Gauche Revolutionnaire 27/03/2023
El 53º congreso confederal de la CGT se celebrará en Clermont-Ferrand del 27 al 31 de marzo. Este congreso tendrá lugar en un contexto marcado por un refuerzo de la lucha de clases desde hace varios meses, con numerosas luchas en las empresas y los establecimientos públicos esencialmente sobre la cuestión de los salarios y las condiciones de trabajo, y acelerándose desde enero con una movilización masiva contra la contrarreforma de las pensiones Macron-Borne-Dussopt que puede desembocar en una huelga de masas.
Este aumento de la combatividad de los trabajadores se produce tras varios años de derrotas o grandes luchas inacabadas desde 2016 (Ley El Khomri y ordenanzas de Macron, estatuto de la SNCF y de los ferroviarios, pensiones por puntos, etc.) y de incapacidad para responder a los desafíos del movimiento sindical. Incluso la CGT se ha mostrado, año tras año, más proclive a promover un llamado «diálogo social» y una acción sindical integrada en los órganos representativos del personal o en los diferentes órganos del Estado, mientras que el capitalismo no tiene más grano que moler para concedernos migajas durante las (frías) negociaciones: un sindicalismo de delegación impotente e ineficaz, que ha conducido a una cierta desafección de las organizaciones sindicales y, en consecuencia, a una fuerte desindicalización, más que a un sindicalismo de lucha.
Lo que está en juego en este congreso es, en efecto, esto: reencontrar la orientación de un sindicalismo de lucha, de clase y de masa para poner fin a la degradación continua de las condiciones de vida y de trabajo de la inmensa mayoría de la población y de la clase obrera. Se trata de poner fin a la sucesión de ataques contra nuestras conquistas sociales, de construir una contraofensiva y de ofrecer perspectivas para acabar con la dictadura del capital. Esto es lo que se está debatiendo actualmente y está creando tensiones porque dos líneas fundamentales se enfrentan actualmente en la preparación del congreso.
Una de ellas, representada por Philippe Martinez y Marie Buisson (secretario general de la FERC-CGT) y candidato oficial de la organización presentado por la comisión ejecutiva confederal, encarna la continuación de la liquidación del carácter de clase de la CGT y el abandono de la centralidad de la clase obrera en la lucha contra el capitalismo en favor de una organización para la cual la explotación capitalista sería una forma específica de opresión y dominación como las otras (sexismo, racismo, etc.), que dividen a la clase obrera. ), que dividen a la clase obrera y que deben ser combatidas como tales, y no ya el fundamento y la causa de las mismas. Es lo que se desprende de uno de los textos anónimos de apoyo a Marie Buisson cuando leemos: «Nosotros, militantes y sindicalistas, reivindicamos y afirmamos que la emancipación de los asalariados pasará en primer lugar por la emancipación de las mujeres».
Otra orientación que intenta estructurarse y que pretende oponerse a esta deriva de la CGT que segmenta más que une a la clase obrera en torno a sus intereses comunes, sea cual sea su sexo, género, origen, etc., la encarna, entre otros, Olivier Mateu, secretario general del sindicato departamental de Bouches du Rhône (UD13), que se presenta contra Marie Buisson, y que cuenta con el apoyo de un cierto número de estructuras de la CGT (UD y federación). Sin embargo, esta «oposición» en el seno de la CGT se lleva a cabo sobre una orientación de repliegue frígido sobre sí misma, donde la CGT se basta a sí misma y a la clase obrera para dirigir la lucha contra el capitalismo, mientras que esta última, en crisis estructural, dirige una ofensiva generalizada, lo que hace necesaria la constitución de un amplio frente único obrero que incluya a todas las organizaciones (políticas, sindicales y asociativas) del movimiento obrero para arrastrar a las capas más amplias en la lucha contra el sistema capitalista.
Artículo publicado en versión resumida en l’Egalité n°215, por Yann Venier
