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Pedro Enrique García Ruiz
Más allá de las distinciones que puedan realizarse al interior de la filosofía de la liberación, tal y como lo sugieren acertadamente Horacio Cerutti y Francisco Miró Quesada,1 Dussel ha logrado mantener su pensamiento a la altura de los cambios radicales que han afectado a los discursos centrados en la idea político-social de liberación. Para muchos la pertinencia de una “filosofía de la liberación” como movimiento intelectual estaba condenada a desaparecer cuando las condiciones histórico-sociales que le dieron vida hubieran sido superadas.2 Así lo sostuvo, por ejemplo, en 1976 Joaquín Hernández Alvarado: “La filosofía de la liberación está llegando a sus últimas posibilidades. Es difícil que logre más enfoques y perspectivas fecundas de las que ha dado y que fueron en años anteriores un verdadero renacimiento en el pensar latinoamericano” [Hernández, 1976: 393].
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Notas
1 Horacio Cerutti Guldberg, Filosofía de la liberación latinoamericana, nos habla de “sectores”: “populista” y “crítico del sector populista”; el primero se subdivide en “dogmatismo de la ambigüedad concreta” y en “populismo de la ambigüedad abstracta”; el segundo en “subsector historicista” y en “subsector problematizador”, pp. 226-270. La obra de Dussel queda situada en el “populismo de la ambigüedad abstracta”. Francisco Miró Quesada, “Filosofía de la liberación: convergencias y divergencias”, en América Latina 11, reproducido en Materiales para la historia de la filosofía en Latinoamérica, Nº 1, 21 pp., toma como guía de su trabajo la llamada “Declaración de Morelia” —firmada por Enrique Dussel, Arturo Roig, Abelardo Villegas, Leopoldo Zea y él mismo.
2 Entre estas condiciones podríamos mencionar la Teoría de la Dependencia, los movimientos nacionales de liberación en América Latina y el Concilio Vaticano II.
3 De los diversos miembros fundadores de la filosofía de la liberación (Osvaldo Ardiles, Hugo Assmann, Mario Casalla, Carlos Cullen, Julio de Zan, Aníbal Fornari, Daniel Guillot, Antonio Kinen, Rodolfo Kusch, Diego Pró, Agustín de la Riega, Arturo Roig) algunos, como Juan Carlos Scannone, han desarrollado una filosofía de la liberación inspirada en la cultura popular y en la hermenéutica de los símbolos culturales siguiendo a Paul Ricoeur (cfr. J.C. Scannone, “Simbolismo religioso y pensamiento especulativo filosófico según Paul Ricoeur”, en Stromata 36, pp. 215-226; “Hacia una filosofía a partir de la sabiduría popular”, en Análisis, N° 17, 35-36, pp. 269-275; otros, como Horacio Cerutti, decididamente han renunciado a ella.
4 Esta cuestión que, en general, ha sido constante en toda la filosofía latinoamericana en el siglo XX fue planteada por Juan Bautista Alberdi en el último cuarto del siglo XIX en Argentina. Sobre el tema cf. Jorge E. Gracia e I. Jaksic, Filosofía e identidad en América Latina.
5 Augusto Salazar Bondy, ¿Existe una filosofía de nuestra América? Sobre la relación entre filosofía y liberación en este importante autor cfr. Enrqiue Dussel, “La ‘filosofía de la dominación’ de Augusto Salazar Bondy”, enMateriales para la historia de la filosofía en Latinoamérica, Nº 2, 9 pp.
5 Se trata de Para una ética de la liberación latinoamericana, volumen I; reeditada como Filosofía ética latinoamericana, volumen I. Presupuestos de una filosofía de la liberación.
