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La crisis argentina no tocó fondo

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Alberto Wiñazky *

 

Revista Herramienta, setiembre 2018

https://herramienta.com.ar/

Panorama internacional

La crisis estructural no resuelta del capitalismo, se ve acentuada por los agudos enfrentamientos que se reproducen entre algunos de los países centrales. Actualmente disputan China y los EE.UU., por la aplicación de aranceles al comercio internacional en defensa de sus respectivas producciones, dando origen a un clásico enfrentamiento inter imperialista,[1] que también refleja el desgaste de la OMC. Continúa además la inestabilidad en Italia y España[2] y el conflicto entre Turquía y EE.UU., más la grave situación que atraviesa la coalición que preside Ángela Merkel por el tema de los migrantes. Pero en realidad, es una cuestión que abarca a toda la Unión Europea. Este tema ha derivado en la fractura entre “duros y blandos”. Sucedió cuando Hungría-Polonia-Eslovaquia y la República Checa, decidieron boicotear la cumbre sobre inmigración convocada en Bruselas por el presidente de la CE. Además el conflicto por el brexit del Reino Unido,[3]también amenaza la integridad de la UE que se debate en medio de profundas y caóticas divisiones internas, afectando la estabilidad económica y política mundial.

Anteriormente, con el retiro de los EE.UU.del “Acuerdo Climático de París” y del “Acuerdo Nuclear con Irán”, ya se habían tensado las relaciones entre los EE.UU. y la UE hasta alcanzar importantes niveles de enfrentamiento. Actualmente surgió una nueva situación entre EE.UU. y la UE por el financiamiento de la OTAN. EE.UU. le “solicita” a la UE que incremente su participación en el costo de este organismo, que considera escasa. Por otro lado, Trump está atravesando un momento complejo en su relación con los empresarios de su país, que ven con profundo desagrado la imposición de aranceles que pondría límites el comercio internacional

Otro elemento presente en el panorama internacional, fue el incremento de la tasa de interés de los bonos del tesoro de los EE.UU. a 10 años, que el 14 de junio volvió a elevarse en 25 puntos porcentuales, mientras se prevén dos subas más a lo largo de este año. De esta forma, EE.UU. comenzó a atraer capitales que se encontraban invertidos en otros países del globo. Los bonos del tesoro resultan ser la base de comparación para los rendimientos de los activos de los demás países. Al incrementarse la tasa en los EE.UU., resultan ser menos interesantes otros activos, no tan seguros, radicados generalmente en la periferia .El alza de las tasas de interés llevará a que endeudarse en el mercado mundial resulte ser más gravoso, produciendo un encarecimiento del financiamiento internacional. A esta situación se suman las dificultades que tiene Trump para renegociar el TLCAN con Canadá y México, y las complicaciones crecientes en el tema de los migrantes llegados de América Latina.

 

La situación en la Argentina

La Argentina atraviesa una vez más, la exacerbación de sus clásicos déficit en la balanza comercial y de pagos. El turismo, la fuga de capitales, el saldo negativo del comercio exterior por la apertura importadora y el crecimiento de los intereses por el endeudamiento externo, son la consecuencia del plan implementado por gobierno neoliberal macrista, que ha derivado en la agudización del desequilibrio de la cuenta corriente de la balanza de pagos que subió en 2017 a los USD 47.000 millones. Pero el desequilibrio de la balanza comercial en mayo de este año fue de USD 1.285, con un alza de 123% con relación al mismo mes de 2017, que en el acumulado de cinco meses llegó a USD 4.691 millones. La fuga de capitales en el primer semestre de 2018 (técnicamente: La Formación de Activos Externos de Residentes) alcanzó la cifra de USD 16.676 millones, con un incremento del 117,1% con relación al mismo período de 2017, según los datos publicados en el Balance Cambiario del BCRA. Durante todo 2017, la fuga de capitales había sido de USD 22.148 millones, una cifra solo superada en 2008 cuando se registró una salida de USD 23.098 millones.

