El general salvadoreño retirado Juan Rafael Bustillo reconoció por primera vez que fuerzas de élite entrenadas por Estados Unidos fueron las responsables de la masacre de El Mozote, perpetrada en 1981, en la que fueron asesinados casi un millar de campesinos desarmados.
La mayoría de las personas torturadas y asesinadas por las fuerzas apoyadas por Estados Unidos eran mujeres y niños.
La admisión tuvo lugar cuando el Departamento de Estado estadounidense impidió el ingreso a Estados Unidos a trece exoficiales del Ejército salvadoreño acusados de organizar la ejecución extrajudicial de seis sacerdotes jesuitas, su empleada doméstica y la hija de esta en 1989.
Al igual que la masacre de El Mozote, el asesinato de los sacerdotes jesuitas fue llevado a cabo por soldados entrenados por Estados Unidos.