6 Aquí radica también la diferencia entre la postura de Dussel y la de Zea respecto al status quaestionis de la filosofía: para Dussel, como para Salazar Bondy, la filosofía debe partir de la realidad latinoamericana y, en concreto, de su negatividad (dominación, pauperización, etcétera). Para Zea, según Dussel, el proyecto de una filosofía de la liberación queda finalmente subsumido en el más vasto y menos crítico de una reconstrucción de la historia de las ideas. La cuestión es: ¿filosofía latinoamericana o filosofía de la liberación? Salazar Bondy y Dussel optaron por una filosofía articulada a una praxis con miras a la transformación social. Sobre estos temas cfr. Enrique Dussel, “La ‘filosofía de la dominación’ de Augusto Salazar Bondy”, op. cit., “El proyecto de una ‘filosofía de la historia latinoamericana’ de Leopoldo Zea”, en Raúl Fornet-Betancourt, Für Leopoldo Zea, pp. 24-37.
7 Cfr. Hebert Marcuse, El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada, capítulo 7: “El triunfo del pensamiento positivo: la filosofía unidimensional”, pp. 197-227. Sobre la influencia de Marcuse en la filosofía de la liberación de Dussel cfr. mi libro: Filosofía de la liberación. Una aproximación al pensamiento de Enrique Dussel, § 9 “La aportación de H. Marcuse y E. Bloch: la politización de la ontología”, pp.161-172.
8 Tómese como ejemplo el siguiente texto: “La filosofía en sentido estricto, se enfrenta a las concepciones del mundo, como a las ciencias, a las artes y cualquiera de los sectores de la vida cultural de las sociedades; pero no se confunde con ninguno de ellos. A la filosofía no le corresponde determinar los ideales de la vida y no disputa, ni con los moralistas, ni con los políticos el derecho a darles una formulación adecuada o a propagarlos; ni con los investigadores de la psicología y las ciencias sociales el derecho a explorar sus complejos orígenes. La filosofía guarda su interés predominantemente cognoscitivo y permanente en posesión de los instrumentos de análisis”. F. Salmerón, “La filosofía y las actitudes morales”, en Jorge Gracia, Eduardo Rabossi, Enrique Villanueva y M. Dascal (compiladores), El análisis filosófico en América Latina, p. 290.
9 Respecto a esta opción ha señalado Arturo Roig: “En lo que podríamos llamar el ‘ala derecha’ del movimiento, fue entendida la ‘filosofía de la liberación’ como una alternativa entre el individualismo liberal del capitalismo y el marxismo, el cual era acusado de ‘colectivismo anticristiano’ ”, en “Cuatro tomas de posición a esta altura de los tiempos”, en Nuestra América, N° 11, p. 58.
10 Cfr. Enrique Dussel, El humanismo semita. Estructuras intencionales radicales del pueblo de Israel y otros semitas; El dualismo en la antropología de la cristiandad. Desde los orígenes hasta antes de la conquista de América; El humanismo helénico. Esta trilogía geopolítica-cultural fue redactada entre 1962 y 1968. Un análisis de estas obras se encuentra en mi libro ya citado I: “Antropología filosófica y visiones de mundo: el acceso hermenéutico al ser de América Latina”, pp. 19-91.
11 Cfr. Enrique Dussel, “Iberoamérica en la historia universal”, en Revista de Occidente, 25, pp. 85-95. “La obra de Zea América como conciencia me impactó de tal manera que desde aquel momento hasta hoy mi intento es justamente posibilitar la ‘entrada’ de América Latina en la historia mundial. Debo agradecer a Zea el haberme enseñado que América Latina está fuera de la historia”, Enrique Dussel, “El proyecto de una ‘filosofía de la historia latinoamericana’ de Leopoldo Zea”, art. cit., p. 30, nota 11.
12 Enrique Dussel, “La civilización y su núcleo ético-mítico”, en Hipótesis para una historia de la Iglesia en América Latina, p. 28. Esta idea está tomada de un artículo de Ricoeur publicado en Esprit en octubre de 1961: “Civilización universal y culturas nacionales”, ahora en Paul Ricoeur, Historia y verdad, pp. 251-263.