Esta situación es un reflejo de la estructural restricción externa del país,[4] que se vio exacerbada por que el gobierno abrió totalmente la economía a las importaciones, desreguló el sistema financiero y el mercado cambiario y permitió que los exportadores no liquiden en plazos razonables el producto de sus ventas al exterior, dando lugar a una agudización de los desequilibrios macroeconómicos de la Argentina. El macrismo pretendió responsabilizar de esta situación a la gestión anterior, o a las conductas nocivas de la población.  Todo este andamiaje sobre la marcha de la economía, ha sido cubierto amplia y favorablemente por los grandes medios de comunicación siempre adictos al macrismo.

La salida de capitales del mundo periférico, provocada por una mayor aversión al riesgo ante la crisis comercial desatada entre EE.UU. y China y la suba de las tasas en EE.UU., causó la devaluación de las monedas en distintos países. Es el caso en América Latina como sucedió en Brasil, Chile, Perú, Colombia, México y también en Turquía y Sudáfrica, demostrando que el proceso tuvo un alcance global. El país donde más impactó la fuga fue en la Argentina, por su vulnerable situación externa, la presencia de grandes déficits de cuenta corriente, más una enorme inflación persistente

El aumento del endeudamiento externo (USD 75.000 millones en dos años) no resultó suficiente para frenar la salida de capitales, ni impidió las sucesivas devaluaciones que llevaron la paridad cambiaria a $30 por dólar, provocando la pérdida de USD 13.000 millones de las reservas desde que comenzó la corrida en el mes de mayo de este año.

Además, como consecuencia del progresivo endeudamiento, la deuda externa bruta total pasó de USD 170.000 millones a USD 253.741 millones en el primer cuatrimestre de 2018 con un incremento de 27,7% y los intereses de la deuda pública aumentaron un 57% con relación a igual período del año anterior.

De manera que para la segunda parte del año, se espera crecimiento negativo, declive de la inversión pública, mayor desaceleración del consumo privado y público, acentuación de la caída de los ingresos reales de los trabajadores y jubilados (entre 7 y 9 puntos) y mayores expectativas inflacionarias.

La llegada del Fondo Monetario Internacional

Ante este panorama y luego de quince días de alta tensión, el 8 de mayo Macri con un discurso desvalido anunció el inicio de las conversaciones con el FMI. El gobierno terminó recurriendo a la más vieja de las recetas: la intervención del FMI en la política económica argentina, dando el entierro final al llamado “gradualismo”. El reingreso del “prestamista de última instancia”, implica una fuerte aceleración de los planes de ajuste ya implementados desde el comienzo de la gestión macrista.  Fue justificado por el gobierno (hoy una fuerza política en declinación), manifestando que existía el “peligro de una crisis inminente”, sin reconocer que ya en el primer trimestre de 2018 los banqueros, que hasta ese momento habían financiado los déficit del país, decidieron no continuar con esa política y negaron todo préstamo futuro, dejando de recibir la Argentina la entrada de capitales de corto plazo.

El acuerdo con el FMI, es un típico acuerdo stand by, que llega a los USD 50.000 millones con un desembolso inicial de USD 15.000 millones. Un ingreso inmediato de USD 7.500 fueron utilizados para dar apoyo al Tesoro para cubrir la demanda de dólares a través de licitaciones diarias por USD 100 millones, que con distintos cambios fue dejado sin efecto y el resto se sumará a las reservas. Habrá además dos giros posteriores en septiembre y diciembre por USD 3.000 millones cada uno. Contaría con un cronograma de desembolsos posteriores para los USD 35.000 millones que no se han liquidado y que son tratados como “precautorios” y que en caso de liberarse, se distribuirán en 12 trimestres de USD 2.900 millones cada uno. El préstamo resulta ser el 1.100% de la cuota del país en el FMI.

