante la organización en la plaza central del Zócalo de un plantón permanente del Frente Nacional Anti-AMLO (Frena) que sus organizadores (líderes reconocidos de los empresarios de Monterrey, la ciudad sede de los grupos industriales de derecha más poderosos) han promovido, AMLO declaró que si una manifestación-concentración de 100 mil personas se lo pide, él renunciaría.
Sin tardanza días después el Frena organizó una manifestación para contestarle a AMLO con los 100 mil opositores que exigía “para renunciar”. La manifestación se realizó el 3 de octubre, la cual en una guerra de cifras su número quedó entre los 180 mil que declararon sus organizadores y los 5 mil que anunció la policía. Lo cierto es que no lograron reunir los 100 mil que deseaban pero han demostrado una capacidad de movilización muy preocupante y que contrasta con la pasividad del partido de Morena concentrado en las pugnas de sus numerosas fracciones internas que luchan por conseguir la presidencia del mismo que se elegirá en su muy próximo Congreso. El desprestigio de Morena fue reconocido públicamente cuando también en estos últimos días AMLO definió como un “desbarajuste” la situación prevaleciente en su partido.
La experiencia histórica nos dice que esperar que bajo la dirección de AMLO y los grupos oportunistas que pululan a su alrededor surjan los medios que serán capaces de forjar un frente ante esta derecha cuando sus sectores más poderosos consideren que ya AMLO no les conviene es una ilusión. Una verdadera movilización popular masiva contra la derecha y sus bastiones capitalistas más fuertes convocada por AMLO es una ilusión. Por el momento las grandes empresas en su mayoría se encuentran muy bien servidas con las decisiones tomadas por su gobierno y el Frena no es todavía un gran desafío para el Presidente.
Pero los trabajadores y sus aliados no pueden confiarse. La movilización en las calles, las huelgas, la auto-organización y la organización independiente de los partidos patronales y del Estado son los espacios, los canales, los instrumentos a desplegar para forjar la alternativa de los obreros y los trabajadores para forjar su liberación social y emancipación económica. Y todo ello integrado en la estrategia anticapitalista, revolucionaria, feminista e internacionalista.
De allí que el epígrafe que hemos puesto de Engels nos diga claramente cuál es la ruta que nos lleva a la consecución de justicia en México y en el mundo. Parafraseando dicho epígrafe podemos concluir diciendo que es la revolución la única capaz de ofrecernos una “justicia” realmente “histórica”.
* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS). Profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), En 1968 integró el Comité de lucha de Filosofía y Letras al lado de José Revueltas. Autor de numerosos libros sobre la historia política y social de México.