13 “Me parece que, si se quiere llegar al núcleo central, hay que penetrar hasta esa capa de imágenes y de símbolos que constituyen las representaciones de base de un pueblo… Las imágenes y los símbolos constituyen lo que podríamos llamar el soñar despierto de un grupo histórico. En este sentido hablo del núcleo ético-mítico que constituye el fondo cultural de un pueblo”, Paul Ricoeur, Historia y verdad, p. 259.
14 “De Hegel el concepto ‘desarrollo’ pasó a Marx, y de éste a la economía y sociología del ‘desarrollo’. Por ello deseamos hoy retornar al contenido ‘filosófico’ de esta palabra que, como decimos fue el más antiguo. Un país ‘sub-desarrollado’, ontológicamente, es ‘no-moderno’, pre-Aufklärung, para Hegel”. Enrique Dussel, 1492. El encubrimiento del otro. El origen del mito de la modernidad, p. 23, nota 6.
15 Sobre esta cuestión cfr. Dussel, El encubrimiento del otro…., conferencia 1: “El ‘eurocentrismo’ ”, pp. 21-34. A esta postura, sostenida por Dussel desde finales de los años sesenta, se le denomina ahora, junta a otras, “teorías postcoloniales como contramodernidad y loci de enunciación diferencial”. Cfr. W. Mignolo, “La razón postcolonial: herencias coloniales y teorías postcoloniales”, en A. de Toro (editor), Postmodernidad y postcolonialidad. Breves reflexiones sobre Latinoamérica, p. 61.
16 Cfr. Enrique Dussel, “Ermeneutica e liberazione. Dalla fenomenologia ermeneutica ad una Filosofia de la Liberazione. Dialogo con Paul Ricoeur”, en G. Cantillo, D. Jervolino (et al). Filosofía e liberazione. La sfida del penseiro del Terzo-Mondo, pp. 78-107. En E. Dussel, América Latina: dependencia y liberación, se pueden encontrar diversos artículos que muestran la influencia de Ricoeur en el pensamiento de Dussel durante este periodo.
17 La relación entre Aristóteles y Heidegger ha sido sacada a la luz gracias a la publicación de la Gesamtausgabe de Martin Heidegger (Frankfurt: Vittorio Klostermann) en donde se muestra, en los tempranos cursos de Friburgo (1919-1923), la incorporación de la ética aristotélica al proyecto de una “ontología fundamental”. Cfr. al respecto F. Volpi, Heidegger et Bretano. L’aristotelismo e il problema dell’«univocita» dell’essere nella formazione filosofica del giovane Martin Heidegger; “Dasein comme praxis: l’assimilation et la radicalisation heideggerienne de la philosophie pratique d’Aristote”, en VV.AA. Heidegger et l’idée de la phénoménologic. Cfr. también: J. Taminiaux, “La réapropiation de l’Ethique à Nicomaque: poiesis et praxis dans l’articulation de l’ontologie fondamentale”, en Lectures de l’ontologie fondamentale. Essais sur Heidegger. Nótese que a pesar de no aparecer todavía la Gesamtausgabe (comienza a publicarse en 1975), Dussel pudo establecer con claridad la relación entre Aristóteles y Heidegger recurriendo a la obra publicada, estrictamente a Sein und Zeit (1927),Vom Wesen und Begriff der Physis bei Aristoteles (1938) y Brief über den Humanismus (1946).
18 “La ética es sólo un pensar meditativo, un capítulo final de la ontología fundamental”, Enrique Dussel, “Para una de-strucción de la historia de la ética”, p. 311.
19 Martín Heidegger, “Lettre sur l’humanisme”, en Questions III, p. 113. Heidegger precisa enseguida: “Peu après la parution de Sein und Zeit, un jeune ami me demanda: ‘Quand écrirez-vous une éthique?’ Là où l’essence de l’homme est pensée de façon aussi essentielle, c’est-à-dire partir uniquemente de la question portant sur la vérité de l’Être, mais où pourtant l’homme n’est pas érigé comme centre de l’étant, il faut que s’eveille l’exigence d’une intimation qui le lie, et de règles disant comment l’homme, expérimenté à partir de l’ek-sistence à l’Être, doit vivre conformément à son destin [Geschicklich]. La vœu d’une éthique appelle d’autant plus impérieusement sa réalisation que le désarroi évident de l’homme, non moins que son desárroi caché, s’accroissent au-delà de toute mesure”.