Otros USD 5.600 millones se pedirán al Banco Mundial, el BID y la CAF, que se podrán utilizar siempre y cuando sirvan para mantener un “tipo de cambio competitivo” y contribuya a producir más reformas en el sistema laboral y previsional. Son las últimas cartas del  macrismo para tratar de neutralizar la corrida cambiaria, ya que ha agotado casi todas las herramientas que tenía disponible. Quiere demostrar que tiene respaldo suficiente para dominar el mercado de cambios, que al llegar a $30 por dólar se constituyó en un importante fracaso de su política económica, mientras cada suba del tipo de cambio se ha trasladado rápidamente a los precios.

Como consecuencia de este acuerdo, que habilita la injerencia del Fondo en el diseño de las políticas económicas internas, ya se da por perdido el año 2018.No habrá crecimiento, la inflación llegaría como mínimo al 32% anual[5] y la inversión tanto pública como privada también disminuirá. Es posible que con la libre flotación cambiaria y la baja o nula intervención del BCRA la paridad cambiaria continúe en alza. Simultáneamente se enviará al Congreso un proyecto de ley que prohibirá al BCRA (que deberá cambiar su carta orgánica) emitir pesos para financiar al gobierno. Por otro lado se anuncia un cambio en la composición de los pasivos del BCRA para minimizar el stock de LEBAC y canjearlos por LETES, que incrementarán exponencialmente la deuda en moneda extranjera. En el futuro solamente los bancos podrán participar del negocio con las LEBAC[6]. Por otro lado se suma la recompra de estos bonos, que el gobierno ha hecho en el mercado secundario para reemplazarlos por el nuevo bono (LETES) en moneda extranjera a más largo plazo.

El ajuste fiscal pactado con el fondo obligará al Estado, que mantenía un déficit fiscal del 5%, llevarlo este año al 2,7% y al 1,3% del PBI en 2019 (unos $ 300.000 millones). Habrá despidos de trabajadores estatales, recortes en el “gasto público” que afectará esencialmente la inversión en la obra pública, disminución de transferencias a las provincias[7], al Fondo de Incentivo Docente y a las universidades públicas, congelamiento de las jubilaciones, el remate de las acciones del Fondo de Sustentación de la ANSES, y el achicamiento de los presupuestos universitarios entre otras medidas restrictivas, todas ellas monitoreadas por el Fondo.

Una cláusula de la carta de intención (poco conocida) señala que el BCRA deberá ajustar la base monetaria en relación con las reservas netas, que el 4 de junio día de la firma del acuerdo eran USD 23.400 millones. Es decir que la emisión de LETES implicará la necesidad de reducir la base monetaria: que significa disminuir la cantidad de dinero en circulación, lo que significa una mayor astringencia monetaria y por lo tanto tasas más altas y mayor recesión.

La reaparición del FMI, impulsa la comparación entre la actual situación y algunos de los episodios sucedidos en 2001. En ese entonces la Argentina, como uno de los eslabones más débiles del sistema económico mundial, se encontraba inmersa en un contexto de crisis e inestabilidad internacional similar al actual. En aquellos momentos por el nivel del endeudamiento, los desequilibrios de la cuenta corriente, las dificultades crecientes del régimen de la convertibilidad y la debilidad del sistema bancario, la situación derivó en la crisis conocida por todos.

Debido a estas similitudes, el ministro Nicolás Dujovne remarcó que la actual situación no tendría nada que ver con lo sucedido en ese entonces, porque la recurrencia al FMI sería solo un “financiamiento preventivo”. Pero que dice esta repentina necesidad de respaldo del FMI ante la persistente corrida cambiaria sobre la economía?. Será que hoy continúa siendo un eslabón débil en un contexto internacional tan grave como aquel de 2001? Próximamente se verá.

