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La herencia de expoliación y muerte que la derecha pretende retomar

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Arturo Alejandro Muñoz

Ha sido la Derecha quien siempre protagonizó los eventos sangrientos, clasistas y totalitarios que registra la Historia de Chile.

Lo ha hecho ya tantas veces que poca duda cabe que podría efectuarlo de nuevo, habida consideración de que el sistema democrático institucional –sustentado en elecciones libres- cuenta con el respeto de los conservadores y fundamentalistas neoliberales si, y sólo si, les es favorable en las urnas y/o puedan mantener –como exigencia mínima- el derecho a veto legislativo en el Congreso Nacional. Si ello les es adverso, la sedición y el golpismo serán los ‘argumentos’ que, una vez más, esa derecha utilizará.

Vea usted, y juzgue, esta seguidilla de matanzas realizadas en beneficio del poder económico y social de la derecha chilena.

  1. En 1907, bajo la presidencia de Pedro Montt, más de 2.000 personas (incluyendo cientos de mujeres y niños), provenientes de las oficinas salitreras sitas en la pampa nortina, fueron asesinadas salvajemente por efectivos del ejército bajo la conducción del general Silva Renard cumpliendo órdenes dictadas por las más altas esferas del gobierno conservador de la época. En Iquique, en la entonces escuela Santa María, se produjo la masacre de obreros… un suceso sangriento y clasista que no tiene parangón la historia sindical de ningún otro país en Sudamérica.
  2. Oficina Salitrera “San Gregorio (febrero de 1921) y oficina salitrera de “La Coruña” (junio de 1925), fueron testigos de otras masacres llevadas a cabo por elementos mercenarios de una derecha colonizada que respondía a los requerimientos y órdenes del imperio inglés (hoy la antigua metrópolis imperialista lo hace de la misma manera que ayer, aunque sólo habiéndose cambiado de lugar geográfico, pues ya no se trata de ‘the United Kingdom,’ sino que ahora son los United States of America, EEUU).
  3. Ránquil, Alto Bio-Bio, junio de 1934, se produjo un relevante levantamiento indígena-campesino (unidad popular sofocada a sangre y fuego por carabineros y militares) debido a los robos que la derecha realizaba con las tierras ancestrales, amén de la explotación inmisericorde de obreros agrícolas (inquilinos y ‘peonada’ en general), cuya realidad de vida se basaba en no tener derecho a nada, en no ser dueños de nada, en no poseer una maldita mínima esperanza de contar con justicia y  dignidad de parte de gobiernos derechistas auto denominados –bajo el disfraz carnavalesco del fascismo- como demócratas y, más grave todavía, en no ser siquiera dueños de sus propias existencias.
  4. El Melado. A mediados de la década de 1930 los latifundistas de la actual Región del Maule –con el apoyo del gobierno de Arturo Alessandri Palma- decidieron construir un extenso canal que uniera las aguas del río Maule con las del Perquilauquén. Ochenta kilómetros de longitud trazados a golpe de chuzo, pico y pala, a mano limpia, sin maquinarias ni ingeniería. Los muertos del Melado nos recuerdan no sólo al viejo Chile, sino que confirman que el nuevo Chile es producto de la sumatoria de explotaciones, hambrunas, inquinas sociales y olvido oficial experimentado por miles y miles de trabajadores cuyas espaldas soportaron incluso las ansias asesinas de sus patrones ocasionales.
  5. Los días 1 y 2 de abril de 1957; asesinato de decenas de personas en la llamada “huelga de la chaucha”. A este respecto, escribí hace algunos años en la página web The Paskin, lo siguiente: La inflación disparada y una cesantía creciente gatillaron el año 1957 la gran huelga nacional encabezada por la CUT (dirigida entonces por Clotario Blest). Hubo severos enfrentamientos con la policía y el ejército; Ibáñez decretó toque de queda y estado de sitio; decenas de personas murieron en los combates callejeros, hasta que finalmente el gobierno cedió y la escasa imagen pública que le restaba a Ibáñez del Campo se diluyó por completo. Pero ello tuvo un alto costo: decenas de personas asesinadas por los carabineros y los militares, luego que Ibáñez –un indiscutido filo peronista y filo nazi- hubiese establecido el “estado de sitio” en Santiago.
  6. Matanza en el mineral de El Salvador y en Pampa Irigoin, Puerto Montt…ambas masacres forman parte del curriculum demócrata cristiano durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, un mandatario relevante en cuanto a llevar a Chile hacia destinos menos retrasados sociológicamente, pero siempre obedeciendo órdenes del perenne “patroncito” gringo cuyos dictámenes apuntan –sin error ni omisión- a privilegiar el capital financiero por sobre las existencias y futuros de los habitantes de un país. Frei Montalva (y no hay discusión al respecto) logró la presidencia de la República gracias al apoyo de la Derecha una vez que esta se aterró luego del llamado ‘Naranjazo’ en Curicó.

¿Será necesario mencionar los crímenes y alevosías políticas cometidas por la derecha chilena antes y durante el gobierno del doctor Salvador Allende? Uno de esos crímenes –a mi juicio- resume el actuar sedicioso, criminal y anti chileno de esta derecha ‘pelotillehuense’ que hoy se esfuerza en vano por simular ser defensora de un sistema (demócrata institucional) que ella siempre atacó y depredó. Me refiero al alevoso asesinato del edecán militar (FACH) del presidente Allende, el comandante Arturo Araya Peeters, que resume el odio genético propio de una derecha clasista y decimonónica hacia todo lo que signifique –o huela- a modernidad y justicia social.

Muchos chilenos siguen creyendo que el nefasto e ilegal gobierno del golpista Pinochet fue el que provocó matanzas de chilenos a destajo. ¡Qué equivocados están quienes así piensen! La dictadura derechista-militar fue, simplemente, el corolario de las masacres y desdenes que la derecha ha prohijado en su seno de falsa aristocracia –desde la Colonia incluso- contra el pueblo. 

La derecha es, ha sido y será siempre la misma. No cambia. No tiene interés en hacerlo…tampoco le conviene económica política ni socialmente dejarse arrullar por cambios de ninguna especie. Ella lucha por el statu quo, por el mantenimiento de sus prerrogativas e intereses.

El análisis desapasionado y objetivo respecto de los gobiernos post dictadura, desnuda completamente la verdad dolorosa verdad que demuestra cómo se ha gobernado manteniendo e incrementando, la expoliación de un país en beneficio de los capitales transnacionales, y en desmedro del bienestar real del pueblo, entregando los recursos estratégicos y principales de la nación -sin rubor ni arrepentimiento-  a manos privadas, preferentemente extranjeras, lo que bien podría considerarse ‘alta traición a la patria’. 

Nada más se requiere agregar. Lo dicho, dicho está…y debería ser suficiente argumento para demostrar cuán traidores a Chile, a su pueblo, y a los principios básicos que promovieron y defendieron insignes patriotas a lo largo de dos siglos de Historia, han sido muchos de estos actuales politicastros corruptos y venales.

El pueblo, el elector, debería estar ya suficientemente informado merced a la avalancha de datos y comentarios a los que puede acceder vía prensa, Internet y otros. De aquí en más, su decisión y elección política formarán parte de su total responsabilidad. 

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