20 “La pensée qui pose la question de la verité de l’Être, et par là même détermine le séjour essential de l’homme à partir de l’Être et vers lui, n’est ni éthique ni ontologie”, en Heidegger, Questions III., p. 119.
21 Sobre la relación entre humanismo y metafísica cfr. Jacques Derrida, “Los fines del hombre”, en Márgenes de la filosofía, pp. 145-174.
22 “Sin embargo, el que me permitió, alguien siempre da el disparo cuando se está preparado, y ‘me despertó del sueño ontológico’ (heideggeriano y hegeliano) fue un extraño libro de Emmanuel Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Esta obra del primero y más grande de los fenomenólogos franceses… me permitió encontrar, desde la fenomenología y la ontología heideggeriana, la manera de superarlas. La ‘exterioridad del Otro’, del pobre, se encuentra, desde siempre, más allá del ser”. Enrique Dussel, “Filosofía y liberación latinoamericana”, p. 87. Un excelente análisis de la relación entre la filosofía de Levinas y la primera ética de la liberación de Dussel se encuentra en la obra de P. Sudar, El rostro del Pobre. “inversión del ser” y revelación del “más allá del ser” en la filosofía de Emmanuel Levinas. Su resonancia en la filosofía y la teología de la liberación latinoamericana, pp. 167-173.
23 Estas cuestiones son tratadas por Dussel en los tres últimos volúmenes que constituyen su primer ética: Filosofía ética de la liberación, volumen III: De la erótica a la pedagógica; reeditado como Filosofía ética de la liberación, volumen III: Niveles concretos de la ética latinoamericana. Filosofía ética latinoamericana, volumen IV: Política latinoamericana. Antropológica III. Filosofía ética latinoamericana, volumen V:Arqueológica latinoamericana (antifetichismo metafísico).
24 Aristóteles, Ética Nicomaquea, VI, 1; 1139 a 14-15. Como podrá apreciarse, esta es una traducción libre de Dussel. El texto original dice: “pues nadie delibera sobre cosas que no pueden ser de otra manera; así, la parte calculadora es una parte del alma dotada de razón”. Ética Nicomaquea, p. 134.
25 “La palabra castellana ‘di-ferencia’ nos remite a la latina compuesta de dis-(partícula con la significación de división o negación) y al verbo ferre (llevar con violencia, arrastrar). Lo diferente es lo arrastrado desde la identidad, in-diferencia originaria o unidad hasta la dualidad. La di-ferencia supone la unidad: lo Mismo”. Dussel, Para una ética de la liberación latinoamericana I, p. 102.
26 “Lo propio del método ana-léctico es que intrísecamente ético y no meramente teórico, como es el discurso óntico de las ciencias u ontológico de la dialéctica”, Enrique Dussel, Para una ética de la liberación latinoamericana II, p. 163.
27 “Parler et écouter en font qu’un, ils en se succèdent pas. Parler institue ainsi le rapport moral d’égalité et par conséquent reconnaît la justice”. Emmanuel Levinas, “Éthique et esprit”, en Difficile Liberté. Essais sur le judaïsme, pp. 19-20.
28 “Levinas queda como extático ante el Otro, el Absoluto que debe respetarse litúrgicamente, pero mal o nada nos muestra cómo servirlo de hecho, como liberarlo históricamente, cómo construir un nuevo orden (del que nos habla Rosenzweig)”. Enrique Dussel, “Palabras preliminares”, en Emmanuel Levinas y la liberación latinoamericana, p. 9. Es lo que denomina Dussel el pasaje de una “Totalidad” vigente a una “nueva Totalidad”, es decir, la cuestión práctica de la liberación.