De manera que este programa económico no solamente no propone ninguna solución a la crisis, sino que centralmente acarreará una importante disminución en el nivel de vida de los sectores subalternos. Solamente llegó a proporcionar alguna tranquilidad financiera, conteniendo el tipo de cambio, durante un corto período de tiempo, pero manteniendo enormes tasas de interés. La tasa de interés para las LEBAC se mantendría entre el 42% y el 47%para tratar que los “inversores” no trasladen sus fondos al dólar, convirtiéndose en uno de los impedimentos que destruye el crecimiento económico. Sin embargo en los primeros días de julio, con el aumento de tres puntos del encaje bancario, más la nueva licitación de LETES que se podrán suscribir en pesos o LEBAC, la tasa de interés para las LEBAC, en el mercado secundario, se disparó hasta el 60%. Asimismo, la tasa de interés para operaciones entre bancos también está en el orden del 60%.

Pero la Argentina tiene un problema estructural externo (exporta menos que lo que importa) y este préstamo del FMI no resuelve de ninguna forma esta situación histórica. Apenas podría darle al gobierno algo de aire para llegar, sin otro sofocón grave, a las elecciones del año próximo. Sin embargo cada gobierno que se dirige al FMI y pacta un acuerdo con mayor ajuste, sin solucionar el problema externo, deriva la situación hacia el default.[8] Los vencimientos que deberá enfrentar el gobierno hasta diciembre, según la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, suman por el capital USD 4.667 millones, por las LETES USD 12.938 millones y por intereses USD 6.190 millones, divisas que el país no genera. En síntesis, títulos de la deuda del Estado.

A la combinación de bajas exportaciones, enorme déficit fiscal y alta inflación y un escenario global complicado para los países periféricos, se le deben sumar las grandes dudas que existen, entre los sectores dominantes, sobre la marcha futura de la economía argentina. Esta situación llevó el riesgo país a tocar los 700 puntos. Son los componentes del panorama real que atraviesa la Argentina. Las devaluaciones pasadas y las que se avecinan le ponen un piso a la inflación, impactan en el precio de los combustibles y el gas que se encuentran dolarizados, y en definitiva sobre el conjunto de la economía, pero esencialmente sobre los ingresos de los trabajadores y jubilados.

Por otro lado, una vez firmado el acuerdo con el FMI, que monitoreará cualquier modificación de las pautas monetarias, a las dos semanas fue eyectado del BCRA Federico Sturzenegger y su equipo, uno de los garantes de la operación, llegando al edificio de la calle Reconquista Luis Caputo (ex ejecutivo para América Latina del J.P. Morgan) y su número dos Gustavo Cañonero (ex Deutsche Bank). Pero eso no fue todo. Una semana después se produjo la salida del gabinete de Juan José Aranguren de Energía y de Francisco Cabrera de Producción, dos de los ministros más criticados y odiados por el pueblo, reflejando la feroz interna que existe en el gobierno. Fueron reemplazados por Javier Iguacel y por Dante Sicaquién ya anticipó “meses difíciles”.

Asimismo, como consecuencia de la degradación del sistema monetario argentino por las sucesivas crisis, las formas y funciones del dinero señaladas por Marx en el capítulo III del Libro I de El Capital (El dinero y la circulación de mercancías): medida de valor, patrón de medida, medio de circulación, reserva de valor, medio de pago, patrón de precios: al peso argentino solo le queda de estos enunciados, su función como medio de circulación.

El sector más perjudicado por las políticas macristas

Es indudable que los trabajadores y los jubilados son los principales perjudicados por la implementación de las políticas neoliberales del macrismo, teniendo en cuenta que más del 60% de los asalariados ganan menos de $ 16.000 mensuales y se verán más afectados aún por la intervención del FMI. Según ECOLATINA este año terminaría con el PBI por habitante inferior al de 2011. Simultáneamente la salud y la educación pública, ya muy golpeadas por el macrismo, también padecerán severos ajustes.

