SPUTNIK
Donald Trump pidió a su homólogo colombiano que vuelva a fumigar con glifosato los cultivos ilícitos de coca. Iván Duque ha reafirmado su intención de reintroducir la aspersión del agrotóxico a gran escala. La decisión afectaría sensiblemente a los polinizadores, principalmente a las abejas, que ya están amenazadas y son claves para el planeta.
En el planeta hay 1.400 millones de insectos por cada persona y, según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), más de un tercio de todas las especies están en peligro de extinción. La deforestación es una de las actividades humanas que más afecta la biodiversidad y los insectos, entre ellos a las abejas, que desde el año 2000 se están muriendo de manera acelerada.© REUTERS / BENOIT TESSIERBayer tendrá que pagar a una pareja 2.055 millones de dólares porque su glifosato les causó cáncerLas abejas son fundamentales para el mantenimiento de la vida sobre la tierra debido a su rol como polinizadoras. Al transportar el polen de una a flor a otra, estos insectos aumentan la producción de los alimentos que ingerimos los seres humanos entre un 20 y un 40%.
En Colombia, desde marzo de 2018 se han tomado importantes medidas para proteger a los polinizadores y sus hábitats. Sin embargo, en diciembre de 2019 el Gobierno colombiano publicó un proyecto de decreto para reintroducir la aplicación a gran escala de glifosato para destruir los cultivos ilícitos de coca. Aunque aún no está aprobado, Duque reafirmó su intención de hacerlo este 2 de febrero, tras una reunión que el mandatario tuvo con Trump en la Casa Blanca.
Las aspersiones aéreas para la lucha antidrogas fueron suspendidas cuando el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos acogió una advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que consideró al glifosato como «probablemente» cancerígeno.
El glifosato (conocido también por el nombre de su marca ‘Roundup’, de Monsanto), es un herbicidas de amplio espectro, porque es tóxico para casi todas las especies de plantas. En el mundo se usan al menos unas 700.000 toneladas de glifosato, cada año.
Ya en 2018 la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) había publicado un artículo en el que advertía que el glifosato es peligroso para las abejas, que debilitar su sistema inmunológico y altera su microbioma intestinal. Esto, según los científicos, es una prueba de que el glifosato contribuye al declive de las abejas en todo el mundo.
Además, un estudio de 2019 realizado por dos facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA) analizó el efecto del glifosato sobre el desarrollo de las larvas de abeja y encontró que impactó de forma negativa en su supervivencia.© REUTERS / THILO SCHMUELGENEl ‘coctel de genes’ que nos envenena«Lo que encontramos fue que las larvas se desarrollaron más lentamente; es decir, muchas de ellas tardaron más en convertirse en adultas y alcanzaron pesos más bajos que las que no ingirieron glifosato. Estos resultados muestran que, aun cuando las dosis que usamos no fueron letales, las consecuencias a largo plazo serían negativas para la supervivencia de las abejas», advirtió al portal web Todo Campo Walter Farina, docente del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales e investigador del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias.
Al tener un crecimiento hasta en un 40 % más lento, «algunas abejas podrían no llegar a estado adulto», pero de conseguirlo serán de tamaño 30 % más pequeño. «Esto implica niveles de reservas menores y un sistema inmune empobrecido, lo cual reduce la probabilidad de que la colmena sobreviva a períodos de bajos recursos y puede alterar su dinámica poblacional», dijo Farina.
Como si fuera poco, los investigadores de la UBA señalaron que las abejas expuestas al glifosato pueden tener dificultades para percibir el dulzor de un néctar y también para aprender la relación entre un olor floral y «la recompensa». Esto agrava la situación de las polinizadoras, ya que la flora nativa en los agroecosistemas está empobrecida y cada vez se deben esforzar más para hallarla, dijo a Todo Campo.