(360Noticias) El fiscal Regional Metropolitano Centro Norte, Xavier Armendáriz, se encuentra nuevamente en el ojo del huracán, esta vez por su presunta implicación en el montaje judicial y persecución política contra el alcalde Daniel Jadue. A pesar de la falta de pruebas concluyentes, Jadue, conocido por su postura crítica hacia el sistema neoliberal, ha sido sometido a prisión preventiva, lo que ha generado fuertes sospechas de maniobra política para eliminarlo de la futura contienda presidencial.
Un historial polémico
Armendáriz no es un desconocido en el ámbito de la controversia. Su historial incluye acusaciones por parte de las víctimas por la protección de altos jerarcas de la Iglesia Católica chilena acusados de abuso sexual, y la persecución de figuras políticas que desafían el statu quo neoliberal. Este patrón de conducta se ha manifestado en varios casos emblemáticos a lo largo de su carrera.
Protección a la Iglesia y encubrimiento de abusos
Uno de los episodios más oscuros de la carrera de Armendáriz es su manejo de las investigaciones sobre abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica. Tras la destitución del fiscal Emiliano Arias, conocido por su firmeza en la persecución de estos delitos, Armendáriz asumió la responsabilidad de los casos más sensibles, incluyendo los que involucraban a los maristas y jesuitas. Desde entonces, la fiscalía bajo su dirección dejó de solicitar acciones concretas y se filtraron declaraciones de la brigada de delitos sexuales a la prensa, generando un ambiente de impunidad.
El vínculo personal de Armendáriz con la Iglesia también ha sido cuestionado. Su padre, Pedro José Armendáriz Elórtegui, estrechamente relacionado con la congregación marista, fue acusado públicamente por una de sus hijas de abuso sexual. El fiscal desestimó las acusaciones, apoyando a su padre, mientras que su hermana, Angelina Armendáriz, se ha convertido en una activa denunciante de los abusos cometidos por su progenitor.
Caso Lavandero: Fabricación de pruebas y procedimientos irregulares
El caso del ex senador Jorge Lavandero es otro ejemplo de los métodos cuestionables de Armendáriz. Según diversas fuentes, incluyendo la psicóloga Susana Pedroza (de las madres de Plaza de Mayo), Armendáriz fabricó pruebas falsas, sobornó a testigos y realizó procedimientos irregulares para incriminar a Lavandero. Estas irregularidades fueron documentadas por Lavandero en sus libros “Desde la Cárcel” y “Asesinato de Imagen“, donde se relatan 23 atentados contra el debido proceso, cualquier de los cuales habría sido suficiente para anular el juicio.
El juez Héctor Toro, presidente de la sala penal de la Corte de Apelaciones, confesó en una entrevista con el diario Austral de Temuco, antes de fallecer, que el juicio contra Lavandero fue irregular y estuvo influenciado por intereses poderosos. Esta confesión añadió una capa de gravedad a las acusaciones contra Armendáriz.
El montaje contra Daniel Jadue
La reciente detención de Daniel Jadue bajo la supervisión de Armendáriz ha despertado evidentes sospechas sobre un caso de “lawfare”, donde el sistema judicial es utilizado para perseguir y eliminar adversarios políticos. Las circunstancias que rodean la detención de Jadue, la falta de pruebas contundentes y la trayectoria de Armendáriz en casos anteriores, sugieren que se trata de una maniobra para desactivar una amenaza política significativa para el sistema neoliberal en Chile.
Xavier Armendáriz ha demostrado a lo largo de su carrera un patrón de comportamiento que incluye la protección de intereses poderosos y la persecución de figuras políticas incómodas. Los casos de la Iglesia Católica, Jorge Lavandero y ahora Daniel Jadue, ponen en evidencia un uso cuestionable del poder judicial para influir en el panorama político y proteger a ciertos sectores de la élite chilena. La justicia en Chile, bajo su dirección, parece estar más al servicio de intereses particulares que del bien común.
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