El avance de las finanzas, es una consecuencia de la falta de oportunidades que tiene la burguesía para invertir en los sectores productivos, situación que se reproduce a nivel global desde los inicios de la crisis del capitalismo. En la Argentina las políticas neoliberales implementadas por el macrismo, acentuaron la transferencia de los ingresos de los trabajadores hacia los grupos económicos concentrados. Si bien el proceso de financiarización no es el único factor determinante  de la reducción de los ingresos de los trabajadores, todos los autores lo reconocen como una de las causas principales o, como mínimo, como un factor relevante. De acuerdo con un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizado con información de 71 países para el período 1970-2007, la libre movilidad internacional de capitales –uno de los dispositivos centrales del fenómeno de la financiarización- resultó ser el factor explicativo de la consolidación de un patrón de distribución del ingreso cada vez más regresivo.

Las paritarias

Las paritarias ya cerradas, fueron acordadas, en su enorme mayoría, con topes del 15%, generalmente en dos o tres cuotas, si bien algunos gremios obtuvieron adicionales que no se computan en el salario ni en el aguinaldo. Pero como se señaló, las devaluaciones que dispararon la paridad cambiaria a$30, ya produjeron el traslado de la devaluación a los precios, más allá de los informes que entrega mensualmente el “recuperado” INDEC, licuando los ajustes paritarios. Junio ya había comenzado con alzas en los combustibles, que volvieron a aumentar el 2 de julio. Algunos pocos gremios obtuvieron paritarias mejores como el caso de camioneros, pero resultan ser una minoría, mientras otros se encuentran recomponiendo los acuerdos con porcentajes que llegan al 25%, que se cobrarán hasta en enero de 2019. El aumento a los jubilados ha sido igualmente paupérrimo. En marzo el haber subió apenas 5,7% y otro porcentaje similar en junio, para ubicar el mínimo en los $8.096, cuando la canasta familiar se encuentra rondando los $ 18.000.

Una salida de la crisis

Hay que destacar que la Argentina se encuentra atravesando una crisis orgánica, que se ve acentuada por una falta de racionalidad y de legitimidad, donde la actual dirección del gobierno, funciona como un comité ejecutivo de la clase dominante. Hay que tener en cuenta que la fuerza y el consenso son los integrantes permanentes de la legitimidad del poder burgués. Y siempre el peso relativo de estos componentes depende del curso de la lucha de clases.

Las formas en que se reproducen las contradicciones de la sociedad burguesa dentro del Estado y que aparecen como “transitorias y funcionales”, por excesos cometidos en el desempeño de las funciones estatales, son en realidad manifestaciones esenciales de una política encaminada a favorecer los intereses del gran capital y necesitan ser enfrentadas decisivamente por el pueblo trabajador.

La Argentina ha demostrado reiteradamente que el movimiento obrero se ha destacado por ser la voluntad organizada del pueblo. Y ha estado en innumerables ocasiones defendiendo los intereses de los trabajadores, del estudiantado, de los artistas, de los intelectuales y los derechos de las mujeres. Estas luchas han superado las posiciones de una CGT deshilachada que responde a los distintos gobiernos de turno y no a los intereses específicos de los trabajadores. El movimiento obrero será siempre la valla que impedirá o dificultará el avance de los sectores de la derecha en su intento de someter económica y políticamente a la clase trabajadora.

Para poder implementar las políticas neoliberales, los sectores parlamentarios que aparecían como la oposición al macrismo, votaron todas las leyes que propuso el gobierno. Un gobierno en minoría en ambas cámaras del Congreso y sin el control sobre los sindicatos, no hubiese podido avanzar sin esa estrecha colaboración parlamentaria. Así, entre otras leyes aprobadas se pagó a los fondos buitres[9], se produjo el saqueo a los jubilados y se aprobó el “blanqueo de capitales”, que no habrían sido sancionadas sin el consenso del peronismo racional.

