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Las nostálgicas tecnologías del pasado

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Por Adán Salgado Andrade, México

Habemos personas que, a pesar de que estamos al día en el uso de los adelantos tecnológicos, como el empleo de una computadora, varios programas, celulares con apps, cámaras digitales y cosas así, de todos modos, no dejamos atrás ciertas tecnologías, sobre todo porque, muchas veces, son mejores que las actuales. En mi caso, por ejemplo, sigo usando cámaras análogas, de las que usan rollo, y que debe de revelarse. Siguen haciendo, por fortuna, rollos, además de que sigue habiendo sitios en donde hacen ese revelado. Y también se siguen haciendo cámaras análogas, como una de Kodak, que dobla las exposiciones de un rollo, haciendo uno de 36, de 72 fotos. Muy conveniente, dado que se han encarecido bastante (ver: https://www.amazon.com.mx/dp/B0B1J582SJ/ref=cm_sw_r_apa_i_54FHA0Y6Y6Z34QZRACBX_0?_encoding=UTF8&th=1).

También conservo mi colección de discos de vinil, así como tornamesas para reproducirlos. La calidad de esos discos, sobre todo si están en buen estado – como los míos –, supera, con mucho, a la de los discos compactos, que fueron sus sucesores, y, por supuesto, al formato mp3, que es el que impera en la actualidad. Como es un sistema muy comprimido, se pierden mucho sonidos de instrumentos, texturas y otras cosas de las melodías que se escuchan.

De hecho, tenían tanta calidad los vinilos, que ya se están haciendo de nuevo, así como tornamesas para escucharlos (ver: https://ciaoamore.co/the-vinyl-comeback/).

Igualmente, todavía tengo una videocasetera LG que he cuidado muy bien y todavía reproduce, a la perfección, varias cintas VHS que todavía tengo, en muy buen estado también.

Incluso, conservo viejos casetes y tengo una grabadora Sony, que recientemente compré. Todavía hay varias empresas que los siguen haciendo, al igual que las mencionadas tornamesas.

Y a pesar de que los avances tecnológicos son demasiado rápidos – aunque, he de decir que muchas cosas, como los celulares, sólo se mejoran, pero no son, en sí, nuevos aportes, sólo los hacen para seguir induciendo al consumismo –, esas tecnologías allí están. Y como muchas fueron muy buenas, se han rescatado, pues han visto las empresas que las hacen, que todavía existe un nostálgico mercado.

Y así como quien esto escribe es nostálgico, hay muchas personas que siguen usando viejas tecnologías, a pesar de usar las nuevas o no usarlas, sobre todo, porque esas tecnologías, como las máquinas de escribir, no podían hackearse o que les entraran virus. De hecho, los militares rusos, han regresado a las máquinas de escribir, debido a las fugas de información que han tenido. Nada “sensible” militarmente, puede ser enviado por correo, sólo físicamente y escrito en máquinas de escribir (ver: https://www.theguardian.com/world/2013/jul/11/russia-reverts-paper-nsa-leaks).

El artículo de The Guardian, titulado “’¡Mis amigos me llaman la reina del BlackBerry!’ Conozca a gente que sigue usando vieja tecnología, desde faxes, hasta videocaseteras”, firmado por Lizzie Cernik, expone a personas que siguen usando viejas tecnologías y están muy felices de hacerlo. “Usted puede quedarse con sus iPhones, sus correos electrónicos o con su streaming. Pero muchas personas, siguen usando viejas tecnologías, como cientos de miles de personas en todo el mundo” (ver: https://www.theguardian.com/technology/2022/nov/23/my-friends-call-me-the-blackberry-queen-meet-the-people-clinging-on-to-old-tech-from-faxes-to-vcrs).

Uno de ellos es Billy Cunliffe, de 79 años, que vive en Wigan, Inglaterra. El hombre tiene 6,000 cintas VHS. Es ingeniero retirado y justifica tener las VHS, diciendo que “la verdad, se ven mejor que los mismos DVD’s, y como soy ingeniero, reparo mis reproductores. El problema es que ya no se consiguen y, cuando se venden, son muy caros, si están en buen estado. Sí uso streaming, pero nunca dejaré de ver mis videos, muchos de los cuales, grabé hace años. Desde 1981, estoy en esto y seguiré viéndolas”, dice, orgulloso.

Bueno, creo que se equivoca en decir que se ven mejor las cintas VHS que los DVD’s, pero sí tiene Cunliffe un punto, en que, irónicamente, ahora, con las pantallas, esas cintas se ven completas, pues las viejas televisiones análogas, de formato cuadrado, cortaban alrededor de un tercio de la imagen, así que no se veía completa.

Una mujer, Lisa Ford, de 54 años, de San Luis Missouri, usa todavía máquinas para enviar faxes, además de una máquina de escribir y un “beeper”. Éste, es un aparato que fue muy popular en los 1980’s, cuando todavía no existían los celulares. Se usaban para enviar mensajes, para que los que los recibían (doctores, por ejemplo, en emergencias), se comunicaran por teléfono a quien los solicitaba. “Todavía son usados por algunos servicios de emergencia y personal de seguridad público, pues los aparatos modernos son redundantes, usando satélites para comunicarse y son más confiables que los celulares, sobre todo, en desastres naturales” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Pager).

Ford dice que confía más en los faxes, “porque son más seguros, no tengo que estarlos convirtiendo a PDF y son más visuales que virtuales. Y el beeper, lo sigo usando porque tiene cobertura satelital en donde los celulares no. También tengo una máquina de escribir, por la cuestión de la nostalgia. Cuando ando de vacaciones, la uso para escribir cartas o notas. Y cuando la gente la ve, siempre tengo que explicarles porqué la sigo usando. Pero son cosas que nunca dejaré de utilizar”.

