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La victoria del movimiento de mujeres en Argentina. La ley que consagra el derecho al aborto libre y gratuito

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El 30 de diciembre de 2020 el Senado Argentino votó favorablemente una Ley que legalizó el aborto libre previamente aprobada en la cámara de diputados. La aprobación se resolvió con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención. Estuvieron ausentes dos políticos conservadores contrarios a la ley; el ex presidente Carlos Menem quien se encontraba internado gravemente enfermo y que murió más adelante y otro senador ausente por pesar en su contra una denuncia por violación por la que estaba bajo investigación. En las calles esperaban el resultado cientos de miles de ansiosas mujeres.

Durante meses el relato del gobierno en Argentina era que la situación de pandemia de Covid-19 no permitía la discusión de la ley en el Senado, sin embargo la renegociación del pago de la deuda con el FMI y las medidas de austeridad antipopulares asociadas, amenazaban un quiebre con el ala más progresista del peronismo y el fantasma de una ola de protestas sociales masivas similares las ocurridas en Chile, fue en este contexto que el gobierno de Fernández decidió rescatar el proyecto de ley y presentarlo a discusión del Senado.

La legislación sobre el aborto en Argentina previa a la nueva ley fue promulgada en 1921. Como en otros países, era permitido en dos causales: violación y riesgo de salud para la mujer, esa legislación fue derogada por la dictadura militar instalada en el poder en marzo de 1976, que por el contrario reinstauró una disposición de la anterior dictadura del general Onganía que penalizaba el aborto, pero la legislación de 1921 volvió a entrar en vigencia por decisión del Congreso con el fin del régimen de facto.

América Latina es el continente con más restricciones para la interrupción voluntaria del embarazo. En un contexto internacional de movilizaciones sociales en la que el movimiento de la mujer trabajadora ha sido decisivo en la victoria que representa la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del aborto libre y gratuito en Argentina, y sin duda tendrá el efecto de acelerar la lucha en otros países. Argentina, es el tercer país en importancia de la región, esta ley resulta de 30 años de movilización y lucha de las organizaciones feministas, con el apoyo de la izquierda, que llegó a transformarse en un gigantesco movimiento social transversal especialmente entre las jóvenes y los sectores populares. La prensa bautizó este movimiento por la legalización del aborto como la Marea Verde ya que el movimiento se identificó con pañoletas de color verde asociado a la salud. No ha sido fácil en un país en que la Iglesia Católica muy conservadora y opuesta al derecho a aborto tiene amplias redes de influencias especialmente con los sectores oligárquicos y las trenzas políticas.

La Iglesia Católica

La Iglesia católica Argentina mostró simpatía con la brutal dictadura militar, antes de dejar el poder los militares se aseguraron de penalizar sin ambages el derecho a aborto, las revelaciones posteriores sobre las masivas violaciones de los derechos humanos, el secuestro de bebés de las familias de las detenidas desaparecidas con bebés de corta vida o embarazadas, torturadas, violadas y asesinadas posteriormente a dar a luz, a lo que hay que agregar las múltiples denuncias por abusos sexuales por parte del clero así como la permanente lucha de madres y abuelas para dar con el paradero de sus familiares han acrecentado el desprestigio tanto de los militares como de la iglesia en amplios sectores de la población.

La Iglesia Católica ha pagado un precio importante, el clero ya no puede presentarse como el custodio de valores morales superiores con credibilidad. Los últimos estudios muestran que la mayoría de la población se reconoce católica por un estrecho margen, han aumentado los creyentes evangélicos, y los agnósticos o no creyentes. Cuan diferente era la situación hace cincuenta años cuando alrededor del 95% de la población era católica. La asistencia a los cultos católicos es muy menguada y en general la gente prefiere una relación personal privada con sus creencias sin intermediarios. Ni siquiera la elección del papa Francisco, oriundo de Argentina sirvió de mucho para levantar la alicaída Iglesia Católica.

Todavía dos años atrás el Senado de la República votó en contra de esta demanda social. En las concentraciones previas a la votación y en las protestas por su resultado, se evidenció la creciente fuerza de la Marea Verde. Muchos senadores cambiaron su voto en esta ocasión pero a cambio para asegurar la mayoría favorable el gobierno debió introducir cambios reconociendo el derecho a la objeción de consciencia de clínicas y hospitales católicos.

Esta victoria abre la puerta para ganar en muchos otros aspectos en los que la sociedad patriarcal oprime a las mujeres, como los salarios más bajos, la doble jornada laboral, la responsabilidad en el cuidado de los hijos y de los miembros de la familia, el poco acceso a jefaturas y a los puestos de responsabilidad, por mencionar sólo algunos.

América Latina vive en estado de movilización social desde hace dos años, en varios países se ha podido hablar de una situación pre revolucionaria. Los movimientos feministas, de jóvenes, estudiantes, trabajadoras, barrios pobres han confluido junto a la juventud obrera y popular en torno a demandas y aspiraciones comunes, y son parte fundamental en la generación de movimientos anti capitalistas y anti patriarcales que ponen en cuestión el statu quo.  Con razón podemos decir que no habrá revolución social sin las mujeres.

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