Claridad, Uruguay
Por Griselda Leal Rovira
El caso Julian Assange, además de ser un grave atentado a la libertad de prensa en el mundo, es una muestra del atropello que ejercen los poderes mundiales a través de los grandes medios de comunicación para perpetuarse en el poder y mantener la unipolaridad por parte del gobierno de los Estados Unidos.
Los últimos gobiernos del país del norte son responsables de este grave atentado a los derechos humanos, incluido el de Donald Trump que se benefició con las denuncias que el director de Wikileaks realizó destapando delitos de parte de su contrincante, la señora Hillari Clinton en la elección de los Estados Unidos del año 2017, y la traición del ex presidente de Ecuador Lenin Moreno, quien autorizó el traslado de Assange de la embajada de su país en el Reino Unido, en la que estuvo desde el año 2012 al 2019, a la justicia de ese país a cambio de préstamos del Fondo Monetario Internacional, para ser encarcelado en las peores condiciones y con la posibilidad de ser extraditado a los Estados Unidos, donde le puede esperar una condena de 175 años.
La justicia británica aprueba la orden de extradición, aunque la defensa está dispuesta a apelar hasta el final, apoyada por miles de seguidores que se manifiestan permanentemente en las calles y de distintas maneras, incluida su esposa, la abogada Stella Moris, con la que tiene dos hijos, concebidos durante su reclusión en la embajada de Ecuador cuando el presidente era Rafael Correa.
Julian Assange de nacionalidad australiano, que este 3 de julio cumple 51 años, además de periodista y haker ha sido director de cine y televisión, estudió matemáticas, física, filosofía y neurociencia y también incursionó en la política en su país. En el año 2009 le dieron el premio Amnesti Internacional por exponer asesinatos extrajudiciales en Kenia, en 2010 fue galardonado con el premio San Adams y fue ganador de la elección de lectores de la revista Times a la persona del año, en abril del 2011 fue nombrado en la misma revista como una de las personas mas influyentes y en una encuesta de editores de NETWORK fue designado como el mas relevante, en junio de 2011 recibe el premio Martha Gelhorn Prize por su tarea periodística, premio Sydey de la Paz y persona del año por Le Monde.
Su delito: ser director de Wikileaks y haber hecho públicos documentos secretos que han evidenciado delitos gravísimos, cometidos por los gobiernos de los Estados Unidos, entre los que se cuentan 400.000 sobre la guerra de Irak, 900.000 sobre la guerra de Afganistán, 800 de la prisión de Guantánamo y más de 250.000 cables diplomáticos de distintos países del mundo. Lo más difundido fue la filmación de un dron en Irak donde se oye una grabación que da la orden de disparar y se ve cuando asesinan a un grupo de civiles indefensos entre los que se encuentran periodistas.
Lo que irritó a Hillari Clinton fue haber perdido la elección de Estados Unidos a causa de la divulgación de mensajes enviados a su secretario de campaña.
Entre los documentos desclasificados salieron a luz los papeles de Panamá que comprometieron a muchos políticos y figuras públicas en relación al lavado de dinero.
Lamentablemente sabemos que los periodistas que trabajan en los grandes medios de comunicación están amordazados y no pueden manifestarse en contra de esta tremenda injusticia, pero quienes sí debemos manifestarnos en contra, somos, no solamente los periodistas independientes, sino también todos los ciudadanos que estamos privados del derecho de estar bien informados, y con estas medidas amordazan a quienes se atreverían a hacerlo y se abstienen por temor a la represalia.
Este hecho puntual no es ajeno a lo que está pasando hoy en el mundo y es la lucha por la hegemonía del poder mundial.