En efecto, a los que gustamos de escribir, siempre una máquina de escribir nos remite a la época en que las usábamos para hacer algún trabajo escolar o documento (mis tesis de mis licenciaturas, las hice en una máquina de escribir). Bueno, ahí, no soy tan nostálgico, pues el uso de la computadora, me ha permitido rendir mucho más en la redacción de artículos e historias. Pero, sí, de vez en cuando, desempolvo alguna de mis máquinas de escribir y me pongo a teclear algo. Por la nostalgia, como dice Ford.

La actriz Aren Devlin, de 39 años, que vive en Londres, sigue usando su viejo BlackBerry (y no tan viejo, si nos ponemos a pensar que comenzaron a usarse por allá de los 2000’s). “Estoy enamorada de su teclado. El que tengo ahorita, es de hace cinco años. La gente se sorprende de que todavía lo empleo, dicen que es feo. Y sé que es cuestión de tiempo que deje de usarlo, pues varias funciones ya no trabajan. Todavía me sirve para llamadas, correos electrónicos y WhatsApp, puedo tomar fotos, aunque son de baja calidad, pero no es un problema para mí. Cuando ya no sirva, tendré que comprar un nuevo celular, no un BlackBerry, porque ya no los hacen, pero mientras me siga sirviendo, lo usaré. Estoy consciente de mi huella de carbón, por eso uso las cosas hasta que se acaban. No quiero contribuir con más desperdicio”.

Muy buen punto el de Devlin, pues uno de los problemas que contribuyen a depredar y a contaminar el planeta cada vez más y más, es el nefasto híper consumo que este sistema capitalista salvaje nos ha impuesto, por la sobreproducción. Ya se reconoció, recientemente, que eso, y no tanto el exceso de población mundial – pobre, la mayoría –, es lo que está ocasionando la catástrofe ambiental que estamos padeciendo y que cada vez empeora (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html).

Tess Caven, de 56 años, que vive en Essex, Inglaterra, usa todavía un Walkman, esos reproductores portátiles de casetes, inventados por Sony. “Estoy al día con la tecnología, pero me gusta seguirlo usando. Escucho cintas que grabé de mi padre, quien participó en la segunda guerra mundial, y contaba fascinantes relatos que quedaron en esos casetes. Mis hijos usan Spotify, pero también les gusta oír los casetes, pues es un sonido muy especial. Espero que siga funcionando, pues no sabría cómo arreglarlo”.   

Carla Watkins, de 36 años, vive en Colchester, Inglaterra, es fotógrafa y aunque usa computadoras, tiene una colección de ocho máquinas de escribir, “tres, trabajando perfectamente bien. Me gusta usarlas y tengo una amiga con la que me escribo físicamente, ambas, usando nuestras máquinas de escribir. Me gustaría arreglar las otras, pero me da temor de que si las desarmo, no sepa armarlas de nuevo. La más vieja que tengo es de 1910. Las amo, la verdad. Soy una chica muy chapada a la antigua”.

Como dije, siente Caven lo que yo siento al ver mis máquinas de escribir: ganas de usarlas. Y, en efecto, no creo que haya alguien que repare máquinas de escribir actualmente, lo cual era muy común en los 1980’s, y todavía en los 1990’s. pero ya son cosa del pasado. Por eso, si tienen máquinas de escribir, que todavía funciones, consérvenlas.

El último en la lista de nostálgicos entrevistados es Neil Thomas, de 42 años, que vive en Cotswolds, Inglaterra. Él, está fascinado con los viejos juegos de Atari, que tiene desde 1985, cuando era adolescente. “Me gustaba jugar River Raid, en donde viajabas en un avión, sobre un río, disparando a cosas. Hace poco saqué de nuevo mi consola. Me gusta que el juego está ahí, nada de cargar, como en las modernas consolas. Con los años, comencé a coleccionar cosas viejas y en el 2017, hasta hice un sitio en YouTube para los que les gusta lo retro. Gracias a eso, me han enviado muchas cosas y ya fundé dos muesos, en donde la gente puede conocer esas viejas tecnologías y hasta jugar. Antes, podías conseguir esas consolas muy baratas, pero como se ha despertado de neuvo el interés, ya son muy caras. En los  museos, puse un laboratorio para arreglarlas. Y hasta a los floppys (los antiguos discos para guardar datos) que me envían, les he encontrado una utilidad: los uso para decorar las paredes”.

Esos floppys o disquetes, como se les llamaba, también pasaron a la historia. Se metían en el lector de floppys de la computadora para guardar datos. Pero eran muy delicados, pues si se magnetizaban, se dañaban y era frecuente perder los datos (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Floppy_disk).

En ese caso, sí se agradece que se hayan inventado métodos más seguros para guardar datos, como las memorias USB, por ejemplo o la nube.

En fin, pues esos son algunos ejemplos de viejas tecnologías que se siguen usando. Incluiría a la gente que no deja, por ejemplo, sus viejos autos y los conservan a la perfección, funcionando como  nuevos (“No se hacen carros como los de antes”, es lo que suelen decir).

Como dije, el acelerado paso de los “adelantos” tecnológicos, quiere imponernos a todos que los adoptemos.

Pero, para muchos, es más fuerte la nostalgia que la inducción consumista, por fortuna.

Contacto: studillac@hotmail.com

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