Por lo tanto, los problemas estructurales que tiene la economía Argentina, no podrán ser resueltos sin que la clase trabajadora, encabezando la lucha con los restantes sectores subalternos, enfrenten activamente las políticas del capitalismo neoliberal para que el país pueda salir de la espiral de atraso, decadencia y dependencia de los centros imperiales. Además la situación económica de la Argentina no cierra sin más ajuste y represión. La “lluvia de préstamos” recibidos, de llegar apagarse, agravará la fuga de capitales, complicando aún más la crisis y acentuando el endeudamiento. De manera que la situación no tiene salida alguna, porque más ajuste es menor crecimiento que implica menor recaudación, menos inversión, menor entrada de capitales y mayor endeudamiento externo. No hay posibilidad de llegar a pagar el elevado endeudamiento, y la situación en algún momento explotará bajo la forma de crisis cambiaria, bancaria o de deuda. Asimismo lo apremiante de la situación requiere la aplicación inmediata de planes de emergencia para los sectores más necesitados, que con o sin ingresos no pueden acceder a las necesidades básicas como sostener la dieta alimentaria o poseer una vivienda digna y cuya situación ya presenta un escenario tenebroso. Simultáneamente es necesario contener la fuga de capitales, situación que requiere de la implementación del control de cambios y la reposición de la obligación de liquidar las divisas una vez obtenidas, producto de las exportaciones.

La insubordinación de las mujeres, continúa su acción sin pausa. Fue ahora en defensa del proyecto de ley sancionado en la Cámara de Diputados, sobre la interrupción voluntaria del embarazo, que pasó al Senado. Esta conquista democrática demostró que la lucha de las mujeres en la calle, para poder decidir sobre su cuerpo, es un ejemplo de la importancia de estas acciones para ganar las batallas contra la opresión y la explotación capitalista.

El cambio de país fronterizo a país emergente dispuesto por la calificadora Morgan Stanley Composite Index, que conlleva la imposición de que el país no imponga filtros al libre movimiento de los capitales, fue tratado por el gobierno como una “victoria” de su proyecto económico de “cambio”. Implica que los “inversores” puedan incluir en sus portafolios acciones argentinas, superando un impedimento anterior que no lo permitía, pero la realidad señala  que las contradicciones fundamentales del modelo económico macrista seguirán vigentes, ya que continúa la estrepitosa caída del precio de las acciones y los títulos de la deuda, que cotizan en el mercado local y en Wall Street.

Ante este panorama es importante conocer lo sucedido en Jordania ya que es un hecho muy significativo. Dos huelgas generales y una ola de manifestaciones y protestas, fueron la respuesta al plan de ajuste del FMI firmado en 2016 y que exigía retirar los subsidios al pan, además de una reforma tributaria más general encaminada a reducir el déficit fiscal, similar al que el organismo está imponiendo en la Argentina. El gobierno de ese país tuvo que dar marcha atrás con el proyecto de ajuste. En Haití acaba de producirse un hecho análogo. Ante el acuerdo con el FMI, que implicaba un incremento en el precio de  los combustibles, la reacción popular obligó a dar marcha atrás con la medida y ocasionó la renuncia del premier Jack Guy Lafontant. Son ejemplos que merecen ser considerados.

Algunas consideraciones políticas para finalizar

¿Qué posibilidades existen de revertir la actual situación económica y política? Corresponden algunas consideraciones tomando lo manifestado más arriba, cuando se afirmó que “los problemas estructurales que tiene la economía Argentina no podrán ser resueltos, sin que la clase trabajadora encabezando la lucha con los restantes sectores subalternos, enfrenten activamente las políticas del capitalismo neoliberal, para que el país pueda salir de la espiral del atraso, decadencia y dependencia de los centros imperiales”.

¿Cuáles serían las medidas a adoptar? Indudablemente que deberían ser medidas de cambio estructural, anticapitalistas, que permitan revertir lo acontecido en la historia económica y política de la Argentina.

En los años de políticas neo-desarrollistas, se comprobó  la ausencia de transformaciones significativas en la estructura productiva. La Argentina no introdujo la producción de nuevos productos industriales, no se retiró del CIADI, no denunció los tratados bilaterales firmados por la dictadura y el menemismo, no cambió la estructura impositiva, ni eliminó la ley de inversiones extranjeras de la dictadura, mostrando el compromiso con la globalización neoliberal. Sin embargo, al sector del agro se les obligó a transferir parte de la renta extraordinaria, para garantizar la valorización de otras fracciones burguesas. Desde el conflicto con las patronales agropecuarias, pero más aún desde 2011, la SRA y la AEA emergieron como las articuladoras de una alternativa política al kirchnerismo, pero de neto corte neoliberal. La UIA se plegó a esta postura ante las dificultades crecientes en la acumulación de capital, que se hicieron evidentes desde 2012, imponiéndose la línea de Techint, Arcor, Bunge, etc.

En materia de comercio exterior prosiguieron las exportaciones de bienes primarios o industriales de escaso valor agregado y/o bajo contenido tecnológico, que por la caída de los precios internacionales complicó severamente el segundo mandato de Cristina. En la sustitución de importaciones, proceso que se había agotado definitivamente en la década de los setenta ante el proceso globalizador, fueron escasos los avances producidos, y en muchas de las ramas que exhibieron crecimiento, el componente importado fue decisivo como en el sector de la electrónica y el automotriz.

Se produjo entonces una disyuntiva que incluía la superación de las tensiones económicas derivando los costos sobre los sectores dominantes o serían descargados sobre las clases subalternas. Durante el segundo mandato de Cristina, la orientación de las medidas económicas no se dirigieron a satisfacer las propuestas de la fracción capitalista dominante, pero tuvo un endurecimiento mayor con los sectores de la clase trabajadora, que tuvo consecuencia el pasaje a la oposición de Hugo Moyano y la división de la CGT.

Por lo tanto, la posibilidad de sostener un proyecto de conciliación de clases en las condiciones del capitalismo dependiente argentino actual no ofrece una alternativa sustentable, ya que no habrá solución a los problemas de la pobreza y la marginalidad sin romper los marcos del capitalismo dependiente.

* Alberto Wiñazky es economista. Miembro del consejo de redacción de Herramienta. Correo:albertow68@gmail.com

Notas

[1] Los aranceles de los EE.UU. para más de 800 productos de China, por valor de USD 34.000 millones ya entraron en vigencia. Pero Trump advirtió que EE.UU. podría llegar a más de USD 500.000 millones sobre productos chinos. Según Lagarde este “es un equilibrio de fuerzas que se perfila entre EE.UU. de un lado y China del otro que representan dos formas completamente diferentes de un mismo impulso capitalista”.

[2] La coalición dl Movimiento Cinco Estrellas y la xenófoba Liga del Norte llegaron al gobierno en Italia; por una moción de censura se produjo la caída del gobierno de Rajoy.

[3] Que se ha complicado con la renuncia de dos de los negociadores más duros: David Davis y Boris Johnson.

[4] Que obedece al carácter dependiente de la estructura económica, dado que exporta bienes primarios e importa productos industriales de mayor valor agregado. No registrando además ingresos de capitales por la vía de la inversión extranjera directa como sucede en el caso de Brasil o México.

[5] Si el índice inflacionario pasara del 32% anual, el préstamo del FMI quedaría suspendido.

[6] La primera licitación para el canje llegó solamente a los USD 422 millones, cuando el gobierno pensaba que llegaría a los USD 2.000 millones. Además la tasa de interés fue muy alta: de 5,5% a 379 días.

[7] El déficit primario total de las administraciones provinciales alcanzó los $ 37.076,2 millones en 2017 y para el 2018 debería reducirse a $ 10.664 millones.

[8] El riesgo de que el país no pague su deuda se ha visto reflejado en el incremento de la tasa de los Crédit Default Swaps (CDS) que pasó del 3,73% a fines del año pasado a 6,76% en julio.

[9]Con el pago a los fondos buitres, USD 9.300 millones, con la resolución que fue votada en el Congreso por casi toda “la oposición”, se inició el proceso de endeudamiento que hoy castiga duramente al pueblo trabajador.

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