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Los golpistas de Myanmar secuestran a gente para intimidar a quienes protestan

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Por Adán Salgado Andrade

El primero de febrero del 2021, los golpistas militares de Myanmar, decidieron desconocer los resultados de la reelección democrática de la muy apreciable política y activista San Suu Kyi, asestando un golpe militar, que llevó al arresto de Suu Kyi y a todo su gabinete.

Desde entonces, las manifestaciones populares contra los golpistas, se han dado casi a diario. Por desgracia, la respuesta de esos cobardes uniformados, ha sido la cruenta represión, habiendo asesinado ya a más de 700 personas y arrestado a miles (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/02/en-myanmar-los-golpistas-estan.html).

A pesar de toda esa matanza y arrestos, la inconforme población civil, ha seguido manifestándose pacíficamente. Incluso, el grupo guerrillero Kachin Independence Army, se ha unido a las protestas y ha asestado algunos golpes a los militares, como el haber derribado recientemente un helicóptero del ejército (ver: https://apnews.com/article/myanmar-race-and-ethnicity-4a1d592fa128ab54dd7ee81ca2fd5349).

Los desesperados golpistas han ahora acudido a secuestrar, literalmente, a gente, allanando hogares y establecimientos, para llevarse por la fuerza a jóvenes, con tal de que sus familiares sean “disuadidos” y ya no participen en las manifestaciones. Es lo que expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “Los militares de Myanmar están desapareciendo a jóvenes para aplastar el levantamiento popular”, firmado por las reporteras Victoria Milko y Kristen Gelineau (ver: https://apnews.com/article/united-nations-myanmar-technology-e5c0036949f7e7fb8ce1da5884f250a4).

Comienzan las reporteras citando el testimonio de Shwe, chica de 19 años, quien narra cómo su hermano de 15, fue secuestrado, junto con otros cuatro compañeros. “Lo sacaron de un comercio y le hirieron una mano de un disparo, sólo porque vieron que llevaba una resortera, con la que los podría atacar”, dice Shwe.

“En todo el país, las fuerzas de seguridad de Myanmar, están arrestando y desapareciendo forzadamente a miles de personas, especialmente adolescentes y jóvenes, como una desesperada forma de terminar con el levantamiento popular que ya dura tres meses, contra el golpe militar. En muchos casos, las familias de los secuestrados, no saben en dónde están, de acuerdo con un análisis de Associated Press, de más de 3,500 arrestos hechos desde febrero”.

Citan cifras de la UNICEF, la agencia para la infancia, que indican que hasta niños se secuestran, siendo ya unos 1,000 los casos. “Es una técnica usada desde hace mucho por los militares, para instigar miedo y aplastar movimientos prodemocráticos. Los chicos y jóvenes son secuestrados de casas, negocios y de las calles, durante la noche y a veces, a pleno día”, señalan las reporteras.

Matthew Smith, cofundador del grupo de derechos humanos Fortify Rights, dice que “definitivamente, estamos en una situación de desapariciones forzadas masivas y estamos documentando y viendo muchos arrestos sistemáticos y arbitrarios”.

Al hermano de Shwe, lo secuestraron de una estética automotriz, que era “un sitio en donde se reunían regularmente los chicos”.

No cabe duda que esos cobardes uniformados, harán todo lo que puedan, con tal de intimidar a la gente para que no sigan las protestas. Pero no podrán evitar que éstas continúen, menos en estos tiempos en que, gracias a las redes sociales, es posible que la gente se comunique entre sí y planeen conjuntamente su descontento. Justo, tratando de atacar esos medios, los militares han tratado de bloquear el Internet, pero ha sido contraproducente, pues ellos mismos se han bloqueado y a bancos y empresas.

A los prisioneros, los torturan o los obligan a hacer cosas indignas, como “hacerlos que gateen y salten como ranas y tomarse el agua con la que se bañan”.

Los encarcelados, permanecen en varias prisiones y los golpistas, no dan informes de en dónde están. La Assistance Association for Political Prisoners, AAPP(Asociación para auxiliar a prisioneros políticos), señala que los militares están tratando de convertir a civiles, a huelguistas y a niños en enemigos. Piensan que si matan a niños y jóvenes, podrán matar a la revolución”.

Obviamente, los militares, niegan todas las evidencias de su cobarde, asesino actuar, diciendo que son “mentiras de la AAPP y otras organizaciones ilegítimas”.

Eso lo dijo una vocera militar, en una conferencia de prensa. Claro que ahí dirán sus propias mentiras.

Pero lo cierto es que están actuando coordinadamente, en distintas partes del país, para realizar arrestos masivos.

Con tal de saber si sus familiares están vivos, mucha gente les envía alimentos a las prisiones en donde se suponen que están. Si no son devueltos, tienen la esperanza de que aún estén vivos. Aunque pudiera ser que los carceleros, igual de mezquinos que sus contrapartes policiacas y militares, simplemente, se coman esos alimentos, podría pensarse.

Muchos de los activistas, prefieren que los maten en una marcha. “Sí, preferiría morir en el acto, pues si me encarcelan, temo ser torturado”, dijo un hombre de 29 años a las reporteras, a quienes les pidió el anonimato, con tal de que no vayan a escarmentarlo.

Los chicos, muy temerosos, han estado huyendo al campo, a esconderse entre cultivos, debiendo soportar nubes de mosquitos e incomodidades, con tal de no ser arrestados.

Los arbitrarios secuestros de jóvenes, continuarán. Varios, morirán torturados. Y los pocos que son liberados, sufrirán el resto de sus vidas esos traumatizantes episodios.

Dice la hermana de uno de los arrestados que “estaba enojada la noche en que lo arrestaron y sigo enojada. Es frustrante que, quienes se supone que deben de proteger nuestras vidas, nuestra seguridad, nuestras existencias y nuestras casas, sean la gente que nos está persiguiendo y matando”.

Así es, policías, ejércitos, paramilitares y otros represivos grupos, han sido creados para proteger los intereses de las élites dominantes, sea el país que sea.

En efecto, los ejércitos, sobre todo, en los países atrasados, son sinónimo de represión y genocidio, como lo que hizo el ejército en México, el 2 de octubre de 1968, cuando asesinó injustificadamente, a decenas de estudiantes.

Pero, por mucha gente que secuestren o maten los golpistas en Myanmar, las protestas populares, seguirán.

Preferirá la gente, parafraseando a Ernesto Che Guevara, morir de pie, que vivir de rodillas.

Contacto: studillac@hotmial.com

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