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Chile – INMIGRACIÓN: ¿Y las hormiguitas que están dentro del espacio?

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A partir de la relación colonial del trabajo que tuvieron españoles con los pueblos originarios y afro descendientes en el territorio nacional persiste  la relación de indiaje laboral con estos pueblos en el presente.


 

Radio del Mar

Por: Marjorie Huaqui
12 de diciembre de 2016


El acuerdo de establecer pueblos de indios es visibilizado en el pasado en el modo en que la corona desde un comienzo tuvo la intención de mantener la distancia con dichos pueblos. Esta continuidad se ha desarrollado en el presente en la persistente exclusión que ha generado una figura distinta al observar la sociedad capitalina.

Sin duda, mantener la distancia fue una forma estratégica de relacionarse con el enemigo, esta situación con el peso de la historia ha formado una cantidad increíble de población excluida y más aún un colonialismo específico con dichos pueblos que hoy nos recuerda la población inmigrante.

Si citamos a Fanon, en relación al concepto de colonialismo que propuso en su publicación ‘Por la revolución africana’ “este no es más que un tipo de relaciones individuales, sino la conquista de un territorio nacional y la opresión de un pueblo; eso es todo”

A diario veo y he visto a través de la historia generacional de mi familia la cantidad de esfuerzo que se ha tenido que sostener en el trabajo. En el presente los inmigrantes principalmente haitianos y haitianas, han tenido que redoblar jornadas laborales, y en general sobre ponerse a las condiciones de trabajo que Santiago ofrece.

Inspiradxs quizás por una cierta amorosidad- afecto que es capaz de construir todo tipo de intención en torno a sus propósitos. La waria sigue comunicándose del mismo modo en sus relaciones de trabajo.

Esta figura configura un territorio distinto en toda concepción, pues van marcando un camino al igual que las hormiguitas cuando se abastecen en verano juntando provisiones para el invierno.

Estas hormiguitas laborantes marcan y dejan huellas de afecto en todo lugar donde están, pues en ellos a pesar de tener una historia colonial muy dolorosa, han sido capaces de mantenerse en lo humano.

Aún mantienen la candidez que a través del tiempo ha sido la misma huella que nos dejó Amanda, la ñuke  de Víctor Jara, la misma que vi en mis tías abuelas en mi infancia cuando hacían tortillas o sonreían con mis frecuentes visitas, también la misma sonrisa que observo en las mujeres haitianas con sus ojos libres y sinceros, y el mismo afecto y sensibilidad que queda en sujetos mapuche que mantienen vivo el acto de escuchar.

Podríamos también pensar que en todo lo anterior mencionado, está presente la memoria originaria, esta reluce cuando a pesar de estar inmersos en trabajos NO calificados mantienen vivo el espíritu a pesar de las extenuantes jornadas laborales chilenas.

Estas hormiguitas están dentro de la tierra, dentro del conocimiento, manteniendo vivo el desafío del amor constante.

Actualmente la inmigración latinoamericana ha tornado una posibilidad a la identificación geopolítica, pero se ha soslayado en Chile la continuidad originaria para vincularse, entenderse y posteriormente identificarse con procesos migratorios que despiertan la mirada de los pueblos con saberes vinculados al origen.

En el presente, la población haitiana nos transporta a un retorno a lo originario, y también replica la historia mapuche dentro de Chile que llegaba migrando desde el sur a la capital. El sujeto haitiano y haitiana traen consigo el creolé y una historia colonial tan aguda como los desafíos que instala la demostración de este dolor constante en la historia mapuche.

Por el momento tenemos en común la relación de trabajo en oficios y ocupaciones no calificadas. Este hecho ha significado una incorporación debilitada en Chile, y también se replica la relación de servidumbre, que se ha visibilizado en los estudios de la población afro descendiente en las haciendas del Caribe y Brasil, y que nos permiten relacionarlo con el pueblo mapuche en su relación de trabajo que se ha argumentado dentro de la historia nacional como nanas y panaderos.

También es importante observar que en la gran capital las ocupaciones laborales de la población haitiana son: bomberos de bencina, cargadores en La Vega Central, mujeres cuidadoras de niños y niñas y sin estar viviendo en otra región, apostaría que estas ocupaciones son las mismas o al menos similares.

Entonces estas hormiguitas han mantenido una continuidad migratoria similar a la del pueblo mapuche. Esta está ligada a la familia, se viene uno, luego llega a la casa del emparentado, encuentra trabajo, se viene el siguiente, y así hasta continuar la familia en los pichikeche que crecen con su historia dentro de sí y con una plenitud de desafíos por conseguir.

Finalmente en sus ojos, en su sentido de humanidad y en su espontaneidad está presente la voluntad. Uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de la amorosa- afectividad, una materia invisible que traen consigo y a mí parecer una de las más importantes tonalidades de la subjetividad.

Sin duda, todos sus aportes re- significan la cultura chilena cada día más tendiente al mercado. Su cotidianeidad, amorosa y sencilla, nos permiten vernos, una apuesta cada vez más humana cuando todo el presente se lo está llevando el tiempo.


Marjorie Huaiqui. Educadora mapuche, profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Esta es una adaptación de la ponencia “La defensa de la ternura del sujeto histórico” desarrollada en el I Congreso de Historia Indígena organizado por MOCEN en la Universidad del Bío- Bío Facultad de Educación y Humanidades sede Chillán, noviembre